El colectivo de militantes de La Poderosa en Córdoba denuncia la privación del derecho a la educación que padecen los sectores populares de esta y otras provincias en el contexto de la cuarentena por el Covid-19.

Por Yanina Arraya *

“La educación es siempre un quehacer político, en tanto quehacer humanista y liberador en lucha por la emancipación” 
Paulo Freire

Todas y todos tenemos presente la imagen de grandes referentes del deporte, la cultura y la política gritando de manera efusiva en la tapa de la revista “La Garganta Poderosa”, evocando y acompañando la indignación por la realidad en la que viven muchas y muchos barrios del territorio argentino.  

Una vez más y en el marco de la campaña #ContagiáConectividad, La Poderosa (1) lleva un mensaje sobre la situación que están viviendo los barrios de toda la Argentina: 

“Sabemos que cuando termine 2020 habrá una cifra de 8,2 millones, lo cual equivale a 62,9 por ciento de los niños y niñas que estarán en la pobreza.  Por este motivo, ya no los esperamos, lanzamos la campaña,artistas, donaciones y corazón, hasta que la lección resuene por allá, ¡gritando y desautorizando a la desigualdad! 

Tejiendo las redes que nos sostienen cada día, caminando estos pasos con la dignidad como guía, combatiendo el aislamiento de la incomunicación, garantizando en nuestras barriadas la educación, siendo realistas al soñar lo imposible, gritando bien fuerte contra lo inadmisible, haciendo que se replique nuestra voz, sabiendo que contamos con vos, nos paramos de manos para arrancar de raíz tanta desigualdad.  Para que podamos estudiar, #ContagiáConectividad” (2).

A partir de su denuncia, dialogamos con los integrantes de la La Garganta Poderosa, revista mensual de cultura villera, lanzada en el 2010 por el movimiento social La Poderosa, cuya redacción en Córdoba funciona en el  Círculo Sindical de Prensa (Cispren),  quienes se refirieron a la situación socio-educativa que afrontan los sectores populares en la provincia.

-¿Cómo es estudiar hoy en Córdoba en los barrios?

-Estudiar hoy en los barrios, significa un privilegio. Significa contar con los medios tecnológicos necesarios para poder hacerlo, y conseguirlos por tu cuenta porque el Estado no los entiende como un derecho. Sabemos la cruda realidad, de abandono y manoseo a los barrios populares que se recrudeció en los últimos años. Y en esta época de pandemia mundial, aún más. Aumento de pibes que comen en los comedores que con mucha dignidad sostenemos las organizaciones sociales, falta de trabajo, violencia y abuso por parte de las fuerzas de seguridad, falta o irregularidad en los servicios básicos esenciales. Y en todo ese contexto, intentar sostener los estudios con un celular para una familia y mediante datos móviles, se vuelve imposible. Defendemos la escuela pública, y la entendemos como un espacio de encuentro y de ejercicio de los derechos. Pero ahora, en el contexto de educación virtual durante la emergencia sanitaria, estudiar se hace cada vez más difícil.  La situación en los barrios de Córdoba es que muy pocas familias cuentan con WiFi. Quienes tienen algún aparato tecnológico, en la gran mayoría son celulares con datos móviles. Y, para ilustrar un ejemplo, el jardín de barrio Yapeyú cuenta con internet de 1 mega únicamente, el cual hace que la conectividad sea de muy mala calidad. Cuando desde la institución se solicitó una solución, no fue posible ya que la empresa tiene muy pocxs usuarios en el barrio y por ende no era posible aumentar los mega. 

¿Cuál es la situación de las familias en cuanto a tecnologías para poder llevar adelante la virtualización de la educación?

-Es variada, están las familias que tienen celulares donde les llega el material de estudio y pueden descargarlo, están quienes no tienen datos para hacerlo, y están quienes directamente no tienen un celular ni para tener comunicación con la escuela. 

¿Qué porcentaje de niñes están pudiendo acceder a la escuela? 

