Por María Paulinelli *
El recorrido por los textos de egresados de la ECI-FCC llega a su fin, con las “discursividades posibles”, textos que testimonian, experimentan e innovan: Romerías, Esto es una escena, Bitácora y Éramos tan progres.
El tiempo de la memoria.
El espacio de la escritura.
Discursividades posibles.
Migraciones: Romerías de María Ester Romero.
Mutaciones: Esto es una escena de Juan Manuel Pairone.
Circularidades: Bitácora. Retazos de memorias de Letizia Raggiotti. Experimentaciones: Éramos tan progres de Adrián Simioni.
¡Hola! Llegamos al final de ese círculo que estuvimos recorriendo. Distintas modalidades discursivas nos llevaron por espacios diferentes. Comprobamos la transformación de los discursos que también, es la transformación de los tiempos de nosotros.
Los textos de nuestros egresados y estudiantes, nos enseñaron la vitalidad de grupos humanos que desafiaron la inmediatez de la existencia para ratificar la permanencia en la memoria. Una memoria que nos une en el espacio de la escritura… y ahora también de la lectura. Porque leímos y sentimos que seguimos siendo parte de esa Escuela, la Escuelita, como sabíamos llamarla. Fue una forma de saber que estamos vivos… aquellos que vivimos los comienzos. Fue una forma de saber que estamos vivos… todas las generaciones que siguieron y dejaron sus rostros y sus nombres en la vida cotidiana de la Institución que se hizo grande, que pasó a ser Facultad, que sigue siendo una forma particular de institución de gente hermosa, quizás desenfadada, quizás sedienta de una vida mejor, de un mundo más humano.
Fue, es, será una forma de saber que estamos vivos… conocer los espacios de escritura desde el tiempo azul de la memoria. Ese tiempo donde aún están, estuvieron un entonces, seguirán estando en un después… porque es parte de la vida, de las distintas generaciones con su historia.
Y hoy, nos estamos despidiendo. El círculo se cierra. Nos quedan pocos textos. Textos que hablan de búsquedas, experimentaciones, de traspasos. La oralidad de la radio. Los sonidos en conjunción con las palabras. Las circularidades discursivas de la memoria. Las singularidades de nuevas escrituras. El lenguaje se explaya en posibilidades varias. Los formatos se adecuan a los medios. Los textos migran en traslados, se transforman en mutaciones, se renuevan en experimentaciones. Se afirman en la convicción de lo vivido.
Migraciones. Romería de ideas
Nosotros, en este recorrido de lecturas, recurrimos a la durabilidad y permanencia de los libros. Ya vimos distintas situaciones. Algunos son compilaciones de textos que fueron enunciados desde el lenguaje escrito. Otros, tienen la particularidad de ser textos migrantes –los nombramos así- porque pasaron de la oralidad a la escritura. Buscaron las certezas de la durabilidad, la permanencia, el abandono de lo efímero de las voces. Distintas posibilidades, me digo. Y entonces, como si buscara justificar las migraciones, encuentro este libro. Romería de ideas. Una increíble propuesta. Una valiosa experiencia.
La compiladora, María Ester Romero, lo explica. La idea de este libro nació como reflejo del instinto innato del ser humano de prolongarse en el tiempo, dejar rastros de su existencia. Representa la pervivencia del colectivo de La Romería, un espacio que se gestó a través de un programa de radio. Reconozco particularidades que muestran la singularidad del texto.
El libro se abre con un fragmento Sobre el Diseño e Ilustración de la tapa del libro Romería de ideas. El traspaso al formato libro supone la justificación de los elementos definitorios del nuevo formato. De ahí la explicación de Mariana Costa, la diseñadora, sobre los elementos de la tapa. La significación del título, las imágenes –diseño y metáforas que representan– los enunciados del texto. Lo define: Este libro es una compilación de reflexiones en torno a temas relacionados con nuestro país, las problemáticas sociales, económicas, culturales y políticas que signan la época.
