La comunidad universitaria de Córdoba protestó con un "banderazo" contra el veto de Javier Milei a la ley de Financiamiento Universitario (12 de septiembre de 2025) / Foto: Satoshi Higa

Por Arturo Moya *

Financiamiento universitario: entre mil incertidumbres (y una certeza)

Frente a un proyecto que nos quiere sin educación y sin futuro, la Universidad Pública necesita de cada argentino en las calles. Está en juego un país soberano, en el que valga la pena vivir.

La Historia de los pueblos está hecha -en parte- de pequeñas escaramuzas, de batallas con diferentes escalas y trascendencias… y a veces, por la épica escala de ser la “madre de todas las batallas”. Aquella donde los pueblos se juegan hasta su propia existencia.

En el caso del largo conflicto universitario argentino por la defensa de su Presupuesto, se han sorteado ya todas las instancias. Y probablemente estemos asistiendo a la batalla final por estos días. De escaramuzas sectoriales o regionales hemos pasado a una batalla federal  de grandes proporciones con una multiplicidad de actores, y donde se aprecia un permanente y agónico desfinanciamiento de las Universidades, un empecinamiento casi obsesivo en post de la extinción del sistema científico y técnico argentino… casi, casi, la venganza final de los sectores apátridas que fungen de socios locales en un proyecto neocolonial. Un  proyecto que nos quiere pobres, sumisos, sin educación. Sin futuro.

La columna de la Facultad de Ciencias de la Información, en una marcha en defensa de la Universidad Pública, en octubre de 2024 / Foto: archivo Qué

Por estas horas, la Democracia (lo que queda de ella, luego de la Ley Bases) intenta reorganizarse tras el cumplimiento de una Ley de Financiamiento Universitario -ya aprobada por el Congreso, pero vetada por el Ejecutivo- que devuelva a la Universidad Pública Argentina, algo de dignidad y un puñado de certezas para sus trabajadores docentes/investigadores y no docentes pero también para sus miles de estudiantes y graduados. Para la sociedad toda, cabe decir.
Porque la Universidad Pública Argentina, mal que le pese a muchos, está hecha de sueños. De sueños individuales (atravesados por la vieja promesa de ascenso social), pero también de sueños colectivos. De sueños que atraviesan la docencia, pero también la investigación y la extensión. Sueños que los cordobeses supimos comenzar a amasar desde la ya lejana y aún presente Reforma Universitaria de 1918. 

Sueños que se sueñan como sueños vívidos, para que se conviertan en realidad. No para que naufraguen entre pesadillas de incertidumbre.

VER Por una universidad al servicio de las necesidades del pueblo y no del mercado

La Universidad Pública necesita de cada argentino en las calles, haciendo oír su voz. No solo de los universitarios. Antes, durante y después de la Tercera Marcha Federal Universitaria. Porque la Universidad Pública es de todes, y para todes. Y así debería seguir siendo. 

En un contexto donde se insta al individualismo y al “salvataje personal” como quimera, es bueno escucharnos plurales, colectivos…
Qué mejor que volver a aquel Mariano Moreno, que en los inicios de la Patria, supo escribir: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas; y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”.

Mil incertidumbres, pero al menos una certeza: es en las calles, es con acciones públicas, es con debate abierto sobre el tema. Es entre todes. Con todes.
Sigamos adelante, por la Universidad Pública. Por un Proyecto de País Soberano, que valga la pena vivir colectivamente.

 

* Consejero por el Claustro de Profesores Titulares – HCD FCC UNC.