En su segunda edición, Café con Graduados convocó a la legisladora provincial Luciana Echevarría y la intendenta de Despeñaderos Carolina Basualdo para debatir sobre comunicación, política y gestión pública.
“Con una palabra, como con el silencio, se pueden decir muchas cosas. Muchas cosas, como entre el bullicio, se pueden entender con una palabra. La palabra mediocracia es un buen ejemplo de ello: ¿Gobierno de los medios? ¡Nada menos! ¿Están los mass media al borde de la ‘toma del poder’? Lo estén o no –y más allá de lo engañoso que pueda ser tal interrogante–, lo cierto es que las sociedades diversas e interactivas que arribaron al nuevo siglo están cada vez más mediatizadas; como lo están también la política, la función de gobierno, el poder…”, afirma José Luis Exeni Rodríguez. El autor boliviano sobrevoló el debate del segundo Café con Graduados, que como parte de los 50 años de Comunicación en la Universidad Pública se desarrolló en el Centro Cultural Córdoba España.
Mujeres, comunicadoras y políticas, egresadas de Comunicación Social, abordaron desde el borde de ambas profesiones la crisis de un sistema donde, mientras, los medios y las redes profundizan el discurso de la anti política, desde los sectores más comprometidos de la política se buscan herramientas comunicativas que permitan acercarse al vecino. Hacerlo parte no sólo del discurso, sino de una transformación colectiva que creen posible.
“Desde los medios se profundiza un poco este discurso antipolítica que hay en la Argentina, con ejemplos que son fundados. Pero, por el otro lado, sabemos que es la política la única manera de transformar la realidad. Y tenemos que defender eso, como el sistema democrático y la política, como sistema de transformación”, dice Carolina Basualdo, actual intendenta de Despeñaderos por Hacemos por Córdoba, ex secretaría de Equidad de la provincia y licenciada en Comunicación Social.
“No debemos caer en la política como desprestigio. Nosotros estamos todo el tiempo tratando de demostrar que hay otra forma de hacer política. Que hay otra forma de encarar la función pública”, aclara Luciana Echevarría, legisladora provincial por el Movimiento al Socialismo, licenciada en Comunicación Social y docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
El debate Café con Graduados/as: de la Facultad a la función pública, coordinado por Edgardo Litvinoff, secretario de Graduados de la FCC-UNC, reunió a dos jóvenes políticas, comunicadoras y mujeres, cuyo paso por la entonces Escuela de Ciencias de la Información (ECI) resultó trascendental no sólo en su carrera sino en su línea de vida.
Estudiantes de una universidad politizada
Basualdo y Echevarría llegaron a la “Escuelita” entre mediados de la década del 90 y el amanecer del milenio. Cuando una llegaba, la otra se iba. Pero hay algo común en sus historias: ambas arribaron desde colegios privados, sin saber demasiado de la Licenciatura en Comunicación Social que estaban emprendiendo. Pero además, sus participaciones activas en la política, más tarde o más temprano, fueron una sorpresa para sus familias. “Todavía están esperando que se me pase”, dice Echevarría, entre risas.
“Entré en el 2000 y en el 2001, estalló todo. Veníamos de los recortes a la educación de (el entonces ministro de Economía, Ricardo) López Murphy”, relata la hoy legisladora. Tomas de facultades, movilizaciones, asambleas barriales fueron el contexto de los primeros años en la ECI. “Al calor de todo eso saqué la conclusión de que esa pelea que estábamos dando en defensa de la educación pública era una pelea que había que trasladarla a todos los ámbitos”, recuerda.
A Carolina Basualdo, el 2001 la encontró en Italia, adonde viajó becada después de egresar de la ECI. “Era tremendo. La gente nos quería ayudar. Nos ofrecía plata. Y nosotros no entendíamos cómo ese país que veíamos por televisión se había transformado”.
La política llegó a la vida de Basualdo casi al mismo tiempo que su paso por la Universidad. Pero no fue en el ámbito universitario, sino en las calles de su pueblo. Fue parte de la juventud que se integró al gobierno de la entonces intendenta de Despeñaderos, Hilda Grasso. Y a los 22, fue candidata a concejal por el Partido Justicialista, para después ser secretaría de Equidad y legisladora departamental, antes de ser elegida como intendenta. “Ella (Grasso) nos abrió el espacio a los jóvenes, para participar, dictar talleres mientras estudiábamos, independientemente de nuestras extracciones políticas”.
Entonces rememora sus primeros días en las baterías de la “Escuelita”: “Venía dos horas antes para poder sentarme y tomar apuntes. Entonces el choque fue importante, de pasar de una secundaria privada, de un pueblo y de una parroquia, a la Universidad Pública. Me chocó eso de tener todo un esquema armado a que la responsabilidad fuera armar nuestro propio camino. Buscar las notas, los apuntes. Sobrevivir en la Universidad Pública, algo que te lleva a defenderla siempre”, destaca Basualdo.
Echevarría añora esa Facultad arropada en la casa chiquita, lejos de los grandes edificios y con más encuentros colectivos y discusiones políticas a flor de piel. “Yo vivía literalmente en la facu. Llegó el momento en que estudiaba en facu, trabajaba en la facu, militaba en la facu… Ahí tenía mis amigos, ahí encontré mi pareja que es el papá de mi nena. Era estar de la mañana hasta la noche. Ahí donde están haciendo el edificio nuevo era donde estaba el famoso bosquecito y donde hacíamos las fiestas para juntar plata. En las tomas, tanto en el 2001 como en el 2005, era dormir y comer en la facu. Y es algo que está en nuestro corazón”, dice.
Una identidad proyectada a lo público
Es difícil saber cuándo la Comunicación las fue posicionando en la política o cuando la política las posicionó de tal manera que, a través de las urnas pasaron a ser portadores de las voces del pueblo. Sin embargo, Basualdo se emociona al recordar que fue el mismo barrio en el que desarrolló su tesis acerca del patriarcado y la violencia machista –siguiendo a Pierre Bourdieu– adonde llegó como funcionaria años después para abrir salas cunas que, gracias a la deconstrucción de los discursos políticos y sociales permitirían, según su visión, un espacio más justo para los niños. “Fue como algo circular. Y me dije, mirá a donde terminé volviendo”.
“Tanto la carrera como la Facu me han aportado un montón a la militancia como a la gestión pública como me toca ahora, desde un lugar, desde una banca. En primer lugar esto que nos machacan desde el primer día: la construcción de pensamiento crítico, de cuestionar lo dado, de desnaturalizarlo, de hacernos preguntas, que es algo fundamental para nuestra profesión, pero si pensamos y hacemos el ejercicio es algo fundamental para todos los órdenes de la vida”, abona Echevarría.
A la charla faltaron con aviso dos otros dos egresados y políticos: Cecilia Checha Merchán, ex secretaría de Políticas de Igualdad y Diversidad de la Nación, y el diputado nacional Pablo Carro.
Para Basualdo, “es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros deconstruir y construir un nuevo vínculo con los vecinos, con los ciudadanos. Creo que, a partir de nuestro paso por la universidad pública, somos muchos más los que llevamos adelante una idea de construir colectivo”.
“Comunicación y política no pueden existir sin la otra. Si entendemos a la política como acción transformadora por el otro y junto al otro, es algo que está atravesado de punta a punta por la comunicación”, cerró Echevarría. La discusión permanece abierta.
Texto: Roy Rodríguez, área de Producción y Transmedia FCC-UNC
Fotos: Pedro Fraire, área de Comunicación Institucional FCC-UNC