Días atrás, se presentó el libro digital Nosotras en Libertad, que narra las vivencias de más de 200 expresas políticas que aún sueñan con cambiar el mundo. Un ramillete de hijas de aquella generación maravillosa lo comentó desde el arte.
Por Katy García *
En el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba fue presentado el libro web Nosotras en Libertad que cuenta en primera persona las experiencias vividas por más de 200 mujeres después que salieron de la cárcel de Devoto donde estuvieron detenidas durante la dictadura cívico militar. Fue el viernes pasado, en el Patio de las Luces, donde se generó un encuentro cálido, emotivo y esperanzador. Estuvieron presentes muchas cordobesas y otras que viajaron desde otros lugares como Mabel Fernández (Goya Corrientes), Estela Vallejos y Silvia Adolatiff (Santa Fe) y Graciela Galarraga, cordobesa afincada en la ciudad de Lujan (provincia de Buenos Aires).
Carlota y Nidia, que oficiaron de presentadoras, contaron que en 2019, unas 300 expresas políticas, provenientes de diferentes provincias y países se reencontraron, después de 40 años, en el Hotel Bauen, en Buenos Aires. Esa fue la chispa que encendió el proyecto, en plena pandemia. La idea era dar cuenta, en primera persona, sobre cómo se desarrolló la vida de cada una después de quedar en libertad. Decidieron que sería en formato digital, autofinanciado y de acceso libre.
En cuatro meses reunieron textos, fotos, audios y vídeos. Aprendieron a trabajar mediante plataformas virtuales y en octubre de 2021, el producto final fue presentado en Tecnópolis. Dicen las chicas que este libro “Es un corazón que late en el ciberespacio, un canto a la esperanza, una caricia que cura, una ronda de amigas, un abrazo que repara”. Si una ingresa a la página, la invitación a navegarlo es directa. “Somos más de doscientas mujeres que fuimos militantes en los ’70. Presas políticas que en la cárcel de Villa Devoto empezamos a tejer una trama que, en libertad, supimos mantener. Para llegar a nuestras casas -allí adonde la historia nos hizo anidar- ustedes podrán recorrer diferentes itinerarios, por nuestro país o el exterior. Serán guiados por estas mujeres que se nos parecen. Ellas caminan con jóvenes que podrían ser nuestras hijas y nietas. Con cada relato, les proponemos reflexionar sobre la vida y la militancia de ayer y de hoy. Acá estamos otra vez juntas. Somos Nosotras, Nosotras en libertad”. (1)
No es la primera vez que lo presentan en la capital. En esta ocasión participó un grupo de hijas quienes aportaron desde el arte. Comenzó Ana Karina Peña, hija de Nené Peña, quien leyó el poema Una Imagen para la palabra Libertad escrito por Candelaria Ribero, hija de Silvia Susana Arrúa y Ricardo Daniel Ribero, y Martina Faux Marambio, hija de Carlota, quien lo escenificó desde la danza.
Dice el poema:
“Te hablo a vos mamá, tía, hermana, compañera…
“Me gustaría saber qué sentiste un segundo antes de salir a la calle. ¿cómo estaba tu cuerpo, cómo estaba tu respiración? ¿temblabas? ¿reías? ¿te caía agua de los ojos?
“Me gustaría saber en qué pensabas un segundo antes de salir a la calle. ¿ pensabas en tu familia, en trabajar, en estudiar, o simplemente pensabas en recuperar el aire, en reconstruir un espejo partido…? ¿ me gustaría saber qué fue lo primero que viste al salir? ¿te acordás qué era? ¿un zapato? ¿un árbol? ¿unos ojos? ¿un rayo de sol?
“Me gustaría saber que sentiste cuando ese aire del afuera se te metió en el cuerpo, ¿saltaste? ¿corriste? ¿gritaste? ¿abrazaste?
“Me gustaría saber cómo fue esa imagen y detenerla, armar también nosotres (nietxs e hijxs) un espejo con todo esto, con las imágenes de todas ustedes dentro. Dale, contame, así puedo armar este poema… ¿qué fue lo primero que sentiste, ¿qué fue lo que creías que dejabas en ese adentro? ¿quién te esperó en la calle? ¿podés volver ahora a ese momento? Dale, ayudame a armar esa imagen, que escribir poemas es casi lo único que tengo, ¿qué fue lo primero que vieron tus ojos? ¿una nube? ¿una flor? ¿una boca? ¿una mano?
