Por María Paulinelli *

El periodismo de investigación y su mirada que escruta, desnuda y desacraliza. Sobre el Poder Judicial y sus prácticas corporativas, con La Sagrada Familia. Sobre el poder político, su clientelismo y corrupción, con En el nombre del pobre.

El tiempo de la memoria.
El espacio de la escritura.
Periodismo de investigación: construcción de verdades transparentes sobre lo real.
Los desnudamientos del poder en los múltiples espacios de la sociedad. Las desacralizaciones necesarias de los discursos sociales.
Carreras, Sergio y
La sagrada familia.
Litvinoff, Edgardo y
En el nombre del pobre.

¡Hola!Seguimos deambulando por estos mundos discursivos tan de ustedes, tan de todos.
Recorremos el hilo que se curva en un círculo. Ese círculo, espacio de la escritura, tiempo de la memoria. De nuestra memoria.
Aún quedan fragmentos no vistos. Aún quedan espacios vacíos.
Me pregunto por todas las lecturas que hicimos estos meses.
Encuentro algunas marcas de ese recorrido. Avanzo sobre ellas.
¿Las vemos?
¿Seguimos en el círculo cada vez, más definido?

Las transformaciones del periodismo eclosionaron de múltiples maneras. Expansión de límites cercanos a la Literatura y a la Historia.
Implosiones de la configuración del periodista enunciador.
Medulosa inclusión de documentación y obsesiva indagación sobre sus posibilidades.
Radiografía de una sociedad, sus particularidades, sus tramas de funcionamiento.
Hallazgos y descubrimientos de acontecimientos ocultos, ignorados. Compromiso tenaz en la consecución de un mundo más justo y más humano. Y así, ¡van tantos!

Los 90 nos embelesaron con estas nuevas formas. Variadas. Potenciales. Fueron el reducto de que aún era posible, interpelar el mundo real, observarlo, diseccionarlo, investigarlo en las múltiples variantes que condensaba la realidad discursiva que lo referenciaba. Comenzó así una aventura del lenguaje en esa descarnada consideración del mundo, de las visiones que documentaban ese mundo, de las potenciales miradas sobre ese mismo mundo. Una aventura. Una loca presunción de transparentar lo oscurecido, tergiversado, distorsionado desde el poder político, económico…desde los mismos centros de información legitimados. Una nueva realidad discursiva que permitía establecer la dimensión de lo que se pensaba era más justo, más necesariamente ético, más colindante con los esquemas lógicos de un análisis de fenómenos, de situaciones, de acontecimientos.
Por eso, la cercanía con las formas existentes de la investigación periodística. Por eso, la proyección a otras formas como el periodismo de denuncia, el periodismo de precisión, las resultantes de campos específicos. Nuestra –entonces– Escuela no fue ajena a la fascinación que ejercían estos restallantes emergentes que designaban un periodismo más obsesivo en la referenciación del mundo que vivíamos… que hoy, vivimos. La lectura empecinada del contexto social, económico, cultural y político, el análisis del tratamiento de documentos y de fuentes, la interpretación de las distintas fases de los procesos de investigación, la remisión a experiencias anteriores, a experiencias similares en otros espacios, germinaron –no solo en lecturas, seguimientos, interpelaciones- en textos que marcaron y marcan la presencia de esa clase de periodistas que tercamente insisten en develar las verdades ocultas, deformadas, desde la minuciosidad de una investigación que –desde las fuentes como paradigma– transparentan lo real desde otra perspectiva, resultado de un proceso que también se transparenta.

Distintos temas. Distintos espacios de ese mundo que existe y que puede ser referenciado y transformado. Allí están:
Sergio Carreras con La sagrada familia.
Edgardo Litvinoff con En el nombre del pobre.
Ellos… desde la pasión que significa hacer periodismo desde la investigación, desde la consistencia de la documentación y de las fuentes, desde la transparencia del proceso realizado y desde el compromiso con una sociedad a la que se pertenece.

Desnudamientos

sergio carreras, autor de la sagrada familia
Foto: Universidad autónoma de asunción

Todo periodismo de investigación desnuda la trama oculta de poder ilimitado, los excesos de autoridad no controlados, las acciones vergonzantes de los hombres. Pocos textos logran ese desnudamiento como el de Sergio Carreras en La sagrada familia. Explica la significación del título en las primeras páginas: La “sagrada familia” o la “familia cordobesa”, si bien son expresiones que también, se reiteran aplicadas a las realidades locales de otros lugares del país, en la provincia argentina más identificada con el mundo del derecho adquieren una existencia palpable concreta. Esta sucinta caracterización es la metáfora que la representa. Opta por el calificativo de sagrada.

