Por Guadalupe Gentta y Candelaria Latzina *

En una charla con estudiantes de Comunicación, la periodista especializada en ambiente remarcó el abordaje social que requiere la cobertura de este tema. Para ella, hay que actuar rápido. “Creo que muchas veces las soluciones vienen más desde la sociedad civil que de las instituciones”, expresó.

En una actividad organizada por la cátedra Taller de Lenguaje I y Producción Gráfica (A) en el marco de los 50 años de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC (FCC-UNC), la periodista Lucía Maina Waisman interactuó con estudiantes de la carrera. Sus reflexiones incentivaron un constante clima de silencio y escucha activa. La ronda de prensa reunió a varios jóvenes interesados. “Las cosas están cambiando, y un ejemplo de eso es que estemos todos acá”, manifestó optimista la entrevistada. 

Lucía es una comunicadora de 36 años formada en Argentina y en España. Se especializó en temáticas socioambientales y ejerce su profesión en medios gráficos y digitales y también a través del arte: escribió un libro, participa en un grupo de teatro y dirigió una serie documental. Se desenvuelve en espacios no convencionales y su perspectiva apunta a repensar el modelo productivo, económico y las formas de vida y consumo.

Según comentó, el haber nacido en Río Cuarto, en una zona rural, fue fundamental para que se interesara en el periodismo ambiental. Vivió el avance de negocios sobre los territorios desde cerca y cuando se mudó a la ciudad, se sumó a movimientos sociales que contemplaban el tema. “Mi curiosidad genuina (por el ambiente) vino con la práctica. Fui construyendo mi camino de forma autodidacta”, compartió con el público. 

Lucía Maina, periodista invitada, y Mariana Minervini y Claudia Rodríguez, docentes y coordinadoras de la entrevista

Actualmente, ejerce su profesión teniendo en cuenta lo socioambiental, porque “hay que hablar de la sociedad para hablar del ambiente”, consideró. Cree que el ámbito científico (en el que se desenvuelve) es un espacio de poder, complejo, diverso. Desde su papel, apunta a repensar y reformular el vínculo entre la sociedad y la naturaleza. 

“¿Vos creés que algún día vamos a poder revertir el daño que hicimos en el ambiente?”, preguntaron en la charla. Su respuesta fue sincera: “Creo que es imposible, la humanidad hace mucho tiempo viene dañando al planeta y nosotros somos parte de ese proceso”. Resaltó que nuestra verdadera urgencia es evitar que la problemática siga creciendo, “la solución es incómoda”, alegó. 

-¿Y qué podemos hacer al respecto? —repreguntaron. 

-Muchas veces las respuestas apuntan al individualismo. Si realmente queremos hacer algo, desde el lugar en el que estemos, hay que proponer soluciones desde un enfoque social. También es importante preguntarnos por nuestros consumos, asumir responsabilidades y organizarnos como consumidores. Cuando compramos, ¿a qué modelos, a qué consecuencias ambientales estamos apostado? 

En relación a las causas de la crisis, mencionó cuatro factores: el extractivismo, la acumulación por desposesión (avance en los territorios que implica el despojo y desalojo de varias comunidades), el límite al que llegó la huella ecológica y la crisis civilizatoria. “Creo que es importante hacer que las soluciones también sean una manera de hablar de las causas”, opinó. 

¿Cómo se aborda la crisis? Catastrofismo o soluciones

La charla fue planteada pensando respuestas a la crisis ambiental. Para Lucía, tenemos la opción de hablar desde lo apocalíptico o negativo (catastrofismo), o plantear soluciones. Ella considera que el abordaje debe complejizarse y combinar ambas posturas.  

Teniendo en cuenta el enfoque catastrófico, la periodista comentó que es importante asumir una responsabilidad “hasta incluso psicológica” con los receptores de nuestros mensajes. Caer en lo apocalíptico perjudica a la problemática. Sin embargo, “eso no nos debe llevar a negar la realidad que estamos atravesando”, explicó. Por otro lado, tampoco es cuestión de plantear “falsas soluciones” vinculadas con la economía o el capitalismo verdes. Es importante no perder de vista las relaciones de poder en el medio y “no romantizar las propuestas”. Aprovechando este criterio, se pueden considerar más alternativas para pensar qué se puede hacer y qué se está haciendo en materia ambiental. 

La periodista considera que muchas soluciones reales vienen justamente de la población afectada por las diversas problemáticas ambientales. Como ejemplos de propuestas de este estilo mencionó la soberanía alimentaria, las luchas campesinas en relación al buen vivir y los postulados de los ecofeminismos y los movimientos socioambientales en general. 

Hablar de ambiente no debe convertir a los discursos (ambientales) en una moda”, concretó firmemente. Además, resaltó que desde nuestra mirada occidental, tendemos a subestimar el valor de la naturaleza. Para ello, los periodistas tienen la tarea de comunicar hasta qué punto vivimos y dependemos de la biodiversidad. 

