Por Rodrigo Savoretti y Renata Chiacchietta *
Comienza hoy en Córdoba el juicio al ex Director de Defensa Civil de la Provincia, Diego Concha, quien enfrenta un pedido de prisión perpetua por el “homicidio calificado con motivo de abuso sexual con acceso carnal en ocasión de sus funciones” y por “violencia de género”, de lo que fuera víctima Luana Ludueña, bombera y brigadista de 26 años de edad. ¿Quién era Luana? ¿Qué espera de la Justicia su familia?
Luana Ludeña era una joven brigadista, enfermera y paramédica cordobesa, de 26 años, nacida en la Ciudad de Pilar, ubicada a 92 kilómetros de la Ciudad de Córdoba. Dejó de existir un 21 de enero de 2022, a nueve semanas de sufrir abuso sexual y violencia de género a manos del funcionario del gobierno de Juan Schiaretti, Diego Concha, sobre quien pesa una acusación por femicidio.
La fiscal de la causa, Jorgelina Gómez, sostiene que el imputado indujo al suicidio a su victima. Sin embargo, que el ex Director de Defensa Civil de la Provincia de Córdoba sea considerado o no un femicida, es lo que definirá el tribunal técnico y el jurado popular (compuesto por cuatro varones y cuatro mujeres) de la Cámara 3° del Crimen de los Tribunales Provinciales II (Fructuosa Rivera 720, Ciudad de Córdoba).
Diego Concha se encuentra preso desde noviembre del año 2021 en la Cárcel Reverendo Francisco Luchesse (Bouwer), luego de ser detenido en dos oportunidades por violencia de género de la que fuera víctima su ex pareja. La familia de Luana pudo realizar la denuncia contra Concha tras estas dos primeras denuncias y su consecuente detención. Los familiares y amigos de la brigadista exigen prisión perpetua para el acusado, pena que le corresponderá si es encontrado culpable.
El abogado defensor de la familia Ludeña, Carlos Nayi, pidió que en la causa se tome como jurisprudencia el fallo de junio de 2021 donde se condenó a perpetua al pastor evangélico Walter Insaurralde, quien había abusado de su hija Sathya Aldana Insaurralde, durante seis años. La joven, víctima de abusos sexuales desde sus ochos años, se suicidó en enero de 2020, a tres años de haberlo denunciado. El fallo adquirió un carácter nacional e histórico, ya que por primera vez un violador fue responsabilizado por el suicidio de su víctima.
La posibilidad de que Concha reciba una justa condena se entiende como necesaria y hasta urgente por los feminismos cordobeses, en un contexto nacional donde asistimos a un plan integral de violaciones a los derechos humanos a manos del Gobierno Nacional dirigido por Javier Milei, cuyas decisiones ocasionaron el desmantelamiento de las políticas de género logradas a partir de la lucha feminista.
En diálogo con el portal Qué, Cristina Caminos, madre de Luana, expresó: “Espero que se haga justicia para que mi hija pueda descansar en paz y para que nosotros tengamos un poquito de paz”.
Luana: una vida dedicada al servicio
Nacida en Pilar, ciudad cordobesa a casi 100 km de la capital provincial, Luana se destacó por su inteligencia desde temprana edad. A los 4 años ingresó a primer grado, adelantándose a sus compañeros y compañeras. El amor hacia los animales y la naturaleza es otra característica que la acompañó toda su vida. “Siempre venía con un bichito o animal a casa, especialmente con los perros, eran su debilidad”, cuenta su madre.
Abandearada en la escuela primaria, Luana dejó la secundaria y luego la retomó para darle fin a su etapa escolar y así estudiar enfermería en la ciudad vecina, Villa del Rosario, donde se recibió con excelentes calificaciones.
En su ciudad natal, la joven llevó una vida medianamente tranquila, junto a su numerosa familia (compuesta por siete hermanos), sus amigos y su bicicleta, con la que viajaba para el lado del campo pilareño, donde le gustaba estar en contacto con árboles y animales nativos. También le agradaban las motos, ya que con ellas podía viajar hasta Copina, donde residían muchas de sus amistades.
Enfermera y paramédica, la joven se convirtió en una trabajadora de la salud en el servicio de ambulancias 107 y dos años después fue una de las “esenciales”, responsable de la vacunación de personas contra el Covid-19 en el Orfeo Superdomo, en el contexto de la pandemia.
“Tenía gran vocación de servicio, siempre se preocupaba por la gente, por su familia, quería que todos estén bien. Cuando trabajaba, si a un paciente le faltaba para comprar algún medicamento, ella sacaba de su bolsillo. Era muy solidaria mi hija”, recuerda Cristina.
Al mismo tiempo, Luana ingresó al cuartel K9 de los Bomberos Voluntarios de Pilar, donde entrenó a Ciro, el perro que -según su madre- era para ella como un hijo. El can estaba entrenado para encontrar personas con vida en situaciones de desastres naturales o artificiales, siendo reconocido por el Ministerio de Seguridad de Nación. Además, la joven también tenía a cargo a Sena, otra perra que había comenzado a adiestrar con el mismo objetivo: rescatar vidas humanas.
“Hubo un Gobierno que lo avaló”
Desde su disrupción con el “Ni Una Menos” en el año 2015, los feminismos vienen insistiendo con mayor visibilidad en la esencia estructural del sistema patriarcal, cuyas lógicas y violencias se encuentran en todas las áreas de lo social y lo político, siendo los gobiernos y los estados responsables de dichas violencias, como también de las políticas que se orienten a combatirlas.