El subtítulo ancla la significación de la metáfora. Política e intimidades de la Justicia Federal de Córdoba. Una metáfora que se desdibuja, se hace referencia, a medida que la investigación profundiza los mecanismos de funcionamiento de un grupo social determinado. Una genealogía que -en el desnudamiento- muestra la obsolescencia de procesos, incompatibles, hoy, con el sistema democrático. Un desnudamiento que se materializa en el uso de minúsculas en la escritura, como una posibilidad de subvertir las normas del lenguaje escrito. Un desnudamiento que es el objetivo de la investigación y –ahora– del texto.

Un dato, incluido en la primera página, señala la participación de Camilo Ratti y Gastón Gracia “en la investigación periodística”. Determina así, ese carácter de grupo o equipo en la autoría, propio del periodismo de investigación. Nos remite, además, al reconocimiento de esos dos periodistas investigadores con vasta trayectoria.

La estructura del texto muestra la conjunción de códigos lingüísticos y no lingüísticos en el uso de las distintas posibilidades de visibilizar el enunciado. Compactos de fotografías, infografías, facsímiles de artículos periodísticos, disposiciones y decretos, comparten “el relato del proceso de investigación” que se organiza en cuadros, esquemas que completan esa visibilización. Un Prólogo y dos partes se continúan con los anexos de Fuentes y Notas, además de la Bibliografía básica y un anexo documental. Después de los agradecimientos, un fragmento titulado Bonus track, completa el desnudamiento de la metáfora que el título del texto sugería.

Esta estructura presenta algunas particularidades. Particularidades que me seducen, y me confirman en la admiración que me produjo el texto, allá hace años, en mi primera lectura. Un texto transparente. En esa estructura. En el lenguaje. En el relato resultante. En la minuciosidad de las fuentes consultadas. Un Prólogo, marca sutiles diferencias con la escritura de los prólogos. Es una enumeración de los rasgos definitorios de los protagonistas. Los señala: Estos jueces, representantes de la “Sagrada Familia” de Córdoba, son los que tienen la obligación de comprender el sufrimiento de personas pobres, débiles o desamparadas, que todos los días reclaman justicia. Dos grupos. Ha caracterizado a unos. Ahora lo hace con los otros. Aquellos que reclaman la justicia. Nuevamente una enumeración los identifica. Son…. Son… Completa, entonces ese fragmento, con una nueva dedicatoria: Este libro también está dedicado a toda esta gente, y a los otros jueces y funcionarios que no la olvidan. Los agradecimientos consignados se completan así, con estos protagonistas. Los marginados por el sistema. Los funcionarios responsables, que también, existen. El Prólogo esquematiza así, los distintos protagonismos: los que conforman la sagrada familia, las víctimas de este sistema y los funcionarios judiciales, diferentes, comprometidos con la Justicia. El texto deambula en un relato con escenas que significan los datos consignados. Señalan los resultados de la investigación. Se corresponden con las dos partes que estructuran el relato y que el título adelanta: Política. Intimidades.

Estas partes se subdividen en fragmentos titulados con un lenguaje que connota al mismo tiempo que denota. El enemigo público, La concesionaria federal, Infierno en la torre, Buenos muchachos, ¡Ascensoooor!”, son algunosde ellos. La narración de escenas, es el recurso que compone el relato unificado en la sagrada familia como protagonista. Estas escenas se complementan con la documentación que justifica, completa la información. De ahí cierta morosidad en la organización de estas escenas, que simulan una especie de puzzle donde cada dato se relaciona, se explica con el contexto global de la investigación. Pero además, muestra la capacidad de un narrador obsesivo con las descripciones del mundo presentado pero con la fluidez, la movilidad que implica el sucederse de secuencias, momentos de cada escena. Se unen así, la relevancia de la documentación investigada con el excelente manejo de los procesos narrativos.

La primera parte podría titularse Identificaciones. La consolidación de la familia, las normas de funcionamiento, avaladas por los distintos momentos políticos. Un cuadro de los parientes federales con el nombre, función y relación familiar, lo ratifica y sintetiza. Asimismo se incluye el listado de funcionarios políticos que avalaron de una u otra manera, este sistema.

La segunda parte desarrolla las modalidades, los comportamientos de sus integrantes. Se completa con la nómina de los integrantes actuales de la Justicia Federal de Córdoba. Los datos sobre fuentes son excesivamente ordenados y exhaustivos. Se ordenan sobre cada uno de los fragmentos que componen los capítulos. Explican el carácter de estas fuentes: orales y escritas. Insisten en la multiplicidad como rasgo dominante.

Se completa el texto, con anexos: Bibliografía básica y Anexo documental. Este anexo incluye facsímiles de artículos periodísticos, de resoluciones o acuerdos. También infografías sobre el trabajo en los Tribunales Federales y el número de expedientes tramitados. Nuevamente, esa meticulosidad en documentar la información utilizada, remite a las modalidades propias del Periodismo de Investigación.

Luego de los agradecimientos, se incluye Bonus track, un último fragmento. El anglicismo remite a la expresión de la inclusión de un tema extra o pista adicional. Sergio Carreras, elige la significación de “información adicional”. A partir de un texto de Bustos Argañaraz sobre el patriciado –propio– de Córdoba, establece la conformación de una “familia” con su consiguiente calificación: “sagrada”. Un rastreo por los integrantes y sus filiaciones, le permiten ratificar su continuidad y su existencia. La metáfora inicial, entonces, pierde fuerza en la denominación que se afirma como referencia. Por muchas otras genealogías como estas, donde no es raro encontrar un gobernador, un sacerdote, un militar condecorado, la familia de la Justicia Federal de Córdoba comenzó a ganarse la imagen de estar socialmente bendecida. De ser, dicho de otro modo, “sagrada”. Sagrada solamente, por la pertenencia o relación de sus miembros con la iglesia. No por su destino, menos por sus atributos. Obsolescencia.

Cierro el libro. Quedo maravillada, como entonces, en aquella primera lectura. Han quedado desnudos algunos entramados del poder de Córdoba. Una investigación lo corrobora. Unos procedimientos discursivos lo enuncian con la transparencia de un lenguaje, que no deja de orillear la poesía.

Desacralizaciones

Edgardo Litvinoff, autor de en el nombre del pobre
Foto: Comunicación FCC-UNC

El poder se manifiesta, se ejerce, se conforma en un entramado de versiones que componen la realidad discursiva que reconocemos como nuestra. Una realidad que no escapa a sutiles manipulaciones, a cuestionables maniobras, a detestables operaciones. De ahí la necesidad de desmontar ese vasto campo de versiones que oscurecen, confunden, tergiversan. Versiones que -a su vez- sacralizan decisiones, conductas, actitudes y las llenan de un protagonismo vacío de significaciones. Es por eso, que el Periodismo de Investigación se empecina en desacralizar esas versiones. Se obstina en transparentar la opacidad, en hacer luz donde las sombras oscurecen la comprensión de lo real.

Edgardo Litvinoff, En el nombre del pobre, desacraliza algunas de esas tramas. Lo hace desde la construcción de una verdad que deja de creer en lo establecido, en lo considerado irrebatible, en los mitos que se construyeron desde la política como espacio sagrado de verdades. Y… lo hace desde la ironía como mirada inteligente que descree de preceptos, de consignas, de adhesiones. Es por eso que digo: desacralizaciones.

Desacralizaciones desde la irreverencia en sus distintas manifestaciones. La primera irreverencia es el título. En el nombre del pobre, hace referencia a la invocación cristiana: En el nombre del Padre. Metaforiza así, no solo ciertos protagonismos lindantes con esa invocación, sino que remite a la utilización espuria de los desposeídos por ciertos sectores del poder político. Un fragmento explicita este sentido último del texto. En el nombre del pobre se dictan políticas y medidas que se cree, se intuye, son las que ellos más necesitan, las que les sirven, las que mejor iluminarán la sombra de su miseria. En el nombre del pobre se construye, se decide, se afirma, se ejecuta, se administra, se actúa. En el nombre del pobre se argumenta, se justifica, se excusa, se esconde. En el nombre del pobre se hace, porque los pobres no saben hacer ni tienen nombre ni voz. Y se supone que, como no tienen voz pero sí voto, conviene que perciban que alguien se interesa por ellos.

Las irreverencias se suceden una y otra vez, en la minuciosa investigación que excede un único tiempo para expandirse en los sucesivos momentos que van desde las publicaciones periódicas en La Voz del Interior hasta la enunciación en este libro. Irreverencias en el desmantelamiento de todo un sistema de corrupción enquistado en el poder político desde la confrontación de versiones, de datos, de informaciones. Irreverencias en la singularidad de esas personas, -ciudadanos- que se muestran en la descripción de sus particularidades, en los relatos puntualizados de sus vidas, en la individualidad de sus existencias. De esa forma, se desacraliza la pertenencia anónima a “los beneficiados del sistema”. Irreverencias que se cuelan en el texto en las incontables ironías que tratan de explicar lo inexplicable. ¿Alguno de sus asesores se distrajo y no le recordó la promesa? ¿Habrá sido un hermano mellizo?… Como se ve, además de suerte, Funcavi también, atrae buenas relaciones. Desacralizaciones en las distintas formas de la irreverencia como negación, interpelación, cuestionamiento.

