Por María Paulinelli *

Otras miradas sobre nosotros: tiempos análogos y juegos con la verdad

Del déjà vu de un pasado siniestro, en Síndrome 1933 de Siegmund Ginzberg, al experimento en clave de un futuro que llegó hace rato, en Hipnocracia de (el presunto) Jianwei Xun.

Alemania, 9 y 10 de noviembre de 1938. La llamada "noche de los cristales rotos" fue un ataque masivo y coordinado del nazismo contra la comunidad judía alemana. Cientos de comercios, sinagogas y hogares de familias judías fueron destrozados o incendiados / Foto: Enciclopedia del Holocausto https://encyclopedia.ushmm.org

¡Hola!

Y vuelvo a encontrarme con ustedes. A saber que estos momentos tienen la certeza de ser nuestros, especiales, únicos en la consistencia del afecto, de la pertenencia a un espacio –que tuvo, y también tiene, su historia– que pretendió hacer mejor el mundo.

Por eso vuelvo. Porque creo que podemos nuevamente, significar una propuesta de entender este tiempo que vivimos… que se desgrana en imposibilidades que no logramos entender… que entraña cambios que logran sacudirnos… que nos hacen sentir esa ajenidad incomprensible que es la angustia, la tristeza, la lejanía con los otros.  

 Allá, en un ya lejano marzo, hablábamos de hacer textos que metafóricamente, significaran una brújula que condujera a la esperanza.

Y empezamos a recorrer, entonces, un ciclo de reseñas con las que, desde un mundo signado por la pobreza, la violencia, la banalidad y la desaparición de la política, pudiéramos atisbar las voces que insisten en reconocer la posibilidad de una Humanidad distinta.

Lo hicimos en la consideración de la política y sus formas bastardeadas. Asimismo, desde esa mirada que considera el cambio climático como una forma más de deshumanización. Y también, entremezclamos las voces de nuestros egresados en la revisión de las versiones de la Historia que vivimos.

Ahora, seguimos en esta suerte de brújula que significan esas presencias que encontramos, que aparecen, que reconocemos imprescindibles, necesarias.

Y entonces, busco y leo –en la plenitud de este invierno que me abraza, nos abraza–  las voces de quienes aún piensan, de quienes interpelan.

Uno, desde las similitudes de épocas que arrojan cierta transparencia, cierta cercanía.  Síndrome 1933.

Otro, desde la particularidad de una enunciación que marca diferencias. Hipnocracia. Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad.    

Y allá vamos.

Me seduce contarles mi  experiencia. Mi sorpresa. El descubrimiento que significa dar vuelta cada hoja… y esperar que pausada, lentamente, podré llegar a comprender cada texto, identificar cada propuesta, comprender la maravilla que dicen las palabras.

Y recién entonces, encantarlos  a ustedes. Lograr que se interesen y también lean. Y volvamos a estar juntos en esa magia que solo provoca la lectura.

Siegmund Ginzberg, autor de Síndrome 1933 / Foto: Gatopardo

Similitudes en las épocas

Siegmund Ginsberg escribió hace pocos meses Síndrome 1933. La totalidad de las significaciones que es el texto, me subyuga, me encandila… Puedo decir que me enamora.

El ensayo permite –en estos tiempos– esa riqueza, esa multiplicidad apabullante de discursos que, en la voz de un italiano, adquiere toda la vitalidad necesaria para, no solo discurrir sobre el mundo que habitamos, sino también, aventurar sobre las posibilidades diferentes que adquieren las miradas desde una subjetividad que se desparrama sin límites, sin normas. Así dice: Las analogías son un terreno resbaladizo. Pero también han sido siempre una herramienta para entender el mundo. Con este libro nunca he pretendido sugerir que vayan a repetirse los acontecimientos. Por una suerte de superstición, deseaba conjurar el peligro enumerando todo lo que recuerda al clima de la década de 1930 en Alemania y que resultaba imperioso frenar. En cambio, cuando regreso a estas páginas, constato perplejo que las cosas siguen empeorando.

