Cecilio Soria, más conocido como “Chula”, vive de la producción de cabras en el paraje Pichanas, al Norte de Córdoba. En esta nota, dialogamos sobre una forma de vida que se mantiene en pie a pesar de las inclemencias del tiempo y la falta de apoyo estatal.

Por Javier Romero. Fotos: Javier Romero – Layla Arias Martínez

La vida de Chula Soria está atravesada por la producción caprina. Hace veinticinco años decidió, junto con Aidé -su compañera de vida- involucrarse en la ardua tarea de criar cabritos.

Al principio se iniciaron con muy poco y, a base de trabajo familiar, supieron tener más de 300 animales. Soria contó a Qué Portal: “No teníamos ningún conocimiento sobre cabras, cuando me casé traje una chancha y me dio lechones. Siendo jóvenes tenía muchas ganas de lucharla en el campo y le había propuesto a mi mujer que compremos unos cabritos. Un día, vinieron unos chicos de Bella Vista a casa porque teníamos una venta de bebidas para la gente que pasaba por la zona o iba al dique. Me dijeron que les hacía falta un lechón, yo les dije, ¡se lo cambio por una cabrilla! Mi mujer me decía que el lechón valía más que una cabra. Tenía razón, pero a la larga salimos ganando”.

Para llegar a Pichanas, departamento Cruz del Eje, se puede acceder por la Ruta Nacional 38 desde Villa de Soto con dirección hacia la provincia de La Rioja, optando por el camino izquierdo en el KM 58. Luego, se deben transitar aproximadamente ocho kilómetros hacia el dique que lleva el mismo nombre que el paraje.

¿Cómo fueron los primeros días de aprendizaje ?

No teníamos nada de experiencia. Nos amanecíamos preocupados en los corrales. En pleno julio había que traer los cabritos recién nacidos dentro de la casa, en cajones de manzana. Una noche nacieron quince, cuando los devolvíamos al corral, ya la madre le había perdido el olfato de la placenta. Imaginate lo que era: los sacábamos del corral para que no se mueran y a veces se terminaban muriendo igual. Aprendimos en la experiencia pero también con cursos y capacitaciones.

¿Cuál es la realidad actual en su campo con respecto a la producción caprina?

Chula entristece su tono de voz. No es para menos, la familia Soria sufrió una inundación que produjo grandes pérdidas entre los campesinos del lugar. El febrero pasado fue turbulento. El Río Pichanas desbordó y la producción caprina disminuyó de forma considerable. El río y el león –como le dicen al puma de las sierras cordobesas– me mataron muchas cabras. En este campo quedé solo con treinta. La creciente se metió en la casa: llevó las sillas, lechones, gallinas, alambrados, colmenas, se desbordó todo. Nunca pensé que podría pasar esto. Se me hace todo cuesta arriba. Teníamos pocas ganas de seguir, pero acá estamos peleando y trabajando en el monte, confió en que vamos a salir adelante.

¿Por qué elegís criar cabritos en lugar de vacas u otros animales?

La carne de cabra es mejor que la carne de vaca. La cabra come del monte, es lo más natural que existe. La vaca que comemos vaya saber uno con que la alimentan. En una hectárea de campo se pueden criar de a diez o quince cabras. En el mismo territorio se puede mantener solo una vaca. Los cabritos se alimentan del monte, de la tusca, del mistol, algarrobo de tintitaco, fruta del cardón.

Los productores caprinos de la zona ¿Tienen algún apoyo del Estado?

Por lo menos acá no nos ayudan con nada, con ningún gasto. En su momento la Agencia Córdoba Ciencia se llegaba para verificar la salubridad de los animales. Los estudios salieron bien y ellos mismos me compraban toda la leche. Después, empezamos a vender a la planta de Rayo Cortado, de Río Seco. Yo me tomaba el trabajo de recolectar toda la leche que producían los vecinos, anotábamos cuanto aportaba cada uno para luego venderle a la planta. Ellos me trajeron embudos, filtros y coladores. Cuando se cerró la fábrica, no teníamos donde vender. Luego, aparecieron otros compradores.

Y ¿qué pasó?

