La información es influenciada por múltiples variables pero la comunicación interna de un informativo determina la calidad del trabajo periodístico.

Por:  Hernán Ronco. Egresado ECI UNC. Periodista de los Servicios de Radio y Televisión de la UNC. Doctor en Ciencias de la Información.

¿Por qué todos los sistemas de producción poseen controles de calidad y a pesar de ello las noticias son tan arduas de calificar? Por lo general, los estudios científicos tratan superficialmente el asunto en el medio televisivo. En su tesis doctoral La Calidad de  las Noticias en Canal 10 (2014), Ronco comprueba la incidencia que tiene la comunicación interna en el resultado del trabajo profesional de los periodistas.

La investigación estuvo dirigida a detectar fenómenos, falencias y prácticas que repercuten en la calidad de las piezas informativas. Para comenzar, se trató de identificar los problemas de comunicación interna, en el área de redacción de un informativo, lugar donde se crea el producto que el televidente recibe.

Sabemos que un informativo depende de un complejo mecanismo. Requiere de un esfuerzo de intelecto, concentración, logística, originalidad y creatividad. Es diferente cada día y acaba en un producto tan fugaz como influyente para la sociedad: la nota periodística audiovisual. Este tipo de organización debe estar al servicio de la noticia y no al revés, y debe actuar con flexibilidad para afrontar con éxito la cobertura de los hechos.

En ese tren, las fallas en el sistema de comunicación interna se han intensificado con el avance de la velocidad de la información, la multiplicidad de fuentes, la integración de redacciones, las nuevas tecnologías, el surgimiento de nuevos medios y las demandas específicas de los televidentes. En esa trama amorfa e intensa, el informativo de televisión tradicional lucha por persistir en el tiempo.

Hablemos de calidad

Existe una falta de consenso mundial respecto al concepto de calidad periodística. La actual diversidad de perspectivas responde a los nuevos modelos de la televisión. Pero la tecnología no ayuda, por sí misma, a mejorar la calidad como un valor. La necesidad de discutir y replantear estándares profesionales para evaluar el trabajo de los periodistas podría mostrar un camino probable.

Estudios de este tipo se han multiplicado, sobre todo, en los países con una fuerte tradición de televisión pública. Bajo esa consigna, un canal como la British Broadcasting Corporation (BBC) decidió que la programación televisiva debía ofrecer una cobertura informativa completa, en profundidad e imparcial, que vehiculice el debate nacional. También plantearon favorecer y estimular el desarrollo cultural y el entretenimiento. Su manual contempla la incesante generación de programas educativos y el estímulo a la comunicación de la cultura y las ideas. Paralelamente, la Nippon Hoso Kyokai (NHK) trazó tres líneas directrices para mejorar la calidad de la programación difundida en Japón: Familiaridad, profundidad y diversidad.

En otro andarivel, los medios de comunicación audiovisual, pertenecientes a empresas privadas, se conducen bajo otros parámetros y prioridades. Un rasgo importante es el aumento de la facturación. Lo importante es que tanto las empresas públicas como las privadas poseen servicios informativos que funcionan con mecanismos similares. En todo caso, ante la gran oferta de información con que cuenta el ciudadano, la pérdida de profesionalidad, la falta de innovación y los plagios hacen que todas las cadenas de televisión sean iguales ante su mirada.

La hipótesis que guiaba la investigación de la tesis doctoral era la influencia de la comunicación interna sobre la calidad de la producción de las piezas informativas que conforman el “pautado” de los noticieros. Existen antecedentes que proporcionan datos sobre cómo debe abordarse la realidad y el sistema de producción periodística, en un medio audiovisual, o cómo debe ser la estructura de un canal de televisión que pretenda funcionar de manera competitiva, en el mercado de las comunicaciones masivas.

Sin embargo, no se ha hecho hincapié en la importancia del funcionamiento de un equipo de trabajo donde se conjuga la creación individual con la producción audiovisual global que propone el medio. Un ejemplo claro es la brevedad; una de las imposiciones que ejerce gran presión para el periodista audiovisual. En consecuencia, todo surgirá del resultado de la tensión entre esta gran demanda de información y un bien siempre escaso, el tiempo disponible de emisión. La creación de un relato tan efímero (oscila entre 45 segundos y 3 minutos), con sonido ambiente, música, voz en off, testimonios (totales) que aportan datos significativos, información gráfica, efectos e imágenes precisas (inserts), montadas de manera dinámica, requiere de mucha capacidad conjunta.

Interno y externo

Lo que sucede dentro del informativo se refleja en el aire. La comunicación interna se produce de manera interrumpida, endeble, confusa y deficiente, y la informalidad  lleva, como en cualquier empresa o institución, a que se conformen grupos de acuerdo a sus intereses y no a la misión planteada. Así, se traduce en una fragmentación acentuada en el proceso continuo de trabajo periodístico.

El próximo vistazo, nos lleva a la estructura de las noticias. La inmediata consecuencia de lo anterior son bajos niveles de equidad en la aparición de visiones, posturas y testimonios contrapuestos, que garanticen la pluralidad informativa de los noticieros. Es allí donde un manual de estilo cumple un papel especialmente clave. Su redacción, aunque escueta, debe ser alentadora y debe incluir la experiencia de todos los actores del proceso.

Como dice García Avilés “los niveles de comunicación interna en las redacciones de televisión dejan mucho que desear”. Una verdadera paradoja que nos marca un desafío de cambio. Lo contrario puede llevar a la estructura de los informativos (públicos o privados) a una especie de círculo vicioso: fallas de comunicación interna, baja calidad de las piezas informativas, resultados desalentadores, impacto negativo en la imagen de la empresa y un consecuente retroceso en el sostenimiento de la cultura corporativa/institucional que aliente la adecuada comunicación interna.

Resolver estos problemas es una tarea paralela a la de informar, pero es responsabilidad de los mismos actores. El propósito fundamental de un medio así es atender a las demandas del televidente actual. Su complejidad obliga a los canales de televisión actuar con rigor y comenzar con una tarea de revisión del trabajo diario, con la noticia como materia prima, que debe transformarse bajo reglas modernas, actualizadas y asentadas en la responsabilidad profesional del periodista actual.