Por María Paulinelli *
Narrativa de no-ficción, para denunciar los resabios policiales de la dictadura y develar la construcción del poder político, en las obras de dos egresados de la ECI-UNC: La sombra azul y Ave César.
El tiempo de la memoria.
El espacio de la escritura.
La literatura y el periodismo transforman sus discursos.
La no ficción: un relato de hechos reales.
La enunciación con procedimientos ficcionales.
Nuevas posibilidades de denuncia en el compromiso de escritores periodistas.
La represión aún estaba entre nosotros. Mariano Saravia: La sombra azul. La representación de la política. Hernán Vaca Narvaja: Ave César
¡Hola!
Continuamos recorriendo ese círculo que dibujamos hace un tiempo. Nombres, rostros, días con historias, se asoman en ese deambular por la memoria. La lectura nos afirma en el convencimiento de que, en todos esos años, hubo transformaciones discursivas que están en estos textos. Cambios dados por las distintas coyunturas que respondían al espíritu del tiempo. Cambios producidos en nosotros y también, desde nosotros. Los 60 supusieron no solo la utopía, el sentido de que todo era posible. También, planteó la revolución como propuesta. Una revolución que parecía estar en todas partes, en al mundo soñado y esperado, en la forma de enunciación de los discursos, en el poder conferido a la palabra. Allá fue cuando comenzamos a escribir y leer de otra manera. Desde la negación de toda norma coercitiva, desde el desenfado a lo establecido y ordenado, desde la libertad para representar el mundo y expresarnos.
Entonces, fue, como hemos afirmado muchas veces, que los mensajes se perdieron en la nebulosa de lo nuevo y diferente. Las imágenes se convirtieron en palabras. Las palabras pudieron ser miradas. Los distintos discursos traspasaron los desdibujados territorios. La literatura abandonó el espacio de los libros, de la ficción como imaginación. Se entreveró con los discursos que hablaban de lo real, y la ficción se transformó en la construcción de los posibles. Surgieron modalidades distintas de enunciar la noticia, más cerca del relato. Secuencialización, diálogos, inclusión del habla, titulación compleja… pero por sobre todo un protagonismo del periodista en la investigación de las fuentes, en los procedimientos discursivos usados…El nuevo periodismo estaba entre nosotros.
La literatura había revolucionado la escritura referencial del periodismo para enriquecerla con todas las posibilidades que tienen las palabras. Y sucedió entonces, que la literatura dejó de ser el territorio de la imaginación, para convertirse en el espacio de lo real. Superó la verosimilitud de la representación realista para alcanzar la plausibilidad como propuesta: lo posible. La no ficción engendraría desde entonces, los relatos que se comprometían con una nueva estética basada en la organización de documentos, en el diseño relevante del paratexto, en la relevancia de los prólogos, en la inclusión de informaciones, en la lógica imparable de la referenciación de una verdad que era una entre otras tantas.
Lo real… el sueño de los periodistas-ahora devenidos escritores- que se convertía en el espacio de la denuncia, el compromiso, la investigación. Y fue acá, en Argentina, donde empezó todo. Rodolfo Walhs y Operación Masacre hablaban de esa verdad desde la política. Años después, Truman Capote, lo haría desde lo social: A sangre fría. En estos tiempos, Emanuel Carrere, sería el experimentador desde la sicología: El adversario. Múltiples e ingentes formas que desde una historia bien contada, denunciarían, revelarían, comprobarían los males, los horrores, las violencias de una sociedad. La no ficción estaba entre nosotros. Leímos, nos emocionamos, nos enamoramos de Walhs. Hubo experiencias que mostraron la permanencia de la represión y de la Dictadura, la ambigüedad de la política, las miserias que aún nos asolaban.
¿Las leemos? ¿Buscamos esos textos? Son los nuestros, esos egresados -periodistas escritores- que convirtieron la no ficción en la modalidad de la denuncia. Un mundo sin excesos de poder, sin autoritarismos. Un mundo más humano.
Mariano Saravia: la represión aún estaba entre nosotros
La sombra azul. El título metaforiza la denuncia. La sombra como esa presencia vacua, opaca, sin ninguna consistencia, sin la materialidad de los cuerpos o las cosas, pero que, sin embargo indica la inmediatez de otras presencias. Esa ambigüedad de mostrarse incorpórea, pero imagen al fin, expresa la continuidad de lo que sigue, lo que está oculto y no se anuncia. La sombra, se define en un color, el azul. Color de los uniformados de la Policía. Metaforiza, pues, la presencia de la Policía en la reciente historia de Córdoba. Lo hace en la remisión a la sombra como modalidad de una presencia. Lo determina en el adjetivo azul, como identificación. El subtítulo ancla el enunciado: El caso Luis Urquiza único exiliado político en Argentina desde la recuperación de la democracia. El accionar de la Policía de Córdoba durante la Dictadura y su continuidad hasta el presente.