Waisman considera que construir un periodismo, una comunicación ambiental implica “hacer periodismo y poner a lo ambiental y a sus desafíos en el centro”. La demanda es pensar a corto, mediano y largo plazo. También, tener en cuenta a la historia, la sociedad, la política, la economía, para forjar una perspectiva transversal. En la práctica, requiere ir de lo local a lo global y relacionar disciplinas. 

Ley de Educación Ambiental Integral: una demanda en el aprendizaje actual

La necesidad de que la educación ambiental llegue a todos los niveles educativos y de forma transversal es urgente de satisfacer. La ley que regula su aplicación se aprobó hace relativamente poco (en junio de 2021) y paulatinamente se va instalando en las aulas. 

Sobre esta situación, Lucía opinó: “Falta financiamiento y verdadera decisión política. (Su aplicación) suele depender más de los docentes que de la voluntad de los políticos”. También trajo a colación que la sanción de la ley es un avance en materia jurídico-legal, fruto de muchos años de lucha de varias personas. Concluyó en que esta realidad es una excelente oportunidad para adquirir más herramientas en la tarea educativa, aprovechando la cantidad de personas que conocen sobre lo ambiental y quieren compartir sus saberes.

El rol de la política en el ambiente

La periodista considera que la lógica partidaria política no ayuda a la problemática ambiental. En este campo, la división ideológica es bastante responsable del contexto que atravesamos, opinó. “Muchas veces, en las dinámicas propias de los partidos, el ambiente o no está presente o lo está pero como una cuestión discursiva”, dijo al respecto. 

En relación a su práctica profesional, contó que cuando ejerció la profesión en medios tradicionales tuvo “más limitaciones para escribir”, ya que “había un cierto condicionamiento”. “Igualmente, fue mucho menos que lo esperable. Cada vez fui haciendo periodismo más independiente y esa presión iba desapareciendo. En medios masivos, el tema es muy particular, aparece poco y suele ser muy restringido”, explicó.

G.G.

Cómo afrontar los obstáculos al periodismo ambiental 

El Taller de Lenguaje I y Producción Gráfica (A) de la FCC realizó el miércoles 7 de septiembre la entrevista colectiva a cargo de estudiantes denominada Periodismo Ambiental: ¿Catastrofismo o Soluciones?, en la que se profundizó sobre las experiencias y desafíos en la cobertura de los temas medioambientales. La invitación del proyecto fue a (re)pensar qué significa hacer periodismo según los diferentes enfoques ante la crisis ecológica actual. La periodista Lucía Maina Waisman, autora del libro Las aguas visibles y directora del documental Tierra sobre la mesa, aclaró algunos interrogantes en torno al periodismo que investiga temas ambientales.

-Siendo consciente del poder de ciertas figuras políticas y hombres de negocios, ¿Alguna vez has sentido “trabas” por parte de instituciones o grupos en la indagación de noticias ambientales?

-Sí, quizás en mi experiencia en particular menos de lo esperable. Pero sí, sobre todo en el momento que trabajé para un medio más tradicional y masivo, en un diario donde de alguna manera había una vinculación muy explícita y evidente con Monsanto. Ese era un tema al que yo particularmente me dedicaba en ese entonces desde un enfoque crítico, entonces había un cierto condicionamiento. Hace unos años, había una mayor corrección política y una necesidad de responder a otras audiencias que igualmente deseaban informarse sobre la situación ambiental. Y después, ya no tanto, porque cada vez fui haciendo periodismo más independiente, donde se tiene otra libertad. 

¿Creés que es posible hablar de periodismo ambiental sin nombrar al capitalismo? 

-No creo que sea necesario hablar de capitalismo cada vez que se hable de alguna temática ambiental, pero sí creo que en nuestra cultura, realidad y crisis que atravesamos, el sistema económico en que nos encontramos es una de las grandes causas. Es muy difícil separar y ver el rumbo si seguimos en esa línea. También entiendo que es muy complicado transformar esta realidad, pero se puede mostrar que hay otras maneras de hacer y producir. 

¿Considerás que las fuentes oficiales siempre ofrecen información imparcial? ¿Cómo distinguir la información verdadera de la falsa?

-Depende de qué consideremos como fuentes oficiales, pero no creo. Se debe analizar quién habla y desde dónde, muchas veces hasta en el ámbito científico pueden haber fuentes oficiales donde hay intereses de por medio, y otras donde no. Lo que podemos llegar a repensar nosotros como periodistas es cómo se plantean los datos, en muchos casos hay que saber cómo utilizarlos y no dar por sentado que son incorrectos. 

C.L.

Foto principal: La Nueva Mañana

* Estudiantes de la cátedra Taller de Lenguaje I y Producción Gráfica (A), primer año de la Licenciatura en Comunicación Social de la FCC-UNC.