"La sonrisa". La Habana, Cuba, 1999. Foto: Tomás Barceló Cuesta.

Por Octavio Rojas *

“La potencia de lo humano” en la obra de Tomás Barceló Cuesta

El trabajo del fotógrafo cubano-cordobés se exhibió en el Centro Cultural de la UNC y desde el 12 de septiembre se puede apreciar en el Museo de Antropología. Se trata de una selección de imágenes evocativas de las calles de Cuba en los años 90, reflejo de la propuesta social y poética del autor. 

En el marco de la Convocatoria de Proyectos de Fotografía CCU 2025, la Exposición Barceló Cuesta fue presentada entre el 14 de agosto y el 5 de septiembre en el edificio de Obispo Trejo 314. La selección, compuesta por 14 fotografías en blanco y negro, forma parte de la muestra personal de Tomás Barceló Cuesta, fotoperiodista de origen cubano y profesor de la Escuela de Ciencias de la Información, radicado en Córdoba hasta su fallecimiento en 2010.

Las fotos

Bajo la dirección de Irina y Lucía Morán, las 14 imágenes exhibidas dan cuenta del aproximamiento íntimo de Barceló Cuesta con su tierra natal, a la que expone desde la cotidianeidad de sus calles y la naturalidad de las personas que las transitan. El fotógrafo captó estas postales entre 1992 y 1998 en La Habana y Santiago de Cuba, por lo que el conjunto se ubica en el contexto social y económico que atravesó la nación insular durante el denominado Período Especial, en el cual sufrió las consecuencias de la caída de la Unión Soviética y el endurecimiento de las medidas comerciales de Estados Unidos.

Irina, directora de la muestra y esposa del autor, comentó sobre los rasgos más representativos de las imágenes: “Tomás supo capturar escenas cotidianas de su isla, con un sentido estético y documental, casi antropológico. Con muy pocos elementos, sus imágenes transmiten dignidad, ironía, ternura y resistencia”.

En los años 90, Tomás Barceló Cuesta dejó testimonio fotográfico del "período especial" en su Cuba natal, luego de la disolución de la Unión Soviética. En 2001, se radicó en Córdoba, donde fue profesor de la entonces Escuela de Ciencias de la Información de la UNC

En esta línea, las fotografías dan cuenta del profundo ejercicio del mirar por encima del ver, realizado por Barceló Cuesta en su calidad de fotoperiodista. Así, logra retratar casi hasta a una escala personal los mundos de cada uno de sus retratados y, más a escala general, los sentires populares arraigados en la sociedad cubana.

 

Cada una de las fotos da testimonio del acercamiento genuino propuesto por el autor. Por esta cualidad, reforzada además en la puesta en escena de los recursos técnicos, se puede destacar a La bicicleta, un momento romántico oportunamente captado en una profundidad de campo precisa para dar nitidez a los elementos representativos del acto. Más temáticamente, Che a 30 pesos toca las fibras más profundas del pasado y presente histórico de Cuba, en la inmortalización infinitamente repetida de Ernesto Guevara, paradójicamente tanto en su presencia como figura mítica, como en forma de mercancía. También vale mencionar La tarea, imagen de sencillez cálida, compuesta en regla de tercios para resaltar al sujeto de la foto y su accionar: una niña con su cuaderno.

Estos son solo algunos ejemplos de una colección que, en palabras de la directora, manifiesta una mirada no solo documental, sino también reveladora de “la fuerza de lo humano en su vulnerabilidad, su identidad isleña y su creatividad conmovedora”. La muestra también denota humor, nostalgia, cultura, entre otros rasgos para la documentación fotográfica de lo social y lo humano.

El proceso

La elección del corpus tiene su origen en una exposición realizada por el autor en 1999, revisitada por un proceso curatorial hecho por Lucía, hija del fotógrafo, dejando como saldo las 14 imágenes presentadas. Sobre las sensaciones encontradas por el armado de la muestra en torno a, por un lado, el homenaje al autor fotoperiodista y, por el otro, al esposo y padre, Irina comentó que se trató de “un proceso doble y profundamente emotivo que lleva más de cinco años de trabajo”. 

Fue una necesaria tarea de preservación y difusión de la obra de un profesional crítico y comprometido con su tiempo, pero también lo que llamó un “acto de memoria íntima” sobre Barceló, al pensar la selección en base a cómo le hubiera gustado ser recordado. “Tomás nunca separó al fotógrafo, al periodista, al escritor del ser humano: en su vida y en su obra, todas esas facetas se potenciaban mutuamente”, recordó Irina.

La realización se complementa con un catálogo digital con más obras del autor, entrevistas y textos ensayísticos. Este producto contó además con el trabajo de Florencia Bacchini en el diseño gráfico/digital y Fernanda Juárez en la curaduría. Con respecto a estas colaboraciones, Morán destacó: “Desde el diseño, la curaduría gráfica y la edición, lograron dar forma a un material sólido y sensible, que preserva y proyecta la obra y la voz de Tomás con un enorme respeto”.

 

"El Beso". Malecón de La Habana, Cuba, 1996 / Foto: Tomás Barceló Cuesta.

La exposición

 

Entre el 14 de agosto y el 5 de septiembre, las fotografías permanecieron exhibidas en la galería de la planta baja del Centro Cultural. La inauguración contó con un conversatorio inicial, con la participación de ex compañeros y colegas del autor, además de referentes locales del fotoperiodismo y la comunicación. El 21 de agosto, en otra mesa se debatió sobre el vínculo entre la antropología y la fotografía, bajo el título Diálogos entre Imagen, Cuerpo y Territorio.

 

Finalmente, el 3 de septiembre el CCU organizó la actividad final Historias Posibles, centrada en el ejercicio de la redacción y la imaginación alrededor del fotoperiodismo. Allí, profesionales, aficionados e interesados por la temática y la obra de Barceló, tuvieron la oportunidad de profundizar en el contenido y el impacto de sus fotos mediante instancias de reflexión, debate y escritura.

Sobre el balance de la muestra, Morán lo consideró “muy positivo” y resaltó la pluralidad y entre los profesionales y el intercambio con el público. “Fue un espacio que nos permitió ajustar detalles de montaje y pensar nuevas formas de mediación. Pero, sobre todo, se consolidó como un homenaje entrañable: muchas personas que conocieron a Tomás, o compartieron con él militancia y trabajo, se reencontraron con su mirada”, agregó.

 

Barceló Cuesta y la FCC

 

Además de fotógrafo, Barceló Cuesta se desempeñó como docente de la Escuela de Ciencias de la Información -hoy Facultad de Ciencias de la Comunicación-, en la cátedra de Fotografía Periodística. Actualmente, la fotogalería de la institución lleva su nombre.

Sobre su vínculo sobre la ex ECI, Morán destacó el rol que esta tuvo como “espacio de validación y pertenencia” para la vida de su compañero. “Fue la institución que lo vinculó con nuevas generaciones de estudiantes que soñaban, como él, con la fotografía como un lenguaje capaz de testimoniar una época”, concluyó.

Si bien la exposición terminó su recorrido en el Centro Cultural, desde el 12 de septiembre se trasladó al Museo de Antropología (Hipólito Yirigoyen 174). Esta vez, con el título Muestra Tomás Barceló Cuesta: Fotografía y Compromiso Social.

* Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social en prácticas de trabajo final en el portal Qué de la Facultad de Ciencias de la Comuniación de la UNC.