El paratexto materializa la metáfora. Lo hace con imágenes que ratifican esta significación. La tapa muestra la imagen fragmentada de un policía vestido con el uniforme azul. La contratapa incluye un |texto informativo: El Departamento de Informaciones D2 de la provincia de Córdoba funcionó durante la Dictadura como centro clandestino de detención, tortura y muerte en el seno del Cabildo. Sus integrantes consiguieron la impunidad en la década del 80 y volvieron a cobrar protagonismo en los 90, llegando a ocupar altos cargos en la institución. Su sombra amenazante sigue extendiéndose sobre Córdoba. Dicho texto se complementa con imágenes fotográficas del Cabildo donde funcionó la Policía de la Provincia de Córdoba, de un carro de asalto, medio de movilidad empleado para el transporte de los efectivos, de un policía armado en posición de disparar con su arma, de un casco policial con la esvástica nazi, símbolo del totalitarismo de Estado. El paratexto aúna así, imagen y palabra para la síntesis del enunciado del libro.
Una Nota Editorial señala el sentido del título y presenta a los protagonistas de esa sombra azul aún presentes en las instituciones gubernamentales de Córdoba: Yanicelli, Lencina, Rocha y otros; su vinculación con el caso Luis Urquiza; la posterior denuncia, investigación y juzgamiento en la década del 2000. También, alude a la modalidad discursiva de la enunciación: Casi como una novela escrita con una gran creatividad de imaginación y terror, Saravia lo narra pero con la diferencia que es la pura realidad de todos los hechos.
Mariano Saravia en el Prólogo ratifica esta afirmación: Este es un trabajo basado en una exhaustiva investigación periodística que ha conducido a deducir conclusiones ciertas y plausibles, complementado por la historia novelada de Luis Urquiza, el único exiliado político desde 1983 a 2005. Define el carácter factual del texto en cuanto es el resultado de una investigación periodística además del reconocimiento del protagonista Luis Urquiza como sujeto histórico concreto. Pero también, precisa la modalidad discursiva, como historia novelada. Un texto organizado con los supuestos básicos de un relato: narrador, acontecimientos con sus personajesen un tiempo y un espacio. El Prólogo informa pues, sobre el enunciado y las modalidades de la enunciación.Doce capítulos relatan esa “historia novelada” que Saravia ha definido. El último -La actualidad- es una síntesis de las posibilidades asumidas por el autor entre informar y narrar.
En los fragmentos informativos, es importante la documentación empleada y consignada por Saravia: material de archivo, entrevistas, cartas, informaciones periodísticas. En algunos casos remite a los testimonios, algunos incluso sin identificar, como en el caso del impersonal “dicen”.
En la historia novelada, un narrador omnisciente estructura el relato, no solo en la enunciación de diversos acontecimientos y en la descripción minuciosa de los espacios, sino que construye la subjetividad del protagonista Luis Urquiza. Una construcción que posibilita profundizar la denuncia del texto.
Esa omnisciencia del narrador, le permite también, la organización no cronológica de los acontecimientos narrados. Esa no linealidad temporal de los hechos consignados, sumada al distanciamiento que provoca ese narrador, exige una lectura particular en la comprensión de los enunciados. Posibilita, además, la recepción racional de los contenidos presentados. Y sin duda esos rasgos posibilitaron también su traslado al lenguaje cinematográfico, en la película del mismo título dirigida por el recordado escritor y cineasta Sergio Schmucler.
Información y relato son los elementos configuradores del texto.
El enunciado de un hecho real. La enunciación como una novela. La denuncia alcanza todas las dimensiones posibles en el sabio manejo de los elementos definitorios de la no ficción como discurso.
Interesante texto. Una lectura más que recomendada.
Ave César y la representación de la política
Hernán Vaca Narvaja titula su libro con el saludo que los romanos dedicaban a los Césares u a otros dignatarios. Ave, forma imperativa de ávere –que estés bien– expresaba un saludo que significaba reverencia y respeto. El título tiene así, una connotación particular. Es una salutación dirigida a Eduardo César Angeloz. De donde la ironía implícita en ese Ave, César que alude al protagonista, en el segundo nombre que lo identifica. De ahí la desacralización del saludo, en la apelación a un hombre con ese nombre, muy distante del poder de los Césares romanos.