El Prólogo de María Ester Romero explicita las motivaciones de la composición del texto, básicamente de la compilación como propuesta. Con sorpresa y admiración, quienes realizamos diariamente La Romería fuimos observadores privilegiados del aporte de oyentes que voluntariamente, con entusiasmo, creatividad y confianza hicieron llegar su respuesta a ese llamado.
Seguidamente, una nota de la Dirección de la Escuela de Ciencias de la Información señala la relevancia en la actual sociedad de la información, de proyectos que garanticen y den respuestas certeras a la pluralidad necesaria en los medios de comunicación. Puntualiza la significación del programa La Romería. Programa que ha buceado en la trama de actores y situaciones que cada tema y en cada emisión se ponía al aire. Los contenidos de las cartas de los diferentes oyentes y la magnífica idea del equipo de La Romería de hacerlas públicas en este libro, son una muestra del camino de compromiso y transformación en el que está transitando un programa de una radio pública y nacional. Certera apreciación que legitima, desde la academia, una experiencia periodística valiosa.
Sergio Tagle –una presencia permanente en nuestra Facultad– propone una mirada sobre la función de la radio desde una revisión política de los últimos años. Así señala: El espacio de una radio pública de gestión estatal, bien puede facilitar la constitución de una escena agónica, vibrante, donde discutan, confronten eventualmente los distintos proyectos políticos de la sociedad que pugnan por su hegemonía.
Manolo Lafuente –estudiante en los tiempos de la Escuelita–, desde un texto provocador, Romería lustro a domicilio, metaforiza la radio como espacio singular de los humanos. Era un libro milagroso que no tenía hi hojas ni letras; era, en resumen, un libro para leer el cual eran inútiles los ojos; eh cambio, se necesitaban las orejas… Un hermosísimo texto que habla de pertenencias a ese nuevo elemento que es la radio, capaz de nuclear a todos los humanos, sintetizado en las dos afirmaciones finales: Y estás vos / Y estoy yo, que en lugar de fijar una cajita de música criolla, lustro romerías a domicilio.
Una fotografía con los datos del programa abre el texto de María Ester Romero. La historia sintetizada en las continuidades, singularidades, propuestas, reconocimientos, se suceden en un relato que visualiza los oyentes como protagonistas relevantes. Por eso es que concluye: La Romería hace honor al nombre. Es un enjambre de personajes con avidez de saber, pensar, motivar, cuestionar, buscando un objetivo certero en el camino que nos propone la historia presente. De esta manera, sintetiza los enunciados anteriores. Completa las informaciones necesarias para una introducción a los textos compilados, a las voces de los oyentes.
Estas presencias, se manifiestan en un primer momento con las transcripciones de los correos electrónicos enviados al Programa. Un segundo momento con la remisión a las redes sociales. Gustavo Ferradans explica el funcionamiento del Facebook de los oyentes, con los intercambios producidos en el muro del Programa. Un tercer momento, y el más relevante por la singularidad de los enunciados- autoría, exposición de la mirada crítica de un tema- compila dieciocho textos.
Son textos de autores varios, definidos por la compiladora como un enjambre de personajes con avidez de saber, pensar, motivar, cuestionar: buscando un objetivo certero en el camino que propone la historia presente. Multiplicidad de voces que se expresan desde la particularidad de su mirada, desde la formación de su profesión, desde la libertad que confiere el uso de la palabra como comunicación fundante de toda sociedad. Los temasresponden a dicha multiplicidad. Son contemporáneos en la pertenencia a las problemáticas de ese “lustro” que se busca mostrar y evidenciar. Eso es lo que define finalmente el libro cuando concluimos la lectura. Es un documento de un tiempo de la vida de los argentinos. Un documento desde la riqueza que propone la radio como medio de comunicación. Un documento de la responsabilidad y el compromiso de algunos periodistas… Muchos de ellos, nuestros.
Había empezado hablándoles de textos migrantes. Textos necesarios, me digo. Necesarios para seguir pensándonos.
