Monica Impa, integrante de la organización “Mujeres unidas por los barrios”, cuenta cómo abordan la problemática de la violencia sobre la mujer en todas sus formas. Además, qué hacen para evitar llegar a casos extremos.

Por Paulo Ribeiro y  Agustina Tosco,  estudiantes FCC.

“Parir en el Hospital” este es el título de la obra teatral representada por el grupo “Mujeres unidas por los barrios” que integró las actividades realizadas durante la Semana Mundial por el Parto Respetado en la Universidad Nacional de Córdoba.

La elección del nombre está anclado sin dudas en la realidad de muchas mujeres que viven esa experiencia como un dilema sin resolver. A casi un año de la reglamentación de la Ley de Parto Humanizado  (25.929), la violencia obstétrica sigue siendo un relato corriente de una realidad sanitaria que no logra adaptarse a la ley y a una exigencia de la sociedad.

Mónica Impa es integrante del grupo de mujeres de la zona sur de Córdoba, que hace más de 11 años se nuclean en torno a la problemática de la violencia de género.  Sostiene que a raíz de varios casos de violencia sufrida por madres adolescentes atendidas principalmente en la Maternidad Provincial de Córdoba, decidieron direccionar su trabajo hacia la violencia obstétrica y agregó: “que eran los mismos tipos de violencias que habían sufridos mujeres del grupo hace 10 o 11 años atrás”.

“Como grupo tuvimos que aprender lo que era la violencia obstétrica, porque muchas prácticas ya están naturalizadas”, dice. Para Mónica, la programación de la cesárea, el hecho que los médicos apliquen técnicas invasivas que no respeten los tiempos de cada mujer o no permitir el contacto con el bebé automáticamente  constituyen hechos de violencia. “Ellos deciden cuando vas a parir, no vos” y aseguró: “La violencia verbal es mucho más fácil de identificar, pero la violencia del sistema es más difícil”.

– ¿La aprobación de la Ley de Parto Humanizado favoreció al conocimiento de otros tipos de violencia?

-En el grupo construimos mucho conocimiento colectivo. Es increíble como a partir del momento en que empezamos a hablar de determinados temas, comenzamos a reconocer otros tipos de violencia. Nosotros ya sabíamos que estaba esa Ley reglamentada desde el año pasado, pero en Córdoba no existe ninguna adaptación de la ley. Pero después de conocerla, pudimos entender muchas cosas y ver que hay mucha violencia institucionalizada, que la medicina esta en un  lugar muy patriarcal para las mujeres, un lugar de mucho poder.

– ¿El grupo funciona como un ONG?

-Nosotros no tenemos personería jurídica, estamos institucionalizadas como grupo de “Mujeres por los barrios” porque hacemos muchas actividades y participamos de otras actividades también.  Sí tenemos un espacio abierto al público en el cual nos juntamos  todos los martes, con actividades que se vienen sosteniendo desde que empezó el grupo. Hay mujeres que participamos más activamente de manera constante pero siempre se van sumando otras, algunas se van yendo, otras van llegando. Es bastante dinámico.

-¿Qué actividades realizan?

-Se preparan muchas actividades. Por ejemplo hace tres semanas estuvimos preparando la obra de teatro para la semana del parto respetado. Es un grupo en donde cada mujer aporta su conocimiento en el taller, se hace muchas manualidades. Este año nos hemos abocado a la fabricación de colchas tejidas de distintos tipos. Hemos hecho campañas para juntar gorros y bufandas para donar al hospital oncológico, hacemos ferias y además trabajamos en talleres educativos sobre violencia.

¿Sentís que eso les da una sensación de pertenencia y de apoyo mutuo? ¿Se sienten contenidas en ese ámbito?

-Sí, es un grupo que hace 11 años se viene sosteniendo por las mujeres, entre nosotras. Antes teníamos el acompañamiento de una psicóloga y de una trabajadora social y cuando ellas dejaron de ir, el grupo se sostuvo. Van cambiando las tareas y las actividades, se van sumando mujeres nuevas, pero la contención y el acompañamiento que hacemos siempre están. Todas las mujeres pasamos situaciones de violencia solo por el hecho de ser mujer. En el grupo hay algunas que sufrieron violencia doméstica y otras que no, no es una condición.

– Estás embarazada y vas a ser madre. ¿Pensás que lo aprendido te da herramientas para atravesar este proceso?

-Sí. Con respecto a la Ley de Parto Respetado y el conocimiento de los derechos estoy más capacitada. También hay todo un cuestionamiento sobre el parto respetado. Se trabaja mucho el parto respetado pensando que es el parto domiciliario y la verdad es que las mujeres de la comunidad no tenemos acceso a una partera. Es poder seguir denunciando lo que pasa en las instituciones públicas y privadas, que por más que hoy estén mucho más accesibles y el trato sea otro, con mucho respeto también,  las mujeres tenemos que esperar hasta 7 horas en una guardia. También hay mucha violencia desde las instituciones. Te puede respetar porque te hablan bien, pero siguen decidiendo sobre tu cuerpo, no te  dejan de decidir de qué manera vas a  parir, en qué posición. Estás son cosas que hay que seguir trabajando.

– ¿Cómo se relaciona la reivindicación por un parto respetado y sin violencia y las instituciones?

-La mayoría de las mujeres de la zona se atienden en la Maternidad Provincial, es la más accesible. Como en todos lados hay hoy en día una apertura y un trato mucho más humano, pero siempre son procesos lentos y siempre somos nosotras las mujeres que tenemos que esperar que los otros hagan  el proceso. Hay un sistema, existe una ley que está exigiendo. Sí hay voluntad y profesionales muy respetuosos pero no son todos y eso va a depender de quien te tocó. El sistema de salud es muy complejo y nosotras estamos ahí, siempre esperando que se cambie la cabeza de los otros. En realidad  hay una universidad que sigue preparando médicos y nadie se hace cargo de cómo los preparan. Parece que hay muchas discusiones en torno a eso que siempre tiene que ver con los derechos de las mujeres. Nosotros tenemos que esperar que los jueces cambien la cabeza, que los médicos cambien la cabeza y hay muchas situaciones que denuncian que necesitamos que las cambien ya.