Iniciamos un espacio periódico en el que varios especialistas en cómic escribirán sobre obras que mediante ese lenguaje narrativo abordan hechos reales.

Por Iván Lomsacov *

Este mes, precisamente el 4 de septiembre, en Argentina se celebró el Día de la Historieta, incorporado al calendario informalmente desde 2005 y oficialmente desde 2010, cuando fue establecido por ley 26.652, gracias a la acción colectiva de un grupo de lectores, autores y especialistas en el asunto. La fecha conmemora la publicación del primer capítulo de El Eternauta, en el primer número de la revista Hora Cero, en 1957.

Justamente, el guionista de esa célebre historieta nacional, creador y director de aquella revista editada a través de Editorial Frontera, y autor de personajes que privilegiaban la acción colectiva, Héctor Germán Oesterheld, resulta emblemático por haber procesado y representado realidades de una manera muy realista, aún cuando abordara los géneros más fantásticos.

Sin olvidar la función de entretenimiento, Oesteherld utilizó la historieta como herramienta cultural, educativa y de concienciación ideológica, al contar sin ambages ni disfraces –aunque con necesarias y saludables licencias narrativas– el relato de vidas y hechos reales, como las del Che Guevara, Eva Perón y la historia de la resistencia al imperialismo en América Latina.

Por eso, desde este mes, en Qué vamos a seguir diluyendo ese prejuicio sorprendentemente diseminado que considera al cómic exclusivamente dedicado a narrar fantasías, principalmente asuntos sobrenaturales, con absoluta preponderancia de los superhéroes y otras criaturas imaginarias.

Vamos empezar a ver, con quien no lo haya visto aún, que cada vez más historietas se ocupan de sucesos verídicos contemporáneos, generalmente vinculados a cuestiones políticas en el más amplio sentido.

Vamos a inaugurar este espacio que, periódicamente y con varias firmas rotativas, pondrá el foco en obras de esta “literatura dibujada”, que podríamos equiparar a documentales audiovisuales o a otros géneros y formatos periodísticos. Porque más allá de muchos cómics que bajo formas metafóricas o alegóricas refieren a hechos o datos de la realidad, hay bastantes otros que se dedican a lo real de manera más explícita y directa, narrándolo y problematizándolo, comprometiéndose con lo que cuentan, y llegan a generar etiquetas editoriales como “cómic-periodismo” o “historieta de no ficción”.

Para muestra, como adelanto, tres botones van a alcanzar. Y no necesitaremos ir muy lejos.

Hijo de una sociedad atroz

En 2016, la revista Fierro –editada en su segunda etapa con sostén logístico de Página/12– dedicó un número completo a la publicación de la novela gráfica Cayetano, guionada por Luciano Saracino y dibujada por el cordobés Nicolás Brondo. La obra devuelve su nombre de pila y, pese a todo, su humanidad al ex niño muy maltratado por su padre, que a principios del siglo XX se convirtió en el primer asesino serial identificado en Argentina, agresor y homicida de niños que –en una nueva forma de maltrato– fue apodado “El petiso orejudo”.

Sostenida en una trabajosa tarea de documentación, aunque valiéndose de libres criterios y recursos artísticos (influidos por el From hell en el que los británicos Alan Moore y Eddie Campbell hablaron de Jack El Destripador, su sociedad y su época), la áspera historieta de Saracino y Brondo recorre la sufrida infancia de Santos Godino, su adolescencia pirómana, golpeadora y homicida, su juzgamiento, condena y confinamiento en el penal de Ushuaia, mostrando a este personaje verídico como “producto atroz de una sociedad más atroz”, según la definición del propio guionista.

Balas de injusticia

En Gatillo fácil, el periodista Pablo Galfré desde la investigación y el guión, Sergio Ibáñez desde el dibujo y Karin Lisnovetzki desde el diseño gráfico cronican la historia policial que tuvo en el centro de la controversia al joven Fernando Ariel Carrera, sindicado como autor de la llamada “Masacre de Pompeya”, ocurrida en 2005.

En una línea similar, pero distinta, a la película documental El rati horror show –de Enrique Piñeyro–, este cómic heterodoxo sostiene y fundamenta que si el auto que conducía Fernando atropelló a siete personas y mató a tres de ellas fue porque, segundos antes, siete disparos efectuados por policías que lo perseguían en un vehículo no identificado como patrullero impactaron en el cuerpo del conductor y lo inutilizaron para controlar su auto. Y afirma que la persecución de los policías de incógnito que espantó a Carrera se originó en una garrafal confusión con el auto que pocos minutos atrás había sido utilizado en un robo en la porteña Villa Lugano. A partir de eso, el libro sigue el calvario judicial en el que Carrera recibió una pena de 30 años de cárcel, fue liberado y vuelto a condenar, esta vez a 15 años.

Esta intensa novela gráfica, construida con una buena cantidad de texto acorde a la riqueza de la documentación periodística, y con imágenes que combinan el dibujo en variados registros de realismo con recortes fotográficos y capturas de video, fue editada en 2014 por el sello independiente cordobés Llanto de Mudo, capitaneado por el gran autor local Diego Cortés, que falleció poco después.

De lesa humanidad

Actualmente, el guionista José Arizmendi y el dibujante Hernán González –ambos a su vez responsables de sendas editoriales autogestionadas cordobesas: Buen Gusto y Gato Madre– están abocados a un arduo trabajo para reconstruir en cómic los delitos de lesa humanidad juzgados en la causa conocida como UP1, “siendo lo más fiel posible –dicen José– a las palabras de los 110 testigos que declararon en el juicio”.

Arizmendi, con varios años de formación universitaria en Historia, tuvo acceso directo a esos testimonios en su rol de periodista de Radio Nacional Córdoba acreditado en el juicio, y luego profundizó la investigación mediante reiteradas y analíticas escuchas de las grabaciones. Por estos días, él y González aguardan autorización para ingresar al tristemente célebre presidio local, ahora ya en desuso, para documentarse sobre los espacios en los que ocurrieron los hechos.

La extensa historieta, titulada U.P.1. Reconstrucción, narrará la llegada a barrio San Martín de los presos políticos –en su mayoría a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y la Justicia Federal– a la cárcel cordobesa antes del golpe de Estado de 1976, el cambio rotundo en sus condiciones de vida después del 24 de marzo, el aislamiento, la incomunicación, las golpizas y otros vejámenes que sufrieron, así como los fusilamientos tras falsos intentos de fuga y el trasladado de la mayoría de los sobrevivientes a las penitenciarías bonaerenses de Sierra Chica y Villa Devoto. Su publicación está prevista para 2019.

 

* Licenciado en Comunicación Social. Profesor de Taller de Lenguaje II y Producción Radiofónica y de Gabinete de Medios Audiovisuales en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la U.N.C. Investigador del proyecto Estudios y Crítica de la Historieta Argentina, radicado en la misma institución.