Mutaciones. Esto es una escena
Las imágenes mutan en palabras. Los sonidos mutan en palabras. Todo en un ingente y permanente cambio de mutaciones entre signos. Indiferenciación de discursos y de procedimientos. Los mensajes se atropellan en diversas experimentaciones. El terreno de las formas, es resbaladizo… por no decir, intempestivo. La palabra resulta una avanzada permanente sobre lo posible, lo singular, lo diferente.
Juan Manuel Pairone es el compilador de Esto es una escena. Además lo prologa, lo integra como autor y lo epiloga. Distintas presencias enuncian las posibles mutaciones. Más de veinte. Solo consideramos a nuestros egresados Agustina Checa, Juliana Rodríguez y Mili Pioletti. No dejamos de recomendar la lectura total del texto por la ingerencia de lo nuevo, por la diferencia estructural de la escritura. El Prólogo lo dice: Esto es una escena y las escenas se construyen de manera incesante, desde varios frentes. En cada nuevo disco, en cada nuevo show, en cada nueva palabra. Un espíritu del tiempo- diría Edgard Morin- que en ese particular desarrollo y producción de la música, encuentra una energía que traspasa los límites del sonido grabado y se concreta en ediciones físicas y virtuales, en presentaciones y ciclos de todo tipo y en ideas atractivas que empiezan a circular con impulso sostenido. Y son esos varios frentes lo que explica el reconocimiento de un momento. Un momento hecho de mutaciones. Diorama y Diez discos del rock nacional presentados por 10 escritores son los textos que también, conforman ese momento, dice Juan Manuel Pairone. Textos que se alinean con Esto es una escena. Mutaciones todas.
De ahí que explique: Son textos absolutamente apasionados tanto por la música como por la escritura. Textos que son historias personales, relaciones particulares de alguien con un puñado de canciones. Pequeños relatos, más o menos biográficos, periodísticos o literarios, pero definitivamente entregados a la búsqueda de construir nuevos sentidos. Los textos van precedidos por imágenes y por el título del disco y del grupo. Luego, una breve biografía del autor. Recién entonces, empieza el texto propiamente dicho.
Agustina Checa con El Playa Los Frenéticos. Rompan todo. Los sucesivos fragmentos, hablan de las transformaciones del presente. Un presente que se vive en Córdoba ciudad. Un presente que se desliza en las canciones que significan no solo por sí mismas, sino por la cadencia que adquieren en la producción de la Banda. El Playa se erige allí donde nadie se animó a ir. Quienes lo hicieron posible sintieron la urgencia de transformar una realidad bajo la cual sus intereses musicales se hallaban excluidos.
Y finalmente, la contundencia del sentido de ese disco, de ese grupo. El presente se marca con un ritmo que empuja desde adentro. Eso es lo que entendieron Los Frenéticos. Eso es lo que pusieron en práctica sin decir una sola palabra en las doce canciones que componen su disco debut. Son los creadores de una dosis de eclecticismo que su sostiene bajo un desierto de monotonía y desde ahí forjan el camino. Distintos frentes para hablar de un puñado de canciones… y desde ahí, a la contundencia de una música.
Juan Manuel Pairone con Hipnótica, Ese lugar imaginario. La imaginación al poder. Historia la banda. Explica su transformación. Describe cada una de las canciones. Y entonces, sentimos como busca esa traslación de los sonidos a las palabras en la desestructuración de la sintaxis, en la enumeración nerviosa de los elementos musicales que simula la música que se desgrana y se desgrana: En poco más de dos minutos un teclado solitario se completa de a poco con voces; sintetizadores; emoción creciente; una pausa justa y necesaria; un rulo de batería que todo lo dice: una estrofa tocada por la banda toda: y, ahora sí, un despegue casi infinito- de cuarenta segundos- que emula la imponencia de un momento cinematográfico épico y decide retirarse de a poco del paladar, como aquellos sabores que se hacen extrañar.
¡Ah! Termina con el relato de un encuentro con los músicos… donde estaba toda la pasión y…. también, el afecto que a veces, se profesan los humanos. Está todo dicho. Les queda a ustedes leerlo y comprobarlo. Yo, quedo impactada por esas mutaciones -experimentaciones- del texto.
