Por Victoria Costamagna *
Durante la última dictadura cívico-militar las universidades más grandes del país fueron el foco de la persecución, represión y desaparición de personas. En virtud de la efervescencia juvenil de la época, las ideas fueron combatidas con armas y violencia contra los estudiantes. En la séptima audiencia del juicio Diedrichs-Herrera aparecieron nuevos indicios de por qué la UNC es una de las instituciones académicas con más desaparecidos.
En la séptima audiencia se detallaron numerosos hechos de represión en la UNC y en la D2. Como en otras ocasiones, se produjeron problemas técnicos en el servidor de video que imposibilitaron la transmisión en vivo. El Tribunal anunció que la audiencia sería grabada y posteriormente subida al canal de YouTube del TOF1.
Fue una extensa jornada se brindaron cuatro testimonios por parte de Carlos Pedro Torres, Adelina Petrona Barrio de Torres, Hugo Daniel Akselrad y Victoria Elena Solís. Los testigos declararon de manera remota a través de videoconferencia. El único testimonio presencial brindado en el recinto fue el de Hugo Daniel Akselrad.
La familia Torres reclama justicia
En primer lugar declaró Carlos Pedro Torres. Padre de Gustavo Torres, quien continúa desaparecido. Luego de esperar más de 44 años y a sus 87 años, finalmente Carlos pudo contar el padecimiento vivido ante la ausencia de ‘Gustavito’.
“En esa época había mucha efervescencia entre los chicos, él participaba de reuniones junto a otros compañeros” recordó el trayecto de Gustavo en el Colegio Superior de Comercio Manuel Belgrano donde comenzó su participación estudiantil. Su militancia más activa fue en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y en el centro de estudiantes. También militó en la Juventud Guevarista (JG). Tiempo después pasa a formar parte del PRT-ERP.
Carlos relató que durante el secuestro de su hijo se encontraban durmiendo en su casa en barrio Alta Córdoba. Que entraron violentamente mientras que dieron vuelta la casa, los golpearon y se llevaron a Gustavo. También comentó que les habían sustraído dinero y herramientas. Este hecho sucedió la madrugada del 11 de mayo de 1976.
Recordó que ese no fue el único intento por llevarse a Gustavito. Luego de los incidentes del entierro del sindicalista Agustín Tosco. Dos policías habían ido a su casa a preguntar por su hijo.
Otro de los datos que aportó y confirmó en su testimonio es que Jorge González durante su secuestro vio a Gustavo Torres. Destacó que esta persona lo había escuchado a Gustavo en un interrogatorio que le hacían. Y además le comentó que fue llevado a un lugar que creía que le decían «La Perla».
Gustavo Torres fue secuestrado la madrugada del 11 de mayo de 1976 desde su casa. En presencia de sus padres, hermanos y abuelos, en barrio Alta Córdoba. Permaneció cautivo en el Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio La Perla.
Las denuncias siguen apuntando a la Iglesia
El segundo testimonio de la jornada fue brindado por Adelina Petrona Barrio de Torres. Madre de Gustavo Torres. Quien destacó la violencia y el clima de inseguridad que se vivía en la época. Por esta razón cuenta que su hijo le pidió abandonar el colegio. “Me dijo que no estaba tranquilo. Que se habían llevado compañeros presos, a otros los habían echado de la escuela. Nosotros lo dejamos sabiendo lo que estaba pasando” sostuvo. Además, denunció el accionar del Interventor Tránsito Rigatuso.
En sus testimonios los padres de Gustavo Torres detallaron las diferentes instituciones a las que asistieron a reclamar por el paradero de su hijo. Desde reiteradas denuncias a la policía (Seccional Séptima Policía de la provincia), presentación de Habeas Corpus a la Justicia Federal hasta Organismos de Derechos Humanos.
También relataron sobre el envió de una carta al Vaticano al Papa Juan Pablo II y una entrevista con Raúl Primatesta. Carlos Torres destacó “Primatesta nos atendió brevemente. No quiso dar ningún tipo de explicación. Pero nos dio una carta manuscrita. Una misiva para que lo pueda ver a Monseñor Pio Laghi en Buenos Aires. Me fui a Buenos Aires. Esperé casi dos días para que me atendieran y no lo conseguí. Me dijeron que se había ido a Chile. También fui a La Plata a ver a Monseñor Jaime de Nevares, que no pudo darme información ni ayuda” sostuvo.
Sueños arrebatados
La familia Torres en sus testimonios cuenta que ‘Gustavito’ era un estudiante muy aplicado y que tenía muchas ganas de estudiar. “Me decía que quería estudiar dos carreras en la universidad” recuerda su madre Adelina.
«Nuestra casa se llama Gustavo».
Adelina Barrio de Torres
Por otro lado Carlos Torres tuvo que abandonar su trabajo en en la oficina de planificación de materiales para la producción de la empresa IKA Renault. Quería tener más tiempo para dedicarse a buscar a su hijo.