El subtítulo indica la secuencia vital del enunciado del texto: La caída del último caudillo radical Un recurso -la titulación- propone así, una mirada crítica sobre los tiempos políticos de Angeloz. La caída marca la última secuencia vital, consecuencia de la ambigüedad de su conducta, explicitada en los enunciados del texto. Nuevamente, la ironía, se enuncia en la referencia -la caída-, ratificada en la identificación de Angeloz como el último caudillo radical.
La tapa muestra la imagen de un Angeloz que saluda triunfante, contraponiendo, imagen y subtítulo. Recurso –la inclusión de fotografías- que se reitera en la contratapa con imágenes similares en su significación. Un texto lingüístico explicita el protagonismo de Angeloz en la última década y los mecanismos de ejercicio del poder político. Contrastes en la representación de imagen y palabra. Ironía, de nuevo.
El texto se inicia con el relato de la secuencia de la grabación de la renuncia del protagonista a la gobernación de Córdoba en julio de 1995. El último acto relevante de su vida política. Cumple la función de Prólogo que sintetiza –metafóricamente- el sentido de los enunciados. La descripción minuciosa de los distintos actores, los diálogos que se producen, las reacciones buscadas y creadas con el implícito efectismo, desnudan simbólicamente, las estructuras del poder político. De esta manera, Vaca Narvaja, rompe con la tradición de la no ficción en la modalidad del Prólogo. Le concede la relevancia pero no lo estructura como fragmento referencial de la investigación de los hechos reseñados. Lo transforma en un relato simbólico cuya mirada, sí, es la del autor. Este fragmento, introduce así -desde la importancia del relato- la información básica, imprescindible para la inteligibilidad de los enunciados.
El texto se estructura en cuatro capítulos, con distintos fragmentos cada uno. Los títulos posibilitan la organización de distintas consideraciones. Los hitos de los tres periodos en la gobernación y las vinculaciones con los distintos actores sociales: organismos públicos, sindicatos, partidos políticos. El diseño de los procedimientos de ejercicio del poder, poco transparentes, casi espurios. La organización de un sistema particular denominado el modelo cordobés. Los ingentes e inútiles esfuerzos para una proyección nacional de su figura. Los acontecimientos definitorios de una ambigüedad proclive a la corrupción. La reseña de los últimos días, como el derrumbe de un sistema -la caída del caudillo- cierran el círculo de la historia cuyo final metaforiza el fragmento inicial, en su función de Prólogo.
Fragmentos todos de ese gran relato que vaticinaba la ironía de la titulación. Un relato que posibilitaba la secuencialización de esa historia, magníficamente investigada y enunciada. La profusión de datos e informaciones se entrevera con la descripción de las situaciones, los increíbles diálogos – con la prolija inclusión del habla de los protagonistas- la narración de las acciones. Un narrador, ausente enunciativamente, pero presente en la lógica de la estructuración de los enunciados -en esa omnisciencia de la tercera persona- organiza ese mundo narrativo sin fisuras, transparente en su formulación y en su desarrollo. De tal manera, Hernán privilegia la enunciación del relato como modalidad discursiva, enfatizando la innegable significación de las palabras, más como símbolo o metáfora que como referencia.
La lectura del texto, necesita pues, consideraciones posteriores en el desmenuzamiento de las significaciones implícitas. Resulta una aguda interpelación en ese manejo de la ironía, de las metáforas explicitadas, de los símbolos recurrentes. Una lectura inteligente se hace ineludible. Una lectura que necesita una revisión de las miradas comunes para convertirse en una mirada distanciada, imbuida racionalmente por una investigación excepcional.
Ha pasado mucho tiempo desde mi primera lectura. Hoy, nuevamente, sentí la trascendencia de un texto que había tomado las pautas de la no ficción para transformarlas en una nueva propuesta, donde las palabras adquirían los sentidos posibles y también necesarios, para denunciar las ambigüedades del poder y sus múltiples formas de perversión. Un libro imprescindible. Entonces… y siempre.
Los dejo en la lectura de textos que siguen siendo actuales. Actuales en la formulación de la denuncia que la no ficción alcanza entre nosotros.
Walsh, el inicio. Mariano y Hernán, sus continuadores.
¡Hasta pronto!
Textos
Saravia, Mariano. 2012. La sombra azul Ediciones Nuestra América. BuenosAires.
Vaca Narvaja, Hernán. 1995. Ave César. CISPREN -Narvaja Editor Córdoba.
Foto principal: El gobernador radical electo tras el retorno democrático, Eduardo César Angeloz, comparte el palco con el represor dictatorial y ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez (Archivo La Voz del Interior)
* Docente e investigadora. Fue profesora de Literatura Argentina y Movimientos Estéticos, Cultura y Comunicación en la ex ECI, a la que dirigió en dos oportunidades. Es la primera Profesora Emérita de la FCC-UNC.