El texto se estructura con una lógica impecable. Un inicio, el cuerpo de la investigación y un anexo. El inicio consta de dos fragmentos. El Prólogo de Daniel Santoro califica el libro como un excelente ejemplo del rol de la prensa como fiscalizador del poder. Define este periodismo de investigación como: …una indagación en el lugar de los hechos al meterse en todos los rincones de los barrios pobres de Córdoba.

La introducción de Edgardo, tiene como epígrafe una de las veinte verdadesperonistas. Nuevamente ladesacralización en la ironía que supone la transcripción. En la comunidad argentina no existe más que una sola clase de hombres: la de los que trabajan. Explicita la dificultad para abordar el fenómeno del clientelismo político en Argentina. Enuncia el tema de investigación: El caso que aquí se cuenta-nacido de una serie de notas publicadas en La Voz del Interior- está siendo investigado por la Justicia Federal de Buenos Aires.

Resume algunos avances. Ratifica lasimposibilidades y dificultades de la investigación para finalizar: Entonces si al cabo de dicha investigación judicial no se encontraran culpables… El inasible pero pertinaz juicio popular remplazará al judicial. Entonces, será de ética la vara con la que se mida la historia. En ambos casos este libro pretende ser un aporte.

El cuerpo del texto. Ocho capítulos estructuran el proceso de investigación. Ya mencionamos la minuciosidad en las fuentes correctamente especificadas y utilizadas. Fuentes que se completan con notas al pie de página, que se citan en el Anexo, que se corroboran en los distintos tiempos del proceso investigativo. Una minuciosidad expuesta en la transcripción de entrevistas, en la descripción de situaciones, en la recurrencia a las variadas fuentes posibles.

Distintas modalidades discursivas son empleadas en esta enunciación: relatos, entrevistas, transcripciones de datos, citas, referencias. El protagonismo del periodista se manifiesta en el uso de la primera persona en distintas situaciones. Ese periodista investigador, está presente y mediatiza los acontecimientos desde una certera evaluación de la documentación considerada.

Una prosa transparente posibilita ordenar la información desde la singularidad de los distintos protagonistas. Las víctimas del clientelismo son presentadas en su particularidad de ciudadanos-como ya señalábamos. Dejan de pertenecer a la informe masa de desposeídos para ser reconocidos como sujetos integrantes de un orden social determinado, con una vida única en su devenir. De ahí, los relatos que puntualizan los elementos definitorios de su condición humana. Relatos que desacralizan esa versión de protegidos y beneficiados por el sistema. Este recurso incide en esa irreverencia constitutiva del discurso, lo mismo que la ironía que corroe las significaciones de lo establecido y dictaminado por el poder.

El Anexo contiene un listado de otras fundaciones investigadas en la causa judicial, además de un apartado con Fuentes de información y Bibliografía. Un fragmento con las siglas utilizadas en el texto ratifica la meticulosidad en la documentación citada.

Cierro el libro. Me sorprende la actualidad de su denuncia. Otros nombres, otros rostros, distintas situaciones en la continuidad de un poder que esclaviza, abusa, despersonaliza. Leo nuevamente las palabras de Edgardo: Este libro pretende ser un aporte. Creo que lo es. Siento que aún es posible un mundo más humano en ese reconocimiento de las víctimas del clientelismo como personas.

Desacralización, desnudamiento. Recursos para señalar los excesos, abusos, condicionantes, estipulaciones… todas versiones del poder en sus distintas manifestaciones.

Maravilla pensar la existencia de estos textos. Maravilla pensar las propuestas de transformaciones que suponen. Un mundo mejor es posible. Concreto. Lejos de utopías imposibles. Desde la posibilidad del Periodismo como práctica y como discurso. Los dejo en su lectura.

¡Hasta pronto!

Textos
Carreras, Sergio. 2001. La sagrada familia. Ediciones Del Boulevard. Córdoba.
Litvinoff, Edgardo. 2005. En el nombre del pobre. Ediciones Del Boulevard. Córdoba.

Foto principal: Carolina Rojo / Revista El Sur

Docente e investigadora. Fue profesora de Literatura Argentina y Movimientos Estéticos, Cultura y Comunicación en la ex ECI, a la que dirigió en dos oportunidades. Es la primera Profesora Emérita de la FCC-UNC.