Por María Valentina Luna *
Durante la III Bienal de Periodismo y Comunicación, dos conferencias hicieron foco en los riesgos de las fake news, la manipulación y la infodemia en medios y redes sociales, principalmente en pandemia. El rigor profesional, la mejor vacuna.
¿Qué consumimos cuando nos informamos? y Frente a la Infodemia y la desinformación: periodismo y fuentes responsables, fueron los títulos de dos conferencias que abordaron los recaudos y peligros en torno al manejo de información periodística en general en el crítico contexto de pandemia en particular.
En ambas actividades de la III Bienal de Periodismo y Comunicación participaron representantes del grupo de Chequeados.com, Laura Zommer y Matías Di Santi, quienes brindaron una definición de desinformación, y compartieron el proceso al que son sometidas las noticias que se investigan para saber si son falsas. Gracias a la presencia de Nelly Luna, editora general de Ojo-Público, de Perú, también pudimos conocer los métodos de chequeo de otros medios y países de Latinoamérica. También aportaron su experiencia periodistas de medios locales y nacionales, como Virginia Guevara, egresada de la FCC y editora en el diario La Voz del Interior, María Ester Romero, de Radio Nacional Córdoba, el diario Perfil y Ruido – Red contra el silencio oficial, y Natalia Lauzau, de La Nación Data.
¿Qué es la desinformación?
El principal eje sobre el cual trataron ambas conferencias son los peligros a los que se expone el periodismo en tiempos de pandemia, sabiendo que buena parte del público se informa mediante redes. Se entiende por desinformación a “todos aquellos contenidos que circulan en los medios, desde redes sociales y mensajería como whatsapp en los que se inventan, sacan de contexto o tergiversan hechos”.
Pero no todas las desinformaciones tienen el mismo efecto. Existen contenidos que resultan no dañinos, otros que generan alejamientos de la democracia, daños económicos, interferencias en la democracia o incluso riesgo de vida, y por eso no todas estas noticias reciben el mismo trato. Laura Zommer afirma que “sería imposible chequear todo lo que circula”, entonces se siguen ciertos criterios para decidir. Y también existen diversas motivaciones, como pueden ser las monetarias, de convicción política o simplemente ignorancia.
Chequeados.com tiene un método de verificación de las noticias que incluye ocho pasos, donde deben seleccionar contenidos sospechosos, ponderar su relevancia, intentar identificar las fuentes, identificar a los involucrados y afectados, consultar con fuentes oficiales y fuentes alternativas, dar contexto para poder finalmente confirmar o desmentir la información.
Mientras que las notas publicadas por Ojo-Público son sometidas a una doble edición, ya que a partir de la pandemia la información se volvió cada vez más difícil de verificar debido a errores incluso en los datos oficiales.
Nelly Luna decía que “nunca va a haber la suficiente cantidad de verificadores”, la desinformación no va a desaparecer, pero como periodistas nuestro trabajo debe ser “prepararnos para aprender a lidiar mejor con ella”.
¿El método de verificación funciona?
El chequeo no hace que la gente cambie de opinión, ya que muchas veces existe un sesgo de confirmación de la información, donde se mezclan las creencias individuales con los hechos, pero cuando se confirma que una información compartida era falsa, la gente cambia de conducta, y deja de compartir información que no ha sido chequeada. “Hay mucha menos gente que comparte contenido falso después de que se señaló que ese contenido era falso”, explicaron Matias Di Santi y Laura Zommer al referirse a la efectividad del método.
¿Por que se viralizan contenidos falsos?
“Muchas veces se comparte contenido sin advertir que es falso”, comentó Laura Zoomer durante el panel. Las redes sociales son la fuente de información de 7 de cada 10 argentinos, lo que genera un desorden informativo, donde el consumidor de noticias muchas veces se informa mediante medios que no cuentan con periodistas profesionales, y por lo tanto “el consumo es más bien incidental”.
Esto se debe también al algoritmo de las redes, que nos muestra más de lo mismo que consumimos o de las publicaciones a las que le damos like, sin advertir si son o no fuentes confiables. Sin embargo, “nos quedamos cortos si creemos que es un problema de algoritmo”, afirmó Zoomer y señaló que el verdadero problema se encuentra en las maneras en las que se financian las estructuras periodísticas, y en el compartir contenidos para contentar a un cierto público.
Los medios además también están siendo atravesados por la “grieta” política de nuestro país. Según la periodista de La Voz, Virginia Guevara, “les está yendo mejor a los medios que asumen una postura”, ya que muchos reaccionan en relación a lo que quieren sus consumidores, lo que complejiza el trabajo periodístico y conlleva un riesgo: “Hemos desestimado la objetividad e imposibilitado la neutralidad”.
Además, Guevara se refirió a los problemas que tiene actualmente el periodismo para distinguir opiniones de hechos: “El lector tiene que leer cuatro diarios distintos para entender de qué se trata el hecho. Todo se agota en la polémica y nunca sabemos quién tiene razón”. Al contrario, señala que la base del buen periodismo son los buenos datos, que en la actualidad están ausentes debido también a la falta de investigación.
En lo referido a esto, Natalia Lauzau, integrante de La Nación Data, contó que el trabajo con datos tiene tres grandes pasos: “Primero está la recolección, luego el análisis y la visualización de esos datos”. Luego enumeró varias de las fuentes que consultan habitualmente para las notas, haciendo especial hincapié en que se trata en su mayoría de fuentes públicas, como el Boletín Oficial, el portal de compras públicas o informes del Congreso, entre otras.
“Todos los días se publican muchos documentos y datos generados por el Estado”, señaló, lo que conlleva complementar la información que no se consigue, y también hacer preguntas más específicas y puntuales sobre la información que se necesita y se busca. Desde su perspectiva, el problema actual del periodismo no está en la falta de buenos datos, sino en el análisis y visualización.
A su vez, Nelly Luna resaltó la importancia de las fuentes periodísticas, que son “el alma del periodismo”, y agrega que para luchar contra la desinformación también se necesitan estrategias donde se involucre a la comunidad científica, académica y a la sociedad civil, que pueden ser grandes cómplices para cortar la circulación de contenidos falsos.
Foto principal: Reuters
*Estudiante de cuarto de la especialización en Investigación y Planeamiento en Comunicación Social de la Licenciatura en Comunicación Social de la FCC-UNC. Integrante del equipo de estudiantes voluntarixs a cargo de la cobertura periodística de la III Bienal de Periodismo y Comunicación.