Juliana Rodriguez con Apolo Beat, Actriz El ser bailado. Juliana se desplaza en un relato, mientras habla de la imprescindible necesidad del movimiento que significa todo baile. Toda danza. Por eso lo titula El ser bailado. Describe las canciones mientras aparca los cuerpos. Transcribe las palabras. Se interroga sobre la pertinencia de cada canción en el espacio urbano. Entonces, otra vez, ¿cómo Córdoba atraviesa a los Apolo Beat, o como ellos se dejan atravesar por la ciudad? Se responde en la afirmación: Las canciones se hacen para que orbiten por donde quieran ser escuchadas….La conexión está en otro lado, en ese lugar al que queremos llegar. Del día a la noche, de las calles de la ciudad a la estratósfera. Plantea, entonces, la significación de la sinestesia como acto perceptivo.
La mutación se desplaza, ahora, del concepto al discurso enunciado. Y todo Actriz parece concebido bajo esa idea. No solo porque explicita el concepto; ni por el obvio señalamiento del nombre del primer tema; ni por el arte de tapa en el que la luz y el humo que rodean la figura de una mujer le dan textura al magenta, al azul, al púrpura, al negro, al verde. Es- afirma- en la misma música donde la sinestesia se realiza. El primer L. P. de Apolo Beat es una experiencia que se combina en una paleta de sonidos, colores y sabores. Por eso, concluye con esta afirmación que se une con el relato del primer fragmento: Su música reclama la expansión, necesita tomar forma hacia afuera, poseer los cuerpos como un demonio, materializarse en el espacio. Ser bailada.
Maravillosa experiencia del reconocimiento de las mutaciones posibles. Significación y enunciación como forma nueva de una crítica cultural que nos sacude desde la misma experiencia del mensaje.
Mili Pioletti con Cintia Scotch E. P. Vengan que vamos a romper todo. Enumera las correspondencias que existen en todo cuerpo humano. Correspondencias que nos llevan allá, lejos: hasta Baudelaire con la Poesía Moderna como síntesis. Pero que acá, Mili, las explicita cuando dice. Y sucede entonces, que cuando los cuerpos están insoportablemente vivos, hacen que las cosas pasen. Explotan talentos, crean formas, construyen sonidos. Se mezclan, interactúan, se habitan. Despliegan sus ganas de ser música y avanzan por las rutas, haciendo camino al andar.
El relato del grupo en México, en La Playa. El regreso a Córdoba. Love in gonna save us nos dice sin titubear que el amor nos va a salvar: a mí, a vos, a nosotros. A todos. Y entonces, describe cada sujeto miembro del grupo. Ese grupo que ha sido definido como la intrépida aventura de un disco nómade, el aire de unas eternas vacaciones y la profesionalidad de los grandes. Esos grandes que desde su particularidad constitutiva, componen esa música que es única, porque es el resultado de la correspondencia entre todos. El desesperado swing de Pancho cuando se abre la camisa como los postigones de una alucinógena ventana, canta en cuero y nos clava una facinerosa mirada de cejas arqueadísimas que nos hacen sentir en Woodstock. La guitarra histera de Fece que cada vez que toca piensa hacia sus adentros -ya está, era esto lo que quería-. Luqui y su bajo potente que pisa cada vez más fuerte. La magia y el swing de Facu que marcan el ritmo de la batuta. Los teclados delirantes de Berthex.
Hemos recorrido todo el texto: el relato de una ida y un regreso. La vitalidad de un grupo. La creatividad siempre presente. La música… la música con su embrujo y con su encanto en ese fragmento que leímos y que nos permite asir ese momento único… cuando se hace nuestra desde todos los sentidos.
