Verónica González Bonet es la única periodista televisiva con discapacidad visual en América Latina. Desde enero del 2010, trabaja en la TV Pública convirtiéndose así en una referente de la temática. Además, preside desde 2011 la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI).

Por Sol Bender. Estudiante FCCUNC

Licenciada en informática, su vocación periodística apareció en 2005, cuando le encargaron hacer un proyecto para ser financiado por la Fundación Telefónica, donde trabajaba. Eligió hacer microprogramas de radio para analizar el modo en que se mostraba a las personas con discapacidad. En estos programas, que se emitieron durante seis meses, Verónica se encargaba de la producción periodística, y así descubrió que eso realmente le gustaba.

En el año 2008, renunció a su trabajo en Telefónica y decidió dedicarse al periodismo. ¿Hubo trabas o prejuicios? Si, muchísimos. Tardó más de un año en encontrar trabajo. “Empecé a ir a muchas radios, programas de televisión, periódicos, y la respuesta siempre era la misma: ‘cualquier cosa te llamamos’, o ‘uy, ¿por qué te molestaste en venir?’”. Gracias a Magdalena Ruiz Guiñazú, quien la derivó a Jefatura de Gabinete, ingresó en la Televisión Pública a fines del 2009 donde continúa hoy.

Allí tuvo una columna específica sobre discapacidad hasta el cambio de gestión en 2015, que sus notas empezaron a ser transmitidas como cualquier otra. De a poco, trata temas de información general, algo muy complejo porque a veces parece que “hacer una nota de discapacidad tuviese un valor inferior a una nota de cualquier otro tema”, explica.

En este sentido, Verónica sostiene que se desconoce que las personas con discapacidad pueden trabajar en igualdad de condiciones que los demás. “A veces se cree que porque uno necesita ayuda para realizar alguna tarea es incapaz”. Y “el periodismo, afirmó, no escapa de este prejuicio”.

¿Cómo ves el tratamiento del tema en la televisión o en los medios en general? ¿Existe una comunicación con enfoque de derechos?

No, yo creo que no. Todavía vende más el amarillismo. Hay gente que sí se preocupa por saber, y otra gente que no. Algunos te preguntan ‘¿cómo digo? ¿Persona con capacidad o persona con capacidades diferentes?’, lo que no es un detalle menor. Uno parece re hincha, pero la verdad es que un término u otro encierra un concepto completamente diferente. Vende más una nota a Anto, del video “Hola, soy Anto”, que un análisis profundo sobre lo que hay detrás de todo el circo que se hizo en torno a eso, digo para darte un ejemplo concreto y actual.

La periodista afirma que el amarillismo aparece porque la discapacidad no es algo “lindo” para mostrar, y los periodistas no saben abordar el tema. En general, “las personas con discapacidad son retratadas con dramatismo como ejemplos de vida”. Sin embargo, “ni somos superhéroes ni víctimas de nuestras circunstancias”, y es desde esta perspectiva que debe abordarse la información.

Con este panorama, Verónica realizó el Manual de buenas prácticas en Comunicación y Discapacidad, con el objetivo de informar con responsabilidad, respetando la diversidad. Informar sin dramatismo, estereotipos ni diminutivos, de forma positiva y sin dejar mal parado al entrevistado son algunos de los consejos.

Teniendo en cuenta tu experiencia, ¿cuál es el rol que deben cumplir los periodistas en la sociedad?

Me parece que siempre tenemos que pensar de qué manera podemos contribuir a no estigmatizar, esa es la clave, el límite. Preguntarse sobre qué es lo que voy a mostrar, y si eso va a contribuir al ejercicio de derechos o a estigmatizar a las personas con discapacidad. Siempre tenemos que pensar en eso. Si vamos a contar una historia de una persona con discapacidad con derechos vulnerados, no aprovechar esa situación para hacer amarillismo, sino hablar de los derechos que esa persona tiene, de aquello que lo ampara, y de por qué esa persona no puede ejercer efectivamente ese derecho.