En el cuarto debate del ciclo organizado por el CIPeCo-FCC, Sandro Mezzadra, Marcelo Loaiza y Belén Espoz reflexionaron sobre sociedad y pandemia en el contexto de la economía global y su afección en la sensibilidad.

Aún hoy, cuando el 2020 termina, sobrevuela la sensación de que vivimos un momento de “pausa” en la vida. De cuarentena, con toda su carga semántica. Y que esa pausa convive con el mandato a seguir adelante: No perder el año lectivo, ni la figura corporal; no dejar de ver estrenos ni de vestirse para fiestas, aun cuando no haya dónde ir. Y en ese nuevo contexto, la necesidad de reflexión en la voz y el pensamiento de: Sandro Mezzadra, profesor de Teoría Política Contemporánea y de Estudios Poscoloniales en la Universidad de Bolonia y  autor de La Frontera como método, junto a Marcelo Loaiza, profesor e investigador de la Universidad Nacional del Comahue y Belén Espoz, profesora e investigadora, directora del Centro de Investigaciones en Periodismo y Comunicación (Cipeco). Les tres compartieron sus ideas sobre el capitalismo y la sensibilidad social dentro del Ciclo Instantáneas de un presente interrumpido, ese espacio virtual y real donde afloraron ideas de cuerpos, de fronteras, de salud y de enfermedad, alternativas, disrruptivas, a lo largo de todo el año.

Realizado el 1° de junio y organizado por el Cipeco y la Secretaría de Ciencia y Técnica de la FCC, pueden escucharse aquí algunas de las ideas principales del debate. Y en el final del texto un enlace para volver a ver la charla completa. 

La pandemia es un hecho global dice Sandro Mezzadra. Y vuelve sobre la idea de esqueletos de la globalización capitalista y espacios exclusivos del capitalismo, centro de su análisis para mostrar de qué manera estos espacios se detuvieron durante el desarrollo de la pandemia en una relación que sólo tuvo un precedente similar: los atentados a las Torres Gemelas en el año 1999.

Para Marcelo Loaiza, en cualquiera de los relatos que se construyen en torno a la pandemia se sostienen las desigualdades fundantes del capitalismo, la construcción de una normalidad normativa e, incluso, las imágenes que ayudaron a sostener la cuarentena, se basan en continuidades de problemáticas ya existentes. 

Belén Espoz vuelve a la idea de fronteras de Mezzadra y, de allí despliega un análisis de los cuerpos. En las fronteras del capitalismo presente existen cuerpos y dinámicas de circulación sometidos a sensibilidades diversas, una especie de “instantánea material de sometimiento”.

Las tensiones provocadas por el virus están llevando a las sociedades procesos de reorganización de la salud, donde la idea de “lo común” debería comenzar a jugar un papel clave, diferente de lo público. Las estructuras de lo público deberían devenir en estructuras de lo común, Sandro Mezzadra. Y, a partir de estos conceptos será necesario reorganizar las políticas sociales, los salarios y las rentas. 

La pandemia hizo posible postular y cuestionar la idea de salud como una forma de gobernabilidad de los cuerpos exacerbando la responsabilidad individual como pauta para el bienestar y el cuidado social. Así, Marcelo Loaiza vuelve a poner en blanco sobre negro la idea de salud, que definitivamente hizo crisis ante la pandemia.

“Turistas de la existencia”, espectadores de nuestra propia vida. Dejar de serlo. Esa parece ser la idea final postulada por Belén Espoz. Es que, según la investigadora, los conflictos salud-enfermedad nos plantean la disputa de sentido en torno a la vida, es decir que la categoría vida no presenta una significación dada. Desde esa óptica, los medios masivos de comunicación plantean de manera liviana, y hasta despreocupada, el falso dilema entre economía y salud. Tal dilema, si se piensa al capitalismo como lenguaje universal, se diluye al realizar una genealogía que postula al cuerpo a favor de la productividad económica en cuanto significado actual sobre salud.

Escriben Carmen Cabezas y José Ignacio Stang al finalizar el encuentro: “¿Desaparece entonces el cuerpo en la virtualidad y (re)aparecen sensibilidades (des)conocidas? El coronavirus nos empujó al acentuado mundo virtual de los algoritmos en una espacialidad incorporal donde las sensibilidades que vivimos, producto de las tensiones y conflictos que (re)emergen y se (re)acentúan entre capital, trabajo y salud, nos presentan aspectos, dinámicas y dimensiones que quedan por fueras de estas lógicas. Los intercambios y diálogos, las ‘instantáneas’ que arrojaron los expositores y los participantes durante el encuentro virtual nos demuestran, una vez más, que eso que suele quedar por fuera nos da elementos posibles para buscar comprender en parte las complejas tramas que configuran las lecturas sobre lo contemporáneo”. 

Vale la idea de volver al debate completo: