Por Ximena M. Danese *

El 34° Encuentro Nacional de Mujeres atravesó todos los campos de expresión posibles: marchas, intervenciones, talleres, discusiones y banderazos le ponen el cuerpo a las demandas sociales de mujeres, lesbianas, bisexuales, trans, travestis, intersex, no binaries y otras identidades que se identifican con un pedido común de igualdad y justicia. La literatura por supuesto, no queda al margen de esta batalla.

El espacio es una librería de la ciudad de La Plata ubicada en diagonal 78, que se fundó en 2014 y se define como una confluencia de proyectos. Funcionan en esta librería autogestiva e independiente varias editoriales como Malisia, Pixel, Club Hem, EME, Agenda Zaz, FA Taller-Estudio, Terrome y Ninja Producciones. También una escuela taller: ET, que es un espacio de formación no formal.

Esta esquina es acogedora y vintage, llena de libros con estanterías hasta el techo, que parecen no caber dentro de esas paredes coloridas que se extienden, además, hacia una terraza a cielo abierto con sillas y luces donde funciona un bar improvisado.

Es sábado, son las 21 de un día (devenido en noche) agitado por las emociones y la reciente lluvia en la ciudad de las diagonales. El 34° Encuentro Nacional de Mujeres convocó a miles para desarrollar diversas actividades y una de ellas tiene lugar acá, en donde tres escritoras leen sus producciones con micrófono en mano, en medio de una multitud expectante.

Abre el encuentro Estefanía Radawski, autora platense, que comienza leyendo varios poemas de su reciente libro “Todo es político: Amar, tener miedo y volver a amar”. Luego de un break en donde aprovechamos para tomar unas cervezas, siguen llegando mujeres a la terraza.

Sus pañuelos verdes, naranjas, violetas, se mezclan entre las estrellas que quieren aparecer y el brillo del glitter en sus rostros que reflejan un mismo frenesí y energía en ebullición. El ambiente despreocupado y risueño contrasta con los comentarios de talleres que se brindaron en todas las escuelas, sobre temas complejos, urgentes, importantes.

La poesía como espacio de lucha colectiva

Natalia Bericat toma la palabra, interrumpiendo el alboroto general, se presenta y lee sus poesías, invita a la marcha en homenaje a las víctimas de femicidio en todo el país que se va a desarrollar en todas las plazas de la ciudad al día siguiente y recuerda a varias de ellas, nombres que desafortunadamente yo (y la mayoría de las que estamos allí presentes) recordamos también.

Finalmente, ya siendo las 22, llega el momento que estaba esperando: Cecilia Solá, miembro del colectivo Ni Una Menos, oriunda de Chaco (hermana del también exitoso escritor Juan Solá), llega acompañada de varias personas más. Comienza agradeciendo la convocatoria, humilde como es su costumbre, comentando su emoción y su entusiasmo por el recibimiento de tanta cantidad de mujeres. Se acomoda el pelo negro que no le llega a los hombros y con firmeza empuña el micrófono para amplificar su voz. Esa voz que le da vida a tantas historias de violencia y desamparo, que en sus palabras tan bellamente escritas parecen solamente un sueño.

Es vitoreada y aplaudida durante su lectura y un llanto apenas contenido aflora cuando se le quiebra la voz: “El patriarcado y los femicidas nos ejecutan pero es el Estado quien nos mata. No vamos a morir en silencio nunca más compañeras”.

Luego de esa frase el aire se vuelve espeso, se transforma en un suspiro e inmediatamente en un aplauso. Ese aplauso infinito nos arropa.

Sus ojos se empañan, todas nos sentimos envueltas en una atmósfera donde no interesa el frío, ni la humedad, ni el viento que nos rodea.

Porque como Cecilia dijo, el sufrimiento es individual; de cada una, no hay dos historias iguales. Pero al igual que la lucha la salida es colectiva.

De lejos suenan los tambores y redoblantes de las compañeras que intervinieron las calles adoquinadas haciendo de este reclamo una fiesta. Y de esta fiesta una oportunidad de compañerismo y sororidad mutua. Como en cientos de gargantas se escucha a lo lejos: “Somos las nietas de las brujas que nunca pudieron quemar”. De reivindicar a nuestras antecesoras y continuar dando pelea, de todo eso se trata el feminismo. 

A partir de ahora sabemos que no estamos solas, que no vamos a estar solas nunca más.

Fotos: Organización del 34° Encuentro Nacional de Mujeres – La Plata 2019

* Estudiante de cuarto año de la Licenciatura en Comunicación Social, orientación en Comunicación Gráfica, de la FCC-UNC. Texto producido para la cátedra de Redacción Periodística II – Periodismo de Opinión y Crónica.