Un tiempo transcurrido es el Epílogo. Una mirada sobre el texto. Una mirada sobre esa escena acontecida. Lo concreto habla de un círculo virtuoso de alrededor de cinco años que, a partir de un contexto favorable desde lo tecnológico, lo económico y lo comunicacional, pudo mostrar el surgimiento y la consolidación de una escena vertebrada y multiforme. Y entonces, se recupera la experiencia de esa escena que es el tiempo transcurrido. Se la nombra, la define, se le da la consistencia de lo realmente sucedido. Quizás, hoy una canción esté muy lejos de poder salvar al mundo, quizás la música esté cada vez, más alineada a los valores del marketing y la publicidad. Pero cuando alguien tiene la posibilidad de vivir en una región en la cual cada nuevo lanzamiento genera expectativa, excitación/ desilusión y se convierte en un obligado tema de charla, se recupera una función lúdica y pasional, y la música vuelve a ser un campo de posibilidades para sentir y creer. Esto ha estado pasando en Córdoba, y no es poco.
Una hoja en blanco y finalmente… la poesía. Ignacio Javier Ruibal, nos sorprende con Mientras te dicen que no esperes respuestas, hacen una música increíble. Una suerte de poema. Una especie de borbotoneo sobre la música relatada, referida, construida en este texto. Sobre los fragmentos de este texto. Sobre las palabras que hacen este texto. … que estos discos y escritos / sean un camino / hasta el borde / que nos falte la pileta / que nos falte recorrerla / tomar velocidad / relajarnos en un buceo / ahogarnos si todavía podemos comunicar algo desde donde quedemos. Increíble, ¿no? La maravillosa confirmación de que seguiremos vivos… mientras tengamos música y palabras.
Alguna vez, les conté que todos los días, leo poesía. Necesito deslizarme por la suntuosidad, la intemperancia, la vitalidad de las palabras. Todo eso y mucho más. Esto es una escena me confirmó que las palabras, irremediablemente, son de quienes miran estrellas en el mediodía… aunque el sol ilumine y la noche esté lejana.
Circularidades discursivas. Bitácora
Y entonces, entre los días que marcaban las memorias escritas durante cincuenta años, apareció, callado y silencioso, pero estruendoso en su significación y su presencia, un nuevo texto: Bitácora. Bitácora en esa doble significación; de espacio cercano al timón que marca el rumbo. Pero también de cuaderno que resume una trayectoria, un viaje, un desplazamiento, siguiendo una cronología, un ordenamiento. Letizia Raggiotti, va más allá. Propone un neologismo. Vitá-cora como la unión de vida y corazón. Tres significaciones, pues. Tres significaciones que confieren una trascendencia múltiple al texto, que posibilitan significaciones singulares a esos retazos de memoria, como está subtitulado.
Fue este año, promediando el invierno cuando llegó a nuestras manos. Tiene la fuerza de lo nuevo, pero conserva la sabiduría de lo vivido en el pasado. De ahí una circularidad que lo define y lo particulariza en distintas modalidades discursivas.
Un texto que testimonia mientras relata, expresa, referencia… siempre desde el recuerdo que susurra. Un texto que subsume en un círculo perfecto, la memoria singular de Letizia con todas las posibles memorias de quienes estuvieron allá… hace tanto y que, al mismo tiempo, permanecen inquebrantables, indelebles, incandescentes en la vitalidad de la esperanza. Un texto que une los sueños de una época, con la persistencia de las utopías que proponen un mundo más bueno, más humano, más de todos. Un texto lleno de pájaros volando, como metáfora del sentido último e imprescindible de la vida… Metáfora, hecha imagen y poema al mismo tiempo.
Un texto que se desliza entre imágenes referenciales, simbólicas, figuradas y emblemáticas… mientras la lógica poética emerge en los poemas y los testimonios bullen entre las certidumbres propias y los múltiples recuerdos. Un texto que debe ser leído –como explica Letizia– desde esa instancia que nos dio tanta fuerza, como para poder reconstruirnos y ser recuperadores de la vida. Quisiera que lo lean desde allí, desde una simple narración donde yo soy una intermediaria de nuestras vidas y que se completa también con ustedes. Junto con ustedes, que se elabore este texto. Un texto finalmente único, en la singularidad de la enunciación que se desmadra en múltiples subjetividades apeladas, no solo en el relato de la Historia, sino en la transformación que exige toda lectura realizada.