“Nuestra casa se llama Gustavo, donde nos reunimos en cada cumpleaños, aniversario, navidad. Estamos todos, nos reunimos siempre. Somos una familia unida. Todos guardamos un recuerdo muy grato hacia Gustavo”, culminó su declaración Adelina.
Represión y desapariciones en la UNC
El siguiente testimonio se realizó en la sala. Hugo Daniel Akselrad declaró de manera presencial ante el Tribunal. Su aporte es clave para establecer qué fue lo que pasó con su hermano mayor José Oscar Akselrad.
José Oscar Akselrad también estudiaba en el Manuel Belgrano, de donde egresó como bachiller. En el año 1973 (tenía 17 años) comenzó a estudiar la carrera de agronomía en la Universidad Nacional de Córdoba. Se desempeñaba como ayudante-alumno en una de las cátedras.
Además, José participaba en la Línea de Acción Sionista Socialista (LASS). Tiempo después comenzó a militar en el PRT. ‘Pepe’ o ‘Pablo’ era como lo llamaban sus compañeros. Fue secuestrado la noche del 26 de marzo de 1976 de su casa en barrio Alberdi, en presencia de su papá, su mamá, su abuela y sus dos hermanos.
Del nazismo a la dictadura Argentina
En su testimonio Hugo Daniel Akselrad comentó que a su familia también le había tocado vivir el horror durante el nazismo. Originarios de Polonia, sus tíos abuelos fueron enviados a diferentes campos de concentración. Finalmente, sus padres lograron huir a la Argentina. “Después de estas atrocidades. Compartiendo la cena familiar en casa el 26 de marzo de 1976 en la avenida Colón al 700. Asaltaron nuestra casa y se llevaron a mi hermano José. Mi mamá a esas atrocidades las estaba reviviendo acá. Después de casi 40 años. No obstante los juicios ejemplares de Nüremberg, algunos resquicios quedaron sembrados en la Argentina. Donde algunos hijos del terror nazi fueron sembrando el terrorismo en el país”, sostuvo.
Denunció que el secuestro de su hermano mayor había sido violento. “Golpean la puerta y cuando mi padre la abre, nos golpean y mientras tanto nos preguntan quién era José, un estudiante de Agronomía”. No tenían orden de allanamiento. Más de siete personas participaron del secuestro, entre quienes se identificó el jefe de la operación. En su credencial decía pertenecer a la Policía Federal, de apellido Villarreal.
“Entonces bajo y logro ver cómo se llevan a mi hermano en tres autos, un Peugeot, un Torino y un Fiat. Todos sin patente. En ese momento los autos que participaban en estos operativos llevaban en una de sus ventanillas un papel identificativo. Fue la última vez que lo vimos a mi hermano con vida” expresó.
En su declaración, Hugo también hace mención de todas las acciones llevadas a cabo por la familia. El objetivo era saber algo del paradero de José. Luego de realizar la denuncia en la seccional tercera “mis padres movieron los contactos. Primero van con Rafael Damico médico y militar de carrera allegado a la familia. Mi padre era odontólogo de la orden de los curas de La Merced, se contacta con el padre Lucas Doneli. La información era que mi hermano estaba recluido en el Campo de la Ribera” señaló.
“Mi madre se dirigió al Campo de la Ribera, pero la echaron. Le dijeron que sólo era un destacamento de práctica militar”.
Hugo Akselrad
Nuevamente, la Iglesia manejaba información de lo que estaba sucediendo en la Argentina durante esos años. Hugo Akselrad destaca que estos contactos en esos días fueron claves para saber algo sobre lo que había pasado con su hermano.
“Mi madre se dirigió al Campo de la Ribera, pero la echaron. Le dijeron que sólo era un destacamento de práctica militar. (…) También presentamos recursos de hábeas corpus. Pero fueron rechazados por la Justicia federal. Le consultamos a personas que estuvieron detenidas pero no lo habían visto. Un día recibí un llamado diciéndome que se lo habían llevado al sur. Un colega odontólogo Oscar David nos dijo que estuvo en la perla y San José de la Quintana” declaró.
“La Caída de Agronomía”
Durante la ronda de preguntas, el abogado querellante Claudio Orosz destacó los informes de la comunidad de inteligencia de la Policía provincial y federal. Lo que se llamó “la caída de agronomía” en la Causa Herrera. Comentó que a partir de una detención de Jorge Ernesto Olmos. Se habló sobre la distribución de prensa de la Juventud Guevarista de Agronomía, donde nombran al ‘Tochi’ (Héctor Lerner) y el judío ‘Pepe’ o nombre de guerra ‘Pablo’.
