Durante su paso por Córdoba, Alberto Quevedo habló de gestión cultural y comunicación durante el I Foro de Comunicación y Cultura en la UNC.  

Por Magdalena Bagliardelli. Egresada de la ECI/UNC – Foto: Paola Lucero Canales

“Alejandro Piscitelli planteó el fin de la televisión con la llegada de internet… Todos le erraron”, bromeó Quevedo, ya que “nadie nombró al celular”. Según el sociólogo uruguayo “la industria nos seduce todo el tiempo” por lo cual la tecnología queda obsoleta rápidamente, y a la vez, se acentúan los procesos de desterritorialización. Incluso sostuvo que las nuevas maneras virtuales de acceder a la educación van a reformular la “arquitectura escolar”.

El investigador con doce años de carrera en Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO explicó -en el subsuelo del pabellón Argentina de la UNC- que para los gestores culturales la cultura aparece de distintas maneras. “La variable cultural sobreimprime muchas áreas”, dijo, ya que existen distintas áreas de dominios de la cultura. Sin embargo, “en la actualidad, el diseño es el rasgo cultural que está sobre el producto”, remarcó.

Quevedo, invitado además junto a su colega Belen Igarzábal para dictar el curso Gestión Cultural en las ciudades, mencionó que el leimotiv de un espacio cultural debería ser generar confianza y agregó que con la implosión de las redes, es necesario trabajar y reinventar estos espacios de colaboración y participación.

El éxito de la TV

Además de su trayectoria en las aulas, Quevedo participó en el equipo de producción de Gran Hermano I y colabora con el Ministerio de Educación en la producción del canal Encuentro y del portal Educ.ar.

-¿Cómo viven los consumidores de TV su relación con este medio?

– Actualmente estamos trabajando en una encuesta sobre consumos culturales en jóvenes. ¿Qué hacen, qué consumen, qué expectativas tienen los jóvenes de 11 a 19 años? Además, ¿qué les pasa con los docentes? A menudo se escucha la voz de los educadores respecto de los estudiantes, pero es menos frecuente a la inversa. En septiembre se va a lanzar y esperamos en marzo poder tener los resultados para conocer esta relación en profundidad.

-Mucho se critica de programas como Showmatch: que son racistas, misóginos, que no aportan saberes. Sin embargo, son los más vistos por la audiencia. ¿Deberíamos preocuparnos?

-Los formatos audiovisuales tienen un éxito extraordinario y mucho profesionalismo detrás. En el caso de Showmatch es difícil sostener 15 años con rating de 30 puntos. En este sentido, es complejo hacer televisión para exportar. Showmatch lo logró: se transmite en América. Cuando (Marcelo) Tinelli dice “buenas noches América”, no es en modo figurado, es literal. Creo que no deberíamos preocuparnos porque quienes consumen Showmatch son conscientes de lo que ven y además también consumen otras cosas como Encuentro o series. Al televidente no le gusta la cena de plato único, le gusta la picada. Le gusta el Chango Spasiuk y le gusta el rock. El multitasking está más extendido de lo que estamos dispuestos a entender. Creo que siempre el límite es el derecho.

-¿Qué programas consumís?

-Me gusta mucho Guapas, la serie The killing, que la presidenta (CFK) también mencionó hace unos días. Vamos a competir contra estas series. La TV necesita éxitos y audiencia y no hay mucha gente que pueda lograrlo. Por ejemplo, yo le tengo mucho respeto a Cris Morena. Como te dije, el límite es el derecho, no la estética. Yo la llevé a mi hija a ver Chiquititas y Bandana y fueron muy buenos espectáculos.

-En relación al contenido, ¿cómo hace el 33% comunitario (dispuesto por la LSCA) para producir contenido sin tener como socio al Estado?

– Sin Estado no hay ejercicio ni garantías de derechos pero tiene que haber una manera de producir contenidos -con esta perspectiva- más allá de estar asociado a él. Es necesario que exista capacitación y que los sindicatos, las universidades públicas y las privadas, las entidades de la sociedad civil tengan un presupuesto destinado a generar contenidos audiovisuales.