Por reglamentación nacional, el sexo entre hombres constituye una “situación de riesgo” que inhabilita a gran parte del colectivo LGBT a donar sangre.

Por: Jerónimo Maina. Estudiante ECI UNC

“Doná Sangre. Salvá vidas”. Los bancos de sangre de Córdoba y el país promueven permanentemente este acto solidario, de forma voluntaria y desinteresada. Sin embargo, existen requisitos relacionados con las denominadas “situaciones de riesgo” que obstaculizan el proceso.

La reglamentación de la ley nacional de sangre 22.290 establece que si un hombre mantiene relaciones sexuales con otro hombre, o una mujer con un hombre que “a su vez haya tenido sexo con otro hombre” no podrán donar sangre. En ambos casos, no son interrogados sobre la utilización de preservativos como método de prevención de contagio de enfermedades, sino que se les pide que se excluyan del proceso.

Frente a esto, Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans (FALGBT), consideró que la forma en que están planteados los requisitos constituye un acto de discriminación y conforma implícitamente un grupo de riesgo.

Paulón recalcó la importancia de entender las relaciones sexuales sin preservativo como una práctica riesgosa, más allá del género de los participantes, y sostuvo que, si bien existe una prevalencia de VIH en hombres que tienen sexo con hombres, la posibilidad de contraer la enfermedad se iguala al no usar preservativo.

Por su parte, la directora del Sistema Provincial de Sangre de Córdoba, Patricia Ferrero, aseguró que el proceso no es discriminatorio. Ferrero explicó que no se piensa en términos de grupos de riesgo sino de situaciones, por lo que ninguna comunidad social específica se estaría viendo afectada como tal. “Nosotros no vemos la condición del donante, vemos la situación de riesgo”, detalló.

El desafío de modificar la leydonacion2

El artículo 45 de la  ley 22.990 Ley de Sangre 22.990, aprobada en 1983, estipula que todos los donantes deberán someterse a un “interrogatorio con denuncia inexcusable de toda enfermedad o afección padecida o presente”. Dicho interrogatorio está reglamentado por la resolución 865/2006, donde se aprueban las Normas Técnicas y Administrativas de Hemoterapia. Estas normas definen las “situaciones de riesgo”, con el objetivo de intentar disminuir la transmisión de infecciones a la hora de la transfusión.

El 21 de noviembre de 2012 la Cámara de Diputados discutió un proyecto de modificación del artículo 45 de la Ley de Sangre, presentado por la diputada Stella Maris Leverberg, acompañada por los diputados Roy Cortina y Ricardo Gil Lavedra. La reforma no sustituye el texto del artículo, sino que agrega que en ningún caso las preguntas podrán ser “lesivas del derecho a la diversidad sexual ni referirse a la orientación sexual del donante o al género de las personas con las que éste ha mantenido o mantiene relaciones sexuales”. Este proyecto se aprobó con 158 votos a favor, 2 en contra y 4 abstenciones. Sin embargo, no hubo ningún avance en el Senado al respecto. En marzo de 2014, Leverberg presentó un nuevo proyecto, que aun no fue tratado.

En relación al devenir que tuvo el proyecto de 2012, cuyo plazo se venció luego de no haber sido tratado en el Senado, Esteban Paulón
denunció la existencia de fuertes presiones del Ministerio de Salud, el Plan Nacional de Sangre y la Sociedad de Hematología para que la ley no sea modificada. En la actualidad la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las provincias de Santa Fe y Chubut son las únicas que no incluyen estas restricciones en los procesos de donación.

El presidente de la FALGBT también destacó la importancia de que los formularios no difundan información errónea sino que sirvan de fuente de información. “Proponemos usarlo pedagógicamente, y no discriminatoriamente”, precisó.

Desde las instituciones oficiales, no parece haber un interés por reactivar el debate. Patricia Ferrero aseguró que modificar una ley es “muy problemático” y cuestionó por qué habría de modificarse si “existe evidencia empírica que demuestra la situación de riesgo”.

Por su parte, desde el Banco de Sangre de la Universidad Nacional de Córdoba, Ivana Rocha, del Área de Prensa, Captación y Difusión, manifestó que entiende el “disgusto que siente una persona homosexual al ser rechazada”; pero que como institución particular no pueden “hacer nada”. “Nuestra directora trabaja bajo normas y direcciones. Trabajamos bajo disposiciones legales”.

 La solución en Córdoba: autoexcluirse

La provincia de Córdoba tiene una ley de sangre propia, que se rige a su vez por la reglamentación nacional. El pasado 12 de marzo se aprobó en la provincia el Protocolo Unificado para la Selección de Donantes de Sangre, por el cual se homologan criterios tanto para el ámbito público como privado.

En el nuevo protocolo, las denominadas “situaciones de riesgo” se le informan al donante en el momento previo a la charla con el profesional, y se le pide que en caso de no cumplir con las reglamentaciones detalladas se excluya él mismo del proceso.

Patricia Ferrero aseguró que de esta manera no se viola la intimidad de la persona, haciendo referencia a que no se hacen preguntas sobre la vida privada, sino que se “informa” sobre las situaciones riesgosas. “Es la comunidad gay la que hace el problema –sentenció–. Nosotros velamos por la seguridad del receptor y del donante”.

 La sangre no tiene precio

Esteban Paulón manifestó que la Federación recibe muchos llamados de gente que tuvo que autoexcluirse. “Cuando le ocurre a alguien es mucho mayor el impacto que cuando lo ves de afuera”, explicó. “No tratamos que se done sangre de manera insegura. Queremos que la donación sea segura, queremos promover la donación”.

Tanto en la provincia de Córdoba como en el resto del país se realizan numerosas actividades de promoción con el objetivo de sumar donantes de sangre voluntarios al sistema y dejar de depender de las donaciones de reposición.

Las cifras del Sistema Provincial de Sangre de Córdoba muestran que, de tener un 0 por ciento de donantes voluntarios en 2007, se pasó a tener casi un 22 por ciento en 2014, lo que implica un avance de gran importancia, aunque todavía queda un largo camino para conseguir la autosuficiencia. “Si donaran del 3 al 5 por ciento de la población seríamos autosuficientes en la sangre”, explica Ivana Rocha, y agrega: “estamos todavía lejos de esa realidad”.