Problemas con la (Policía) Caminera. Demoraron al camionero de la leche. Resulta que llevaba la boleta de traslado de alimento pero no la boleta de compra. Lo pararon, lo detuvieron, le quitaron 2800 litros de leche y la perdió. A partir de ahí no quisieron comprar más. Había que tener el término legal de los trámites. Intenté , me hicieron viajar mucho para hacer los papeles y abandoné. Ahora, vendo solo mi leche a una fábrica de Cruz del Eje.

Los cabritos suelen llegar a los restaurantes de la mano de “los cabriteros”. Se les llama así a los comerciantes que se dirigen al campo para comprarle a los productores en grandes cantidades, luego los venden a frigoríficos o parrillas. A los productores suelen ofrecerle 400 pesos por cada animal, pero el plato de cabrito en un restaurante de la ciudad cuesta -en promedio- 300 pesos. Las ganancias de los comerciantes son muy superiores a las obtenidas por el productor.

¿Cómo es la relación de los productores locales con los cabriteros ?

Mira, acá a la gente no le queda otra que vender. Algunas personas de Carlos Paz compran treinta o cuarenta animales pero ofrecen poca plata, comprándole a los productores por distintos precios. En definitiva, ellos le ponen el precio a los que nosotros producimos. Yo siempre trato de ponerme firme y hacer valer nuestro sacrificio para vender a un precio justo. Lo mejor sería formar la cooperativa pero bueno, no se pudo.

¿Por qué no se pudo formar la cooperativa?

Está muy difícil formar cooperativas porque cuesta ponerse de acuerdo entre los productores. Siempre se piensa mal del que tiene más animales pero la idea es que crezcamos entre todos. A través de la cooperativa podríamos mejorar la sanidad y la raza. Si nos agrupamos, venderíamos con boleta a los mercados, podríamos tener una gran planta en un solo lugar para almacenar todos los cabritos de la zona. Sobre todo, pondríamos nosotros el precio y garantizaríamos que siempre haya animales para vender.

Además de la conformación de una cooperativa. ¿Qué otras necesidades tienen los productores de la zona?

Poder armar una planta lechera. Desde la Provincia nos ofrecieron instalarla. Pero, al no tener personería jurídica, no podían destinarnos los fondos. Luego, se hizo cargo del proyecto la comuna de Paso Viejo ( poblado vecino al cual pertenece jurídicamente la pedanía Pichanas). Por supuesto nos opusimos, ellos están más alejados de Pichanas, nos quedaba lejos. Después, una autoridad nos reunió a los productores para ponernos de acuerdo con el terreno, quise donar el mío pero no lo aceptaron. Entre tanto tironear, destinaron los fondos a Paso Viejo. Al final, la planta nunca se hizo.

Soria tiene 58 años y toda su vida estuvo ligada al monte. Dice que el celular y la tecnología van en contramano con la cultura del productor campesino. Desde su punto de vista, hay muchos conocimientos que pueden perderse por los nuevos intereses de los jóvenes. Para contrarrestar, cree que sería bueno que se dictarán charlas en los colegios rurales sobre la importancia de saber producir en el monte.

 

Las cabras pasan la mayor parte del día alimentándose de plantas autóctonas. Suelen volver al corral cuando el sol se esconde. Sino regresan, el campesino sale a buscar los animales entre las sierras.

Entonces.. ¿Cuál es para vos la importancia del monte?

Mira, yo lo veo así: Al monte hay que limpiarlo para prevenir los incendios. Antes, la gente de la zona vivía del carbón y así sobrevivían las familias numerosas. pero yo no voy a cortar un algarrobo o un mistol aunque a veces extraer del monte ayuda a sobrevivir. De todas formas, el monte nos da la vida y muchos beneficios como remedios. La cuestión viene desde los indios que usaban “La Tusca” para desinfectarse y para curarse de la gastritis, el uso de plantas como el Atamisqui y muchos otros yuyos que usamos para curarnos. Un equipo de la universidad vino hacer un trabajo sobre las plantas. Nosotros les contábamos los beneficios de cada una y ellos se llevaron mucha información. ( Ver “ETNOBOTÁNICA PARTICIPATIVA EN ESCUELAS RURALES DE LA COMUNA PASO VIEJO”)

¿Alguna vez pensaste cambiar de vida?

Los otros días me preguntaron si estaba conforme con mi vida y si me iría a una gran ciudad como Córdoba o Buenos Aires .¡Como no voy a estar conforme en el monte si somos libres y respiramos aire puro!. Acá somos dueños de lo que queremos hacer, yo soy muy feliz en el campo.