La significación de este fragmento, se reitera una y otra vez. Reproduce de algún modo la estructura del texto, en esa enumeración que se propone, pero también, remedando ese conjuro capaz de detener desde la magia que tienen las palabras, esa similitud de época que insiste en producirse en nuestros días. La estructura reafirma esa multiplicidad de discursos.

El texto se inicia con una Nota a la edición española. Aventura una analogía con una  expresión de Adolf Hitler que bien podría pertenecer a Donald Trump o a John Donald Vance, su vicepresidente. Los humaniza. Define sus contradicciones. De esta manera, nos introduce en la problemática del ascenso vertiginoso del nacionalsocialismo y sus similitudes con el presente. Pero también, expresa su optimismo inalterable –no solo en la mención del reconocimiento de la relevancia de sus lectores– sino en el fragmento que cierra la nota: En el mundo entero, la política se encuentra en uno de los momentos más bajos, exactamente igual que en la República de Weimar. Pero estoy convencido de que también, sigue siendo lo único que puede salvarnos.

Once capítulos numerados y convenientemente titulados estructuran el texto con una particularidad: tienen una especie de sinopsis en letra cursiva que permite acceder al resumen del capítulo en cuestión. Esta modalidad de la sinopsis –como recurso– se reitera en los fragmentos que completan la estructura. Un listado de los textos publicados últimamente sobre el tema, integra Las lecturas sobre y en torno a 1933. Seguidamente, se completa con una Breve biografía del autor.

Un fragmento final, titulado Sinopsis –supuestamente escrito por el editor– insiste en ese tipo de estructura discursiva del texto. Plantea el tema. Reitera la necesidad de revisar la Historia para finalizar con una cita indispensable en la comprensión de los objetivos del texto: “¿Y si, de repente, una pesadilla de la que habíamos despertado hace tiempo, que apenas recordábamos, arremetiera mortalmente contra nosotros?”

La lectura nos reitera esa multiplicidad discursiva  en la investigación de temas concomitantes que posibilitan no solo justificar el ensayo a través de los signos que denotan el síndrome tanto en la remisión permanente a la actualidad en diferentes acontecimientos, como en el uso de un lenguaje que experimenta las distintas funciones.

La apelación permanente al lector en el relato en el presente de hechos que ratifican y documentan la referencialidad de situaciones. 1933 / Siglo XXI: Hago zapping, Me detengo en un episodio de Piazzapaulita, el programa semanal de actualidad… Me invade la pavorosa sensación de haber oído antes el tono agitado, los intercambios de insultos, las insinuaciones, la propensión al linchamiento de personas de carne y hueso que proliferan –desde hace años– en las consignas que se oyen en los estadios o en las plazas, en las broncas en el Parlamento, en la televisión, pero sobre todo en las redes. Insulto ergo sum.

Las interrogaciones que profundizan la comprensión de la lectura: ¿La política altera el lenguaje? ¿O es el lenguaje en que cambia la política?

La nota al pie de página que ratifica esa participación imprescindible del lector. Nota 5. Esta es una referencia a Hitler pero siguiendo el espíritu de este libro, el lector puede insertar cualquier nombre que le venga a la mente. (Nota del autor).

 

Las transcripciones de textos literarios, periodísticos que demuestran la dimensión, la exuberancia de la investigación realizada. Así, la inclusión de un relato de un chino por ejemplo,  como la serie de predicciones y profecías literarias, más las referencias a distintos discursos de la literatura y el cine. Pero es en el uso del lenguaje en todas sus posibilidades, lo que confiere al texto, un carácter particular. No solo en el uso de la función apelativa –ya señalada en la presencia del lector– de la función referencial y del metalenguaje, sino en la preeminencia de la función poética. Esta potencialidad se reconoce en los títulos de los capítulos así como en las comparaciones y metáforas incluidas. El camino del infierno está empedrado con elecciones… Mefistófeles en la economía

Y así podríamos seguir transcribiendo y transcribiendo.