Y entonces, me maravilla esa fusión de escritura e imágenes. La tapa, referencia el sentido último del texto en esos retazos de imágenes de distintos momentos. Imágenes que representan la vida en el transcurso… la vida sucediendo. Fragmentos significativos de la memoria en el devenir imparable de los tiempos. Imágenes de pájaros se deslizan en la contratapa y refuerzan el bello poema que inicia la voz de Letizia en el texto: Es bueno tener pájaros en la cabeza / y si te vuelan, mejor.
Imágenes que presentizan –en la referencialidad de la fotografía– posibles simbolismos de la representación. En el comienzo, un muro desgastado, envejecido. Un muro con ventanas enrejadas. Un muro con historias que se abren, que se cierran en la multiplicidad diferente de esos huecos. Allí, la protagonista, detenida. Mirando hacia adelante. En el paso que tímidamente se comienza… y que es el paso necesario para continuar la vida que se quiere. Como cierre, otra imagen. Letizia de espaldas frente a una ventana que llena de luz, la precariedad de muros arruinados, despintados. Las rejas están difuminadas en la incandescencia del sol que las rebasa. La esperanza, simbolizada en esa expectativa, esa postura de la protagonista hacia el exterior. Ese afuera lleno de una luminosidad que anula el enrejado.
Decía circularidad discursiva del texto. Una circularidad que estructura en esa suerte de cronología, los enunciados. Pero también, explica la organización discursiva. Un Prólogo de Roberto Baschetti contextualiza, explica, actualiza aquella historia de los jóvenes en los 70. Define políticamente el texto. Lo enraíza en las resistencias y las luchas populares. Afirma y reconoce el sentido de un compromiso que trasciende historias para convertirse en la Historia de compromiso que trasciende historias para convertirse en la Historia de Argentina.
Y entonces, Letizia, habla. Expresa. Hace memoria. Particulariza el texto en sus modalidades. Una de ellas, es la conjunción de lenguaje poético y relato. Tres poemas estructuran distintas significaciones. Pájaros abre los fragmentos enunciados. Pájaros, como la metáfora de la libertad y la vida misma.
Evita, esa madre nuestra, abre el período de la detención y la tristeza. Una apelación a esa madre de los pies descalzos/ madre de los de corazones y bolsillos rotos, / la que fue capaz hasta el último momento de querernos. Remite a la necesidad de recuperar la militancia desde la femineidad de Eva Perón. Desde el compromiso vital que da la pertenencia a una ideología, a la adhesión a una esperanza.
Infancia cierra el texto. Ratifica esa circularidad constitutiva. Enuncia desde el poema, el relato de sus primeros años. Inquiere desde esa experiencia vital el sentido primigenio de su existencia. Y con tantos amigos/ y tanta riqueza, la única. / Junto al cariño/ con loa libros y sus mundos/ ¿cómo no ser feliz? ¿Cómo no ser libre? Con tantas experiencias plenas…/ en mi mundo de infancia/ en mi mundo… de bellos sueños.
El testimonio de la memoria, es otra de las particularidades discursivas. Es así que se organiza en cuatro capítulos estructurados en fragmentos que enuncian la trayectoria vital de la protagonista. Un relato en primera persona que referencia acontecimientos, mientras expresa la subjetividad. Pertenencia recorre la infancia, la adolescencia, la temprana militancia marcada por el contexto político de los 70.
Presa relata esta condición en las sucesivas e injustificadas detenciones. Una lúcida mirada recupera la capacidad necesaria para poder sobrevivir. No fue fácil construir en la nada. Pero valió la pena. Si hoy estamos bien y guardamos el cariño por las cosas compartidas, es porque nos atrevimos a forjar algo en un momento en que no estaba permitido. Ese fue nuestro desafío y nuestra fortaleza, la que no pudieron derribar. Siempre quedó un resquicio para comunicarse, para volar, para seguir siendo libre. También señala la singularidad de esa memoria: Se construye a retazos y porque tuvimos que olvidar de a ratos, durante mucho tiempo, para seguir viviendo.
