Por Sofía Lourdes Tortone
La propuesta de Iván Lomsacov y Agustín Antonacci de recorrer las cuatro décadas de democracia a través de canciones de rock “que nos conectan como argentinos” mostró “por qué seguimos mamando la libertad 40 años después de la dictadura”. Crónica de una ceremonia político-musical. Al final, la playlist completa.
El miércoles 7 de junio, a las 12 del mediodía, nos encontramos en el aula 14 de la Facultad de Ciencias de la Comunicación para escuchar música. Sí, así como leés.
“Viaje a la libertad. La recuperación democrática en 40 canciones de rock nacional”, era el título de la charla -durante la IV bienal de Periodismo y Comunicación-, coordinada por Iván Lomsacov y Agustín Antonacci, ambos integrantes de la cátedra de Producción Radiofónica.
Cuando encontré la propuesta, me pareció super interesante. El rock me encanta, así que fue como la actividad perfecta para mí. Asistí con muchas ganas y me fui llena de canciones en la cabeza y nuevos tarareos para masticar.
Entre el público, encontrabas a ese tipo de personas que suele caminar con auriculares por la calle, que tararea y toca baterías invisibles en el colectivo, que se nota desde afuera que disfruta escuchando música. Y estar entre ese tipo de personas, desde el inicio me hizo sentir muy cómoda.
La charla fue transitando por distintas canciones de rock que salieron entre 1982 y 1987 en la Argentina, que tenían algo para denunciar en sus letras, pero que -como resaltaba Iván- lo hacían a través de metáforas, alegorías o entredichos, para mantener la cautela y no llamar mucho la atención de los represores.
Pero también, en parte, esta era una decisión estética que compartía el rock nacional en esos años. Muchas de estas canciones eran personales y no buscaban hablar de la dictadura cuando se escribieron, pero aunque no estaban dirigidas a hablar de eso, todas compartían temas en común y eran sugerentes en lo ambiguo, permitiendo que quienes las escuchaban se sintieran identificados con ese sentir que se iba volviendo colectivo. La libertad fue uno de esos temas recurrentes.
Los dos expositores dividieron la escucha de las canciones en tres etapas, que nombraron a partir de las mismas letras de las canciones. Primero, “Se abren puertas en el medio de la jungla”, en referencia a los años finales de la dictadura (1982 y 83), en donde ya se veía que iba a terminar y se abrían espacios de difusión del rock en momentos de completa oscuridad. El nombre de esta primera etapa se tomó de la letra de Una canción diferente, de Celeste Carballo, en la que habla de una necesidad de paz en donde las voces de todos empiezan a escucharse juntas.
De las canciones de esta etapa, además de la de Celeste, las que más me gustaron fueron: Viaje a la Libertad, de La Torre, Inconsciente colectivo y No bombardeen Buenos Aires, de Charly García, La isla de la buena memoria, de Alejandro Lerner, y El banquete, de Virus.
Después, “Todavía tengo en mente cambiar algo”, es el momento en el que se abre el país a la democracia y comienza a hablarse de las elecciones. Se rompe con la solemnidad y la rigidez que caracterizaba a las canciones anteriores, y los artistas de rock se inclinan más a lo divertido, a lo moderno y a las canciones más bailables, reflejando también en este nuevo ritmo un cambio de clima en Argentina.
De esta etapa me llamaron la atención: Gracias general, de Diana Nylon, Extra, extra, de Zas, Nuevos trapos, de Charly García, Hay que salir del agujero interior, de Virus, y Pensé que se trataba de cieguitos, de Los Twist.
Finalmente, “Por los que fueron y vendrán”, es la etapa más alejada de los días de la dictadura (entre los años 1984 y 87), en donde observan a la distancia lo que pasó, pero sintiendo el mismo dolor y vacío: por los desaparecidos, los exiliados, los que murieron en la guerra, los que nunca más volvieron a ser los mismos.
Mis canciones favoritas de esta etapa fueron: Demoliendo hoteles, de Charly García, Condenado, de Sobrecarga, y Obediencia debida, de Instrucción Cívica.
A lo largo de la escucha de canciones, que duró dos horas, Iván y Agustín buscaron traer bandas y artistas diferentes a los que conocemos o canciones más desconocidas de artistas que escuchamos un poco más. Me fui con muchos cantantes nuevos en la cabeza y con una lista de frases que me hicieron reflexionar y pensar en esas épocas que se atravesaban en los años ochenta.
También conectaron constantemente las canciones con la comunicación, que nos atraviesa particularmente a los estudiantes de la FCC, mostrando cómo era la forma que tenían los artistas de transmitir lo que sentían y pensaban en contextos de tan dura represión. De hecho, la charla comenzó con la escucha de una entrevista a Charly García, en donde él decía: “El rock and roll es comunicación”, y desde ahí todo el resto empezó a tener más sentido.
Pude notar en el transcurso de la actividad la atención concentrada de los presentes: se percibía interés en el tema y los pies y manos se movían al ritmo de la música, mostrando esa sensación de comodidad que sólo tiene el que escucha canciones que lo hacen sentir vivo. Canciones que nos conectan como argentinos y nos hacen sentir parte de algo más grande, de un colectivo que respira y siente de la misma manera, al que lo atraviesan los mismos huecos y rasgaduras.
Era increíble las ganas que tenía de aplaudir cuando sonaba alguna canción clásica, íconos del rock, que merecían que todos nos paremos a rendirle culto. Increíble.
Se siente muy bien que, aún cuando pasaron 40 años, el rock de los 80 y sus metafóricas letras nos siguen interesando, sigue intacta la necesidad de escucharlas, de analizarlas y comprenderlas, de disfrutarlas y dejar que atraviesen nuestro cuerpo como si fuese la primera vez que las escuchamos.
Posta que el sentimiento es así, y si te quedaste con ganas de escuchar un poco las canciones que pasaron, te dejo el link de la playlist que Iván y Agustín armaron para que las escuchemos on repeat: https://open.spotify.com/playlist/7BhkSRLc1pZI2M5zPNAGf6?si=1d7rLHVXT9uwQTb2Jof8qQ