Prefiero que ustedes encuentren estas maravillas en la lectura que realicen. Una lectura desde la ductilidad de un narrador que siempre está presente pero que nos obliga a nosotros, lectores, también, a estar presentes. ¡Maravilla de este texto!     

El filósofo Andrea Colamedici se presenta como "traductor" y es quien ideó el experimento con Inteligencia Artificial que prohijó a Hipnocracia y su "autor" Jianwei Xun / Foto: Perfil

Particularidad de una enunciación

Abro el libro Hipnocracia.  No encuentro datos del autor. Siento que  Jianwei Xun se me escabulle. Busco información y finalmente compruebo que no existe, que es un nombre ficticio. Que el texto es producto de la Inteligencia Artificial.

Y entonces, entonces entiendo que el fragmento inicial sea una Nota del Traductor, Andrea Colamedici. Nombre citado como responsable de la enunciación y posterior publicación.

Esto también me permite entender la significación de ese primer capítulo Experimento en Berlín donde se narra la experiencia de un grupo de investigación. Transcribo: El proyecto dirigido por Marcus Heidemann, consistió en la creación y difusión controlada de una narrativa compleja en diferentes estratos de la sociedad alemana. El experimento implicó la publicación de un libro filosófico ficticio, Die digitale Dammerzustand (El estado crepuscular digital) atribuido a un académico japonés inexistente, Hiroshi Tanaka. El libro, que analiza los mecanismos de manipulación de los medios contemporáneos, fue escrito colectivamente por el equipo de investigación utilizando algoritmos de inteligencia artificial para generar partes del contenido.  

Entiendo entonces, la significación que me remite no solo a entender y calificar el texto mismo, sino que define la instrumentalización de una versión diferente sobre la construcción de la realidad contemporánea. Así dice: El caso destacó cómo en la era digital la verdad es menos una cuestión de  hechos verificables y más bien una función de redes de significados interconectadas y auto validadas.   

Conocido esto, leo y leo.

Hipnocracia y Jianwei Xun / Imagen: https://www.safecreative.org/

Me asombra el ordenamiento de datos. Una secuencia lógicamente perfecta. También me sorprende la ausencia de ese autor que me interpele, reducido acá a esa tercera persona omnisciente, soberana, y con solo presencias esporádicas en la voz de una primera persona plural que –de tanto en tanto– emerge para decir necesitamos o algo similar.

Veo que la estructura no admite confusiones ni dudas ni posibles interferencias con errores. Los contenidos se deslizan imperturbables, indoloros, sin mezclarse con la ruindad del error que puede constituir la posibilidad u otra probabilidad. Totalmente coherente con los cambios que se enuncian.

Después de la Nota del traductor –que señalamos– continúa una Introducción que expone sintéticamente los cambios que se producen como consecuencia de los avances tecnológicos. Una especie de mapa conceptual.

Dos partes estructuran el texto, fragmentado en capítulos numerados y titulados. La Primera parte –Diagnóstico actual– con once capítulos. La Segunda parte –El ejercicio de la resistencia– con nueve capítulos.
Un Epílogo –Otro plan–  cierra el texto. Es una suerte de sinopsis de las  propuestas enunciadas, pero que  también expone las limitaciones de ese tipo de enunciación. Concluye así: No tenemos respuestas definitivas a estas preguntas. Lo que estamos presenciando no es simplemente una acumulación cuantitativa de tecnologías y estados alterados de conciencia, sino la proximidad de un salto cualitativo en la evolución de la conciencia misma. La hipnocracia, en su intento obsesivo de cuantificar y controlar cada aspecto de la experiencia, puede haber creado inconscientemente las condiciones para el surgimiento de algo radicalmente diferente.

El empresario Elon Musk y el presidente estadounidense Donald Trump, en el Salón Oval de la Casa Blanca / Foto: Jim Watson - AFP

Las remisiones a acontecimientos históricos expresados en el título del texto, ceden su lugar al reconocimiento de formas nuevas y diferentes de pensar y construir la realidad. En definitiva, un ensayo de propuestas de categorías disímiles a las existentes, pareciera definirlo.  