Antes de ser imputado y encarcelado, Diego Concha gozó durante 25 años de diferentes cargos jerárquicos, cuyo desempeño es cuestionado al día de hoy por su evidente y machista accionar, como también por su negligencia y abuso de poder.
Jefe del Cuerpo de Bomberos de Icho Cruz durante 25 años, el hijo de bomberos reconocidos de la mencionada localidad fue designado por el entonces gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, como responsable de la Dirección provincial de Protección Civil (luego llamada Defensa Civil), cargo que ocupó en la última década, renovado por decisión del también ex gobernador peronista Juan Schiaretti.Los colectivos feministas y las brigadas forestales comunitarias siempre fueron críticas de su labor, debido a la evidente negligencia y responsabilidad en los incendios forestales ocurridos en 2020 y 2021, cuando se quemaron más de 400.000 hectáreas, así como también en las supuestas búsquedas de mujeres desaparecidas durante su gestión, como Cecilia Basaldúa o Mariela Natalí, ambas encontradas sin vida, víctimas de asesinatos.
El viernes 26 de noviembre del año 2021, el gobierno de Schiaretti a través del Ministerio de Seguridad, por entonces a cargo de Alfonso Mosquera, también denunciado por violencia de género, publicó un tweet donde informaba la aceptación de la renuncia de Diego Concha. Los motivos de dicha decisión, eran “personales”, según hacían entender a la ciudadanía el funcionario y la administración cordobesista. Horas después, Concha sería imputado.
En una nota publicada ese año en el sitio “Sala de prensa ambiental”, titulada “Chau Diego, no te vamos a extrañar”, el periodista Daniel Díaz Romero expresó: “El Gobierno provincial se lo sacó de encima antes que lo detuvieran, hablando en criollo. Diego Concha fue, durante demasiado tiempo, la cara de los incendios en Córdoba; un narrador impávido de la mayor tragedia socio-ambiental en esta provincia. Pero también, el rostro cómplice de un gobierno sospechado -irremediablemente- de dejar avanzar múltiples incendios simultáneos a los que siempre acudió a destiempo. Bombero con décadas de experiencia, no podríamos decir que no sabía acerca de estrategias para combatir los incendios. Supo, pudo pero no quiso y la evidencia está presente en la tragedia de cada una de las personas y lugares asolados por el fuego durante su gestión”.
Cinco muertes causaron los incendios intencionales de aquellos años y una muerte por la inundación en Sierras Chicas. Sin embargo, el denominado “cordobesismo” lo mantuvo siempre intacto en su lugar, siendo éste una pieza fundamental para sus planes y políticas extractivistas.
El fin de Luana Ludeña, joven idónea para ocupar, por ejemplo, el cargo de Concha, no hace más que dejar en evidencia que la complicidad y la responsabilidad exceden a un solo funcionario, y responde más bien a lo que Romina Corbalán, integrante del Colectivo de Mujeres y Disidencias de Pilar, entiende como una “cuestión patriarcal estructural y sistemática”. “No es un hecho aislado. ¿Por qué pudo pasar lo sucedido? Porque hay todo un entorno, un contexto, un Gobierno que lo avala, reproduce y permite”, denuncia la activista.
Según la joven, Concha utilizó su cuota de poder para abusar de una persona que estaba bajo su autoridad, lo cuál le parece “una gravedad absoluta”. A su vez, tanto Romina como Cristina, remarcan la complicidad de los varones y el pacto de silencio cuando suceden las violencias de género hacia mujeres y diversidades.
“Vi día a día morir a mi hija. Yo la oí decir ‘mamá, no quiero vivir más, me arruinó la vida. Mi vida ya no es mi vida’, yo le veía derrumbarse día a día. Con miedo, con dolor por lo que le había sucedido, con miedo por las amenazas, miedo a que la mataran, miedo a que le hicieran daño a alguien de la familia. Ese miedo la mató. Este tipo la destruyó y con ella a toda la familia”, acusa la madre de la brigadista.
En este sentido, no se puede dejar de mencionar la responsabilidad en el suicidio de Luana de su ex pareja, el bombero Emilio Conti, a quién Concha le sugirió que extorsioanra a la joven para que diera de baja su denuncia. Las amenazas, el miedo y la violencia total, empujaron a la joven a la decisión de quitarse la vida. Así lo entienden desde su entorno y también desde la fiscalía.
“Ella tomó la decisión de quitarse la vida, pero se toman en cuenta los antecedentes. Es decir, no es que de la nada se toma esa decisión, sino que ella fue empujada a esa decisión. Primero recibe el abuso sexual, despues pasa por todo un proceso, hasta que se anima a denunciar. Una vez que logra denunciar, recibe hostigamiento internamente dentro de Bomberos, en el entorno de Diego Concha. Ella recibió mucha presión, amenazas, no la dejaban volver a su trabajo,y todo eso la fue empujando a tomar esta decisión, al no sentirse amparada sino más bien violentada”, describe Corbalán.
La familia Ludeña denuncia que Concha es solo uno más en la cadena de responsabilidades sobre la muerte de su hija. “Hacia arriba y hacia abajo, desde el Gobernador hasta el cuartel de bomberos de Pilar, son todos responsables en permitir que sucediera la muerte de mi hija. No es sólo Concha, el Gobierno también es responsable”, plantea su madre.
A finales de agosto sabremos si la Justicia provincial está a la altura de las demandas sociales o si el peso de la corporación política la inclinará a garantizar la impunidad de los femicidas.
* Estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Social de la FCC-UNC, en prácticas en el proyecto “Cobertura periodística de juicios con impacto social”, coordinado por Alexis Oliva.