“Me gustaría saber qué fue lo primero que escuchaste, qué fue lo primero que oliste, dale, contame vos, que sabes qué es perder: ¿cómo es el olor de la libertad…? contame qué forma tiene la libertad… es alta, grande, es lejos, es brillante? Dale, hablame por favor de esa forma brillante, que nosotres ya nacimos dentro de ella y nos es más difícil dimensionarla… contame qué gusto tiene la libertad… sabe a flores? a viento? a espuma? sabe a mucho? me gustaría saber también cómo suena la libertad? te acordás qué sonidos había en esa calle? eran voces? era el ruido del mundo que se te pegaba de nuevo en la piel?
“Dale mamá, tía, hermana, compañera, ayudame a armar esa primera imagen de la libertad y también la imagen que le sigue y la otra y la otra… contáme cómo es hundir el cuerpo en la libertad, cómo es que el aire de lo libre se te pega en la cara, cómo es volver a todo, volver a algo, seguir andando, contáme por favor, qué es lo primero que hiciste y qué es lo primero que deseaste… ¿un beso? ¿un helado? ¿una palabra? ¿un vestido con flores? Dale, ayudáme a armar la imagen que yo nací con la libertad en los ojos y escribir poemas es casi lo único que tengo.”
El dúo Pachamamita, integrado por la compositora Sofía Novillo, hija de Patricia Bardach y Rodolfo Novillo, y por Elena Romera, en voz y guitarra acústica, homenajeó a Rosa Eugenia Novillo Corbalán, militante del PRT-ERP, secuestrada en abril de 1976 y llevada al Centro Clandestino de Detención “El Campito”, de Campo de Mayo. Fue asesinada y su cuerpo fue hallado en la costa, en la localidad de Punta Indio, el 6 de diciembre de 1976. Fue enterrada como NN en el Cementerio de Magdalena. En 1998, sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y restituidos a sus familiares. El duo interpretó canciones como esta:
Sacar la voz. “Respirar para sacar la voz, despegar tan lejos como un águila veloz /respirar un futuro esplendor, cobra más sentido si lo creamos los dos/liberarse de todos el pudor, tomar de las riendas, no rendirse al opresor/Caminar erguida sin temor/Respirar y sacar la voz/ uh, uh,uh/ Tengo los bolsillos vacios, los labios partidos/la piel con escamas cada vez que miro hacia el vacío/ las suelas gastadas, las manos atadas/la puerta de entrada siempre tuvo el cartel que dijo que estaba cerrada/Uba espina clavada…” (2)
Una historia colectiva
Carolina Vaca Narvaja leyó fragmentos seleccionados que combinó con la interpretación a capella de algunos versos de las canciones: “Quien quiera oír que oiga”, de Lito Nebbia; Para la libertad, de Joan Manuel Serrat; Razón de vivir, de Víctor Heredia; Canción infantil para despertar a una Paloma Morena de tres primaveras, también de Serrat, y Volver, de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera. Dice que mientras navegaba Nosotras presas Políticas fueron “resonando en mí, palabras, frases, anécdotas, reflexiones, porque entre estas hermosas, diversas y singulares narrativas de lo que siguió al encierro, a la cárcel, surgía una historia colectiva”. (3)
Una historia donde hay pesares, esperanzas, apuestas por la vida, y también ” ¡Aparece la alegría, si!! la alegría … como el arma infalible a la que, a pesar de todo, nunca renunciaron. Esa alegría y esa trama de redes que nunca dejaron de tejer fue la que logró que sobrellevaran todas las situaciones inimaginables. Es esa apuesta por la vida y lo colectivo lo que hoy junto con la memoria, la búsqueda incansable de justicia y sus testimonios brindados una y otra vez logró que los genocidas, o al menos muchos de ellos, fueran juzgados y estén cumpliendo su condena”, afirma. Avisa que tomó “pequeños fragmentos” y aclara:”desde ya pido disculpas porque no hay nombres en primera persona: son todas ellas”, explica la actriz y docente, hija de Miguel Hugo Vaca Narvaja (h) fusilado mientras estaba preso en la Unidad Penitenciaria n°1 (ex Cárcel San Martín) y de Raquel Altamira, confinada en la embajada de México en Argentina y luego exiliada con sus tres hijos, junto a 22 familiares más.