Vuelvo al texto inicial. La nota del traductor. Me interesa compartir las afirmaciones enunciadas. Comienza así: Con Hipnocracia tuve la sensación inmediata de estar ante algo raro: un texto que no se limita a fotografiar el presente sino que consigue mostrar su funcionamiento interno.

Es decir que el texto desarrolla –en una suerte de metalenguaje– los cambios que supone la hipnocracia. De ahí que continúe: El autor construye su análisis a través de una serie de conceptos  originales que iluminan diferentes aspectos de esta condición: borde algorítmico, soberanía perceptual, resistencia oscura, por nombrar algunos. No son simples metáforas, sino herramientas para comprender y navegar en un panorama donde los mapas antiguos ya no funcionan.

 

Esto justifica la estructura en dos partes. La primera analiza el homo social, a partir de estos cambios conceptuales. La segunda parte, ofrece un mapa para orientarse en el territorio confuso y fascinante de la contemporaneidad y nuevas maneras de desertarlo, sabotearlo y habitarlo. Por eso se habla de resistencias.  Las distintas maneras de obviar los condicionantes de una construcción de la realidad gaseosa, móvil, múltiple. Por eso, también, se nombra la alfabetización de la realidad a  esa capacidad de reconocer y navegar entre diferentes sistemas de realidad manteniendo al mismo tiempo un núcleo rector de autonomía perceptiva.

 Ya se había señalado la correlación de las propuestas con las singularidades del contexto italiano en su dinamismo político y social. Por eso decía: Publicar este libro hoy  en Italia significa ofrecer una herramienta crucial para la comprensión no para revelar la verdad -eso sería una promesa hipnocrática, para usar las palabras del filósofo chino-, sino para desarrollar lo que el autor llama alfabetización de la realidad. 

Y ustedes me preguntarán; ¿Y Trump y Musk? En la Introducción se definen como figuras emblemáticas, artífices y símbolos de esta era del mundo, quienes no son simplemente individuos poderosos, son los sacerdotes de este nuevo para clima, fuerzas opuestas pero complementarias en la batalla por la realidad. Por un lado, Trump, vacía el lenguaje… Musk inunda nuestra imaginación con promesas utópicas que designadas a nunca materializarse, arrastrando nuestras mentes a un trance perpetuo de anticipación obsesiva. Juntos modelan los deseos, reescriben las expectativas, colonizan el inconsciente. Juntos han perfeccionado el arte de crear crisis y luego proponerse como solución.

Una mirada a los últimos acontecimientos, ratifica esta afirmación.  

Podría seguir indagando y preguntándome sobre estas tendencias transformadoras. Podría seguir revisando ese homo social definido en sus vinculaciones con el medio social, económico, político y cultural.

También podría interpelar la validez de ese nuevo mapa para orientarse en las nuevas dimensiones de la realidad.

Podría… podría…

Los dejo con el texto. 

Se los digo aunque, tal vez, lo han intuido. No logran enamorarme las disquisiciones sesudas de investigadores abarrotados atrás de la inteligencia artificial. Necesito de la singularidad de una mirada, unas palabras, una inflexión, un gesto… que me diga cómo siente el mundo, cómo lo reconoce y lo que es mejor: cómo lo puede mejorar. 

¡No dejen de leer!

Hasta más vernos. 

María 

Textos

Ginzberg, Siegmund. 2024 Síndrome 1933  Gatopardo Ediciones. Barcelona España.

Xun, Jianwei. 2025. Hipnocracia. Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad. Edizione Tlon. Roma Italia.

 * Docente e investigadora. Fue profesora de Literatura Argentina y Movimientos Estéticos, Cultura y Comunicación en la ex ECI, a la que dirigió en dos oportunidades. Es la primera Profesora Emérita de la FCC-UNC.