-La cantidad de niñes y adolescentes que están pudiendo acceder a la escuela depende del nivel educativo. El nivel secundario es donde más adolescentes abandonan. Corrigiendome, que el Estado abandona y esto hace que tengan que dejar la escuela, por ejemplo, para trabajar. Las escuelas junto con sus docentes están haciendo un esfuerzo inmenso por llegar a todas y todos, pero hay situaciones en las que esto se hace muy difícil. En este contexto, principalmente por la falta de conectividad. Hoy, acceder a la escuela significa contar con esa herramienta.  Con respecto a los materiales impresos, las escuelas trabajan con los cuadernillos de Nación y/o con actividades y propuestas más situadas y contextualizadas que les entregan a cada estudiantes (muchas veces con dinero que sale del bolsillo de maestros). Sin embargo, sin el acompañamiento de un docente en el abordaje de los contenidos es muy complicado.

¿Cuál es la situación socioeconómica de la familia para acompañar a los niñes y adolescentes?

-En los barrios populares muchas de las familias son trabajadoras de la economía popular, son changarines, y los primeros meses de la cuarentena golpeó fuertemente las economías de esas familias. En medio de esa crisis económica dentro de las casas los padres y madres tenían que elegir entre comer o poder cargar datos en el celular o imprimir los archivos que se envían desde las escuelas.

¿Qué emociones y qué pensamientos tienen respecto a la educación en aislamiento, a la distancia mediada por la tecnología?

-Desde ya, toda esta situación es difícil, angustiante y agobiante. En estos meses se hizo mucho más difícil sobrevivir en las condiciones en que muchos barrios estamos, por ejemplo en la Villa 31 de Buenos Aires, Ramona Medina falleció no por Covid-19 si no por desidia del Estado. Denunció todas las veces que pudo la falta de agua en el barrio cuando nos decían que era indispensable lavarse las manos, y Ramona como tantos otros, sin agua, no podían hacerlo. En El Sauce, en Sierras Chicas, nuestras compañeras no tienen una red de agua potable propia, y dependen de que les lleven agua una vez por semana, entonces la realidad es muy difícil. Una de nuestras bases como organización es la educación popular, el encuentro cara a cara, las rondas con pibes y pibas para compartir, crear y recrear saberes, para denunciar lo que nos pasa, para que cada situación difícil que atravesamos en los barrios le podamos encontrar una respuesta colectiva; para expresarnos desde el arte, con murga, música, murales, cuentos, para hacer un picadito de fútbol popular. No poder encontrarnos físicamente es algo que indudablemente nos angustia, nos cuesta.
Defendemos la educación desde el encuentro cara a cara, desde la pregunta que incomoda, junto con la escuela y maestras y maestros como compañeros. Y en el actual contexto en donde todo esto pasa al plano de la virtualidad, es donde todas las injusticias y desigualdades históricas que padecemos, se recrudecen. Sin Internet como un derecho básico fundamental, no se puede hablar de educación virtual, no se puede estudiar, y es mentira que nos ”seguimos educando”. 

-¿Qué pasa cuando terminemos el aislamiento y se vuelva a la presencialidad? ¿Algún desafío puntual prioritario para la nueva normalidad?

-El desafío que vemos es la brecha que va a crecer entre quienes pudieron tener acceso a la conectividad y quienes no. Ese es el punto fundamental, antes era complejo para las vecinas y vecinos poder sostener un proceso de escolaridad presencial, por las propias dificultades que el sistema capitalista impone donde priman los méritos individuales, por tener que ayudar con tareas del hogar, por tener que dar una mano trabajando para aumentar los ingresos en sus casas u otras dificultades. Y hoy, con 5 meses de cuarentena obligatoria, sin poder acceder a la conectividad, sin poder estar incluidos dentro de la educación virtual, lanzamos el proyecto “Contagiá solidaridad” para poder hacer que los barrio puedan tener acceso a ese derecho. Lo que proponemos son nodos de conectividad abierta donde cualquier vecina o vecino que necesite acceder para hacer la tarea o un trámite por internet, pueda hacerlo. 

(1) La organización social La Poderosa nace en 2004 y toma su nombre de la moto con la que el Che Guevara y Alberto Granado realizaron su viaje por Latinoamérica. Está compuesta por 120 asambleas vecinales, presente en villas y asentamientos en todas la provincias del país y también en 12 países de América Latina, como Uruguay, Cuba y Brasil. Mediante talleres de educación popular, cooperativas de trabajo, debate permanente y lucha en las calles, buscan la transformación de los barrios, en pos de una sociedad justa e igualitaria.

(2) Sin señal de nuestro futuro. Descargado de  https://lapoderosa.org.ar

* Prosecretaria de Producción y Transmedia y docente de la FCC-UNC.