Los residentes del Albergue Lamónaca participaron de un taller de radio promovido por la Cátedra de Producción Radiofónica de la ECI.
Por Romina Verrua. Egresada ECI UNC.
Siguiendo el recorrido del agua, después de cruzar los puentes céntricos, donde San Vicente se pellizca con barrio Müller, está el Albergue Municipal Padre Lamónaca. Sus árboles añosos y sus habitantes reciben a toda persona que se acerque a saludar, en medio de pabellones que diferencian géneros y niveles de autonomía.
Tenemos algo que contar es el nombre del taller radial que se realizó una vez a la semana en este albergue. Durante el recorrido transitado en 2014 el mayor desafío fue conocer historias ligadas a la radio así como producir sonoridades. Entre 25 y 35 residentes junto a estudiantes de la ECI estuvieron unidos por la música, la radio y las ganas de crear.
¿Lo sonoro está solo en lo radial? ¿El aprendizaje está solo en las aulas? ¿Es el universitario quien siempre ofrece saberes al no universitario?
El taller impulsado por la Secretaría de Cultura Municipal con la colaboración de los alumnos de producción radiofónica de la ECI, aglutinó la diversidad, lo sonoro, las leyendas, los mitos populares, los residentes, los alumnos, los cuentos y la música. Participaron personas que atraviesan distintas circunstancias a nivel intelectual, emocional y físico. Algunos con décadas viviendo en el albergue, y otros recién llegados, de distintas edades y capacidades .
Lo sonoro amalgamó el deseo y placer. Se compartieron escuchas sobre la radio, artistas de antaño, leyendas y mitos populares, cuentos infantiles, y música de diferentes géneros. Ellos y ellas comenzaron a recordar historias, cantos, juegos y se animaron a compartirlos en el espacio. Se generó una sinergia de intercambios y recuerdos que hicieron del taller un espacio de reminiscencia, de encuentro con otros, de producciones sonoras creativas, de confianza mutua, de disfrute y diversión.
Un radioteatro, múltiples aprendizajes
Habían transcurrido meses de Tenemos algo que contar y los participantes se animaron a un nuevo desafío, crear un radioteatro. “El último Geranio” estuvo realizada por ocho actores y actrices residentes de Lamónaca. Se trabajó de modo tradicional, a partir del guión ensayaron los personajes, acompañados por la voz de un relator, los efectos sonoros y música pertinentes.
La integración entre estudiantes y residentes fue paulatina y permanente, logrando lazos de confianza y cariño entre ellos. Esto favoreció el involucramiento de los aprendices, que participaron en la coordinación de cada taller así como en la planificación y post producción sonora. A partir del encuentro entre residentes, estudiantes y coordinadora se realizó el proceso de definición de guión, musicalización y elección de efectos sonoros, ensayos y muestra final. La puesta en escena del radioteatro El último Geranio dio cuenta del diálogo logrado entre todos los participantes.
Ésta, así como otras experiencias extensionistas de la Cátedra de Producción Radiofónica muestran que los encuentros entre diferentes actores propician procesos comunicativos que generan aprendizajes e intercambios entre todos. Al final de las experiencias todos salen transformados a partir de haber dado y recibido saberes, de haber podido construir conocimientos colectivamente. Laura Bedoya, estudiante de la ECI, culminada la práctica dijo: “Considero que las prácticas extensionistas, además de aportar a nuestra formación individual y grupal como estudiantes, tienen un trasfondo mucho más rico. La conexión, el reconocimiento del otro”.
Reflexión que invita a pensar ¿qué concepto/s de comunicación se promueve/n desde las aulas y en los espacios de formación profesional? Luisina Villasuso se preguntó: “¿Cuál es el rol del comunicador social en este tipo de problemáticas?” Al observar la escasa atención brindada a las personas mayores desde diferentes campos de la comunicación.
La experiencia Tenemos algo que contar intenta generar respuestas al interrogación sobre el rol del comunicador en los espacios de residencia y a favor de la integración social, desde la convicción de que las propuestas de extensión posibilitan el crecimiento y aprendizajes de todos los participantes en su conjunto.