El texto completo del trabajo realizado por la autora donde remarca que La verdad nos hace libres se puede consultar y descargar al final de la nota. Del mismo, publicamos este recorte:
“Creo que se desprende de este escrito que todo lo que hicimos lo hicimos juntas, compañeras y compañeros, y que estuvimos y estamos juntas en las buenas y en las malas. Y si bien las malas han sido muchas, las buenas también. Con encuentros, música, cantos, bailes, asados y tragos que volveremos a repetir cuando pase la pandemia”.
“Somos las que nos prometimos que “la que salga, lo cuente”. Somos las que no olvidamos. Las que no tenemos miedo de mirar hacia atrás y convertirnos en estatua de sal. Somos ex presas políticas y esta propuesta de contar lo que hicimos de nuestras vidas luego de la liberación es en sí misma un acto de memoria y de identidad”.
“Cargábamos una mochila al hombro con una historia dolorosa aún fresca en la memoria, el recuerdo de las pérdidas queridas y una familia que nos despidió llorando en el aeropuerto. Habíamos sobrevivido una vez, era nuestra obligación sobreponernos”.
“…las paredes de la cárcel de Devoto se estremecían con el golpeteo de los puños de las presas políticas. En esos tiempos, este rito solo podía significar una buena noticia: alguien salía en libertad”.
“…La libertad llegaba, no como un derecho sino como un privilegio que estaba atado a la pérdida del lugar, la familia, los amigos, los olores y sabores propios”.
“La familia y los amigos se alegraban de sabernos libres, aunque se lamentaban por sabernos lejos. Nosotros llorábamos y puteábamos, pero queríamos seguir adelante. Si habíamos sobrevivido a la cárcel debíamos poder sobrevivir al exilio que -no jodamos- tenía que ser más fácil. Y así encaramos”.
“Era difícil reinsertarse socialmente, hablar de lo vivido y convivir con el miedo de los otros. De a poquito íbamos ganando terreno en la vida cotidiana, familiar y laboral, reencontrándonos con viejos compañeros y amigos.
“La persistencia con lo social y lo político es como la sombra, no me abandona: “Ni muertas ni locas, vivas y pensantes”. Tomá (Horacio) Galíndez¡ (,,,). (N. de la R. El nombrado era jefe del penal y solía vociferar que cuando salgan iban a terminar: locas o muertas . Fue quien dio la orden de no abrir las puertas cuando los presos comunes reclamaban por un incidente menor. La masacre ocurrió el 14 de marzo de 1978. Murieron quemados 61 hombres y otros 85 con quemaduras graves).
Durante la juntada las mujeres se solidarizaron con Milagro Sala presa política de Gerardo Morales y exigieron su libertad. Gracias a la tecnología se le hizo llegar el mensaje y ella lo agradeció. “Ustedes si que entienden que la patria es el otro, ustedes si que tienen solidaridad con los que menos tienen. Patria si, Colonia no. No al pago del FMI”, expresó, en el video que circula por las redes.
Como en otras presentaciones las expresas pusieron en escena el rito final. Danzaron y cantaron entreveradas al ritmo de la música de la película Zorba el Griego de Mikis Theodorakis y la canción Bella Ciao himno de la resistencia italiana antifascista durante la segunda Guerra mundial.
Notas
2-Ver y escuchar la canción en el canal de YouTube aqui https://www.youtube.com/watch?v=5Jw9hdPYd7o
3- Textos seleccionados por Carolina Vaca Narvaja: PRESENTACIÓN NOSOTRAS EN LIBERTAD_MARZO 2022
Fotografía gentileza del Archivo Audiovisual del APM. La principal, hace referencia al poema leído y a la interpretación desde la danza. Videito Prensared.
* Periodista, egresada de la ECI-UNC. Editora de Agencia Prensared / Cispren.