Libre enuncia el regreso a la vida cotidiana y las tremendas dificultades de una inserción en un tiempo que resulta ajeno e inexplicable. Democracia resume su participación en los Juicios por la Verdad y la Justicia. Transcribe el alegato de su denuncia en una alternancia de experiencia subjetiva y testimonio.
Epílogo justifica el sentido del texto. Lo define desde al trabajo de la memoria. Lo explica desde esa circularidad de la subjetividad a la referenciación, de la expresión al testimonio. Inflexiones subjetivas, mosaico de sensaciones, bucear adentro mío, pedacitos de memoria: todo eso es lo que hice. Impresiones, nomás Un relato hecho a borbotones de palabras. Subjetividad nomás. Vuelve, sin embargo, a esa circularidad constitutiva, ahora en esa intermitencia entre la singularidad de su yo, y la particularidad de le los otros, del nosotros. Es mi historia atravesada por múltiples historias, Yo, otros y el contexto. Finaliza ratificando la nueva significación dada a bitácora. Son retazos vívidos y vividos en esta “bitácora”, vida y corazón, y a suspiros.
Les queda a ustedes la lectura. Optar por los distintos significados de Bitácora y entonces, desmenuzar los retazos de memoria. Entender, conocer y… para algunos, también, recordar. Hacer memoria.
Experimentaciones. Éramos tan progres
Un libro escrito desde la interpelación y el desenfado. Una experimentación discursiva que propone otra mirada. Una crítica mirada. Un testimonio unilateral, un señalamiento realizado desde un terreno tan ideológico, parcial y confuso como aquel al que este texto se refiere, como dice el autor, Adrián Simioni, en la Advertencia inicial. Y entonces, pienso que este libro tiene una particular significación en este tiempo de memoria. Y digo así, porque desde la ironía, la desacralización y cierta sátira, se pueden revisar estos cincuenta años de escritura. Reconocer, también, ese desenfado frente a lo establecido, lo normado. Un desenfado que fue y es privilegio de quienes estuvieron y están en la Escuelita, hoy Facultad.
Todo el texto está marcado por esta actitud. Una actitud enunciada en una primera persona que expresa, testimonia, interpela, pone en duda… pero también informa, documenta, adjunta datos. Es esto lo que permite inferir esa pertenencia al Periodismo… a pesar de esa experimentación con la enunciación que lo acerca a los textos autoficcionales. Una experimentación con la ironía, la sátira, la imprescindible desacralización desde la singularidad de la primera persona que siempre está presente. No es inexplicable entonces, encontrar la Advertencia inicial: Leer antes de usar.
La Introducción alerta nuevamente: Los dedos en el enchufe. Parte de una aseveración: Este texto surge de la frustración y la melancolía. La pérdida de algo. La tristeza resultante. Explica, entonces, el motivo: Hace veinte años, compartía con amigos y conocidos una plataforma de premisas, intereses e ideas que nos cuestionábamos y de la que hasta éramos inconscientes. De hecho esa plataforma no era la conclusión de un proceso sino el punto de partida desde el cual podíamos pensar el mundo.
Define entonces, la cualidad de los sujetos implicados en el enunciado del título del libro: Compartíamos una ideología. Éramos progres. Señala la pertenencia a una institución… responsable de esa cualidad: La “Escuelita” de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba nos había formado así.El fragmento no tiene desperdicio. Ubica una generación, la resultante del proceso de democratización del país, después de la Dictadura. Determina una Institución: nuestra Escuelita. Califica una formación universitaria, como ese punto de partida desde el cual se podía pensar el mundo. Reitero: Un punto de partida. Una formación desde la cual construir un espacio ideológico. Una educación con los principios básicos de la libertad y la democracia.