Hugo Akselrad recordó a Héctor Lerner. Quien formaba parte de la colectividad judía. Del mismo grupo del club, con quien jugaban al fútbol. “Él también estudiaba agronomía. Estaba en el centro de estudiantes. Sé que fue detenido a los pocos meses del secuestro de mi hermano. Y estuvo cautivo en (la cárcel de) Sierra Chica”, señaló.
“Mi hermano tenía 20 años y estaba terminando de rendir el tercer año de la Facultad de Agronomía. El Aula Magna lleva su nombre junto con el de otros compañeros. (…) Mi hermano nunca ejerció la violencia pero sí luchó con su pluma y la palabra. Tenía sus convicciones muy altas. Queremos justicia y tratar de encontrar sus restos”.
En el cierre de su testimonio denunció el padecimiento de sus padres. Quienes murieron a los 60 años por distintas enfermedades “No pudieron soportar tanto dolor. Pido por favor que dios ilumine a este tribunal para que haga luz. Que dispersemos tanta oscuridad que hubo en nuestro país y que podamos escribir en el corazón de la Argentina: nunca más”, culminó.
“Victimizadas por nuestra condición de ser mujer”
La última testigo en brindar declaración fue Victoria Elena Solís. Al comenzar, Facundo Trotta la interrogó sobre Alfredo D´angelo. Solís relató que conocía a Alfredo de la Facultad de Arquitectura (UNC). Que compartían militancia de base en distintas organizaciones. Pero destacó que su secuestro se perpetró con anterioridad al Golpe de Estado de 1976.
Victoria Solís explicó que había visto a Alfredo D´angelo en División Informaciones de la Policía de Córdoba (D2). Durante su secuestro en el año 75. “Cuando lo veo (Alfredo D´angelo) a mi me tenían en el baño desnuda, esposada y asfixiándome en el agua. En un momento me sacan la capucha y me hacen mirar a la puerta. Creo que lo tenían sujeto entre dos policías o civiles. Mi sensación era que querían que Alfredo me viera y dijera algo de mí. Pero estoy seguro de que no dijo nada”, detalló Solís el momento en que vio a D´angelo.
“A mí me interrogaban sobre personas que podía conocer. De mis compañeros de la facultad. Tengo tranquilidad porque logré no decir nada” señaló.
Alfredo D´angelo ingresó en el año 74 a la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Al mismo tiempo que estudiaba trabajaba con su hermano en un quiosco y en el horario de la noche como no docente en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Entre los homenajes a la vida de Alfredo, en el año 2008 la Facultad de Arquitectura de la UNC colocó una placa conmemorativa en el edificio de la avenida Vélez Sarsfield y junto con una comisión de familiares y compañeros publicó el libro «Arquitectos que no fueron».
En su relato Victoria Solís expresó que no supo más nada de Alfredo desde ese día. Ella fue liberada. Recuerdo que también estuvo detenida junto a otros compañeros: María del Carmen Claro y Daniel Torres. “Yo llegué a saber que él había desaparecido, esa noticia me llegó por aquellos años. Me consta que lo vi allí en el D2” sostuvo.
Además la testigo denunció la perpetración de delitos sexuales durante las detenciones. “En los momentos que nos levantábamos la capucha, también vi a otra chica. Que me dijo que la habían violado (…) Yo creo que eso ha sido absolutamente generalizado, las mujeres hemos sido victimizadas por nuestra condición de ser mujer. Había una clara intención de poder y silencio. Estas acciones pasan por el cuerpo y particularmente por el cuerpo de las mujeres».
Facundo Trotta intervino para explicar la importancia de estas declaraciones. En estos momentos se encuentra en instrucción una causa que está investigando los abusos sexuales ocurridos en la D2.
«Lo único que nos libera son estos juicios. Como ciudadana estoy muy agradecida”.
Victoria Solís
Al finalizar, Victoria Solís recordó que recién en el 2014 pudo volver al lugar donde había sido detenida. “Allí hay una foto mía que dice que había sido detenida por asociación ilícita” comentó. También agradeció al Tribunal: “Destaco la importancia de la lucha de las Madres y del inicio de los juicios. Tranquiliza saber que en todas las marchas del 24 (de marzo) hay muchos jóvenes y que la impunidad no permanezca en nuestra sociedad. Porque el nivel de violencia que existía entre ellos, un nivel tan alto de perversión… lo único que nos libera son estos juicios. Como ciudadana estoy muy agradecida”, culminó.
El tribunal a cargo de la Dra. Carolina Prado solicitó un cuarto intermedio hasta la próxima audiencia. La convocatoria está pautada para el próximo 28 octubre.
Foto principal: José Ferrer / Prensa TOF N° 1
Crónica publicada en https://serajusticia.ar/
* Estudiante y tesista de la Licenciatura en Comunicación Social. Fue consejera estudiantil y presidenta del Centro de Estudiantes de la FCC-UNC. Actualmente es redactora de Será Justicia – El diario de los juicios en Córdoba.