Me siento aludida en el reconocimiento de quienes éramos docentes en aquellos años. Me siento interpelada en la modalidad de una educación que proponía la autodeterminación o lo que llamábamos la construcción del pensamiento crítico. Fue un clima de época. Años donde, de nuevo, parecía que todo se podía. A pesar de la ausencia irreparable de muchos de nuestros compañeros-docentes y estudiantes- , de la permanencia de resabios del autoritarismo, del asombro que nos producía tener nuevamente esos principios básicos constitutivos de la Sociedad y la República. Pensábamos que era necesario afianzar la democracia en la convivencia cotidiana, en la puesta en marcha de un proceso educativo imprescindible, en el compromiso con un país que se había desangrado y una Escuelita diezmada por la barbarie de la Dictadura. Pero, apostamos a la libertad como principio, como estatuto, como objetivo necesario.
Y entonces, el texto parte del reconocimiento de todo eso. Un punto de partida. Después… empecé a trabajar como periodista… Esa experiencia vital y los conocimientos asistemáticos que adquirí fueron confrontando aquello que antes daba por supuesto. El punto de partida se hace trayectoria. Y una brecha comenzó a aparecer entre mi forma de ver las cosas y la de mis compañeros, profesores y autores preferidos. Una brecha que distancia en la perspectiva, en la mirada, en la comprensión de una realidad… que ahora, sí… se construye de otro modo.
Doce capítulos encuadran las nuevas significaciones de la trayectoria recorrida. Doce capítulos que desmenuzan determinados conceptos, que interpelan adhesiones, identificaciones, supuestas creencias. Esa trayectoria se diseña desde una documentación prolijamente conocida, ordenada y convenientemente citada, que desestructura aquella concepción de progresismo que había sido no solo su punto de partida para pensar el mundo, sino un espacio común devenido ahora, ajeno.
La información se completa con notas al pie, con remisiones a otras partes del texto. Los títulos y subtítulos se llenan de la ironía y el humor necesarios para la desacralización. Se alternan con la minuciosa documentación que, lógicamente estructurada permite y supone una lectura inteligente. Una comprensión de la trayectoria recorrida desde ese punto de partida vivido. Por eso el pasado que campea en el título: éramos.
Así se avanza en la descomposición racional de todo un pensamiento en donde las verdades se diluyen en otras verdades. De lo incuestionable a lo cuestionable. Un discurso que solo pretende mostrar una visión distinta del mundo. Por eso la consideración de los enunciados que totalizan la realidad argentina. Espacios, situaciones, sujetos políticos. Todos… en la singularidad que los define.
Hablábamos de experimentaciones. La experiencia desde un yo que se explaya, se expande. De ahí, esa cercanía con la autoficción en ese relato de ese yo que enuncia y se enuncia en una trayectoria distinta que lo hacer ser diferente. Un texto inteligente. Corrosivo en la desacralización de una ideología. Valioso en la interpelación de la realidad que vivimos. Osado en la provocación de sus conclusiones. Doloroso, quizás, en esa frustración y melancolía que enuncia Adrián al comienzo. Abandonar un Paraíso, no es fácil…
El círculo se cierra.
La memoria tiene ahora otra dimensión en el espacio singular de la escritura. Los cincuenta años de vida nos mostraron las respuestas a los cambios de los discursos en el tiempo.
Esos cambios, explicitados en los textos que escribieron quienes fueron protagonistas de la Historia. Quienes nos hicieron protagonistas a nosotros, a través de las lecturas compartidas.
Fue una manera de estar juntos. Reconocernos. Saber quiénes fuimos, quiénes somos.
Una nueva memoria nos abraza. Hoy, ayer y para siempre. Gracias por leer y estar presentes.
María
Textos
Pairone, Juan Manuel. Compilador. 2016. Esto es una escena. Editorial El servicio Postal. Córdoba.
Raggiotti, Letizia. 2022 Bitácora. Retazos de memorias. Editorial Los Ríos. Villa Allende, Córdoba.
Romero, María Ester. 2012. Romería de ideas. Editorial Babel. Córdoba.
Simioni, Adrián. 2015. Éramos tan progres. Editorial Raíz de dos. Córdoba.
Imagen principal: Infonews
* Docente e investigadora. Fue profesora de Literatura Argentina y Movimientos Estéticos, Cultura y Comunicación en la ex ECI, a la que dirigió en dos oportunidades. Es la primera Profesora Emérita de la FCC-UNC.