Córdoba perdió dos ámbitos emblemáticos para el tango. En abril, cerró “El Arrabal”, tanguería de pura cepa con música en vivo, milongas y clases. A su vez, la radio “Tiempos Viejos” transmitía 24 horas de tango pero hace más de un mes dejó de sonar.
Por Sofía Jalil, estudiante FCC. Tanguera y ex-trabajora del Arrabal.
Las callecitas del centro tienen ese qué se yo … ¿viste? Sábado por la noche en el centro de la ciudad. Es comienzo de junio, el cielo está despejado y el frío cala fuerte en los huesos. Desde lejos se escuchan los compases de un bandoneón. Frente al mástil de la Plaza San Martín, hace 11 años que los amantes y curiosos del tango se juntan a bailar o sólo mirar. Lo único que puede impedir el encuentro es la lluvia.
Por pasión y con mucho pulmón (sin ayuda del municipio), los organizadores llegan, montan los equipos de música y distribuyen los parlantes circularmente para sonorizar una imaginaria pista. Hay un par de sillas de plástico, y qué importa sentarse, si lo importante es bailar. Quien se acerca al lugar, es convidado con chocolate caliente y galletitas. “Contra este frío, nada mejor que un abrazo” alude un milonguero que, de paso, invita a bailar.
Esta noche es diferente a las demás. Dos jóvenes musicalizan con vinilos. Ellos son Armando Pastorino y Pablo Maldonado. Desde diciembre del 2015 son “El Vinilazo Tango Dúo”. “Tomamos el concepto de la milonga y lo llevamos al vinilo”, afirma Armando. Hoy están aquí; mañana, quién sabe. Por el momento, tienen organizada una gira por Europa. “Nos quieren contratar pero nosotros somos itinerantes”, concluye Pablo, vestido de tanguero para la ocasión. En la plaza, la milonga comienza a las 22 y sigue hasta las 2.
Poner el lomo
La milonga es una reunión informal de danzarines y curiosos del tango. Generalmente transcurren en un clima ameno, casi como en una reunión de amigos. Además, milonga es un género musical del tango. Divertido y picarón, difiere de la faceta melancólica del tango canción.
Es martes por la noche en barrio Güemes, recién finaliza la clase en Tsunami Tango y los milongueros comienzan a sacarle viruta al piso.
Andrés Palacio Sciabarrasi está detrás del mostrador vendiendo unas pocas bebidas que adornan las mesas. Cuenta que además de tango, hay salsa y bachata. “Tenemos la esperanza que se pasen al tango pero la salsa permite que el lugar se sostenga”, dice. Porque a los milongueros no les importa beber, les importa bailar.
“El lugar está consolidado como referente”, afirma Andrés, quien hace 11 años sostiene el espacio. “No se recibe ayuda de nadie”. Con entusiasmo Andrés remarca “la difusión que da la Radio Universidad a la milonga de la UNC” ya que “nos pone en el mapa”.
En abril pasado El Arrabal cerró sus puertas y para Sciabarrasi significó “una pérdida”. “Era el faro visible de tantos años, ahora hay un hueco para abajo. No tanto por el espacio sino como referente turístico del tango en la ciudad”. (Ver Cerró el mítico arrabal…)
El bendito abrazo
“El tango es un viaje de ida”, relata Maxi. Tiene 34 años y comenzó a bailar hace dos. “Bailar tango es algo incierto e imprevisto. En esta malentendida era de la comunicación con la máquina o el celular, el tango te propone algo bendito, que es estar cerca del otro”, reflexiona. Otro habitué milonguero, Leonardo, agrega: “el baile es único, hay un diálogo, una pregunta y una respuesta. Se baila abrazado, es terapéutico. Es sentir al otro, lo otro es diferente”.
Para Leo la situación del tango en la ciudad del cuarteto es difícil: “La juventud escucha música de cuarteto o extranjera. Igual, si les preguntás por el tango, lo respetan. Es música popular hecha por músicos clásicos”. Mientras, para Maxi la actual situación del tango “es rara”. “Llegó a un apogeo y le cuesta mantenerse” dice.
En diálogo con milongueros, la perplejidad por la pérdida de El Arrabal está presente en todas las conversaciones. “Empecé a bailar allí hace 8 años. Antes te tomabas un taxi, o la gente, te mandaban al Arrabal para ver o bailar el tango. Era un lugar excelente”, dice Leonardo, quien de día viste traje y es corredor inmobiliario, mientras por las noches frecuenta las milongas de la ciudad.
Matías tiene 30 años, estudia abogacía y trabaja para una empresa de telefonía celular. Cada vez que escucha tango en la radio, los pies le piden bailar. Por eso empezó a tomar clases. “Falta mucho desarrollo, propuestas y horarios”, afirma. “El cierre de El Arrabal deja una laguna cultural muy grande. Debería volver”.
“Últimamente escucho radio Malena, de Buenos Aires. La que está en Córdoba anda mal. Hace días que no la puedo escuchar por internet” dice.
Ruidos en el dial
“De un día para el otro se cortó la luz, luego internet. El dueño se cansó de golpear puerta… Nunca nos comunicaron nada”, dice María Fernanda Corda, locutora en la radio Tiempos Viejos 105.7 FM.
Ella tiene una larga trayectoria comunicando el tango en Córdoba. Comenzó hace 12 años, primero en LV2, luego del cierre pasó a Mitre hasta llegar a la desaparecida Tiempos Viejos que también transmitía online. “El tango si no estás encima, se cae. La radio sufrió una lenta agonía” comenta.
“Sentimos que no estamos incluidos. Esto también lo padecen los músicos de jazz y blues, acá no le dan bola” dice y ejemplifica con Cadena 3, que “ni siquiera tiene un programa exclusivo de tango… ponen en algunos programas como para decir ‘bueno, cumplimos’ y listo”.
La ley del tango
- Se aprueba la Ley del Tango a nivel Nacional.
- En Capital Federal se legisla la “ley del tango”, mientras en Córdoba ni existía el rubro “tanguería”. El Arrabal se inscribe en ese año como la primera de la Capital, la segunda es Tsunami. Esta carátula permitió diferenciar a la actividad del rubro bar.
- En Mendoza, la ley 6.806declara al tango como “parte integral del patrimonio argentino”, promulgando su difusión y sus actividades, para así resguardar a los lugares donde se lo baila. Por su parte, en el 2009, la Unesco reconoció al tango como “patrimonio inmaterial de la humanidad”.
El vacío legal cordobés es un problema para los tangueros. Tantos para los propietarios de espacios como para los organizadores de milongas e incluso profesores, músicos, bailarines y estudiosos del mismo. “Son claras muestras del ninguneo del gobierno”, denuncia María Fernanda Corda, la voz femenina del tango. “No entiendo por qué se apoya a espectáculos masivos que no lo necesitan. Como Abel Pintos, con el solo nombre ya convoca. ¿Por qué no apoyan a géneros que sí lo necesitan?” finaliza.
El tango es cultura viva y no se mantiene quieto a la espera de una ley. El tango se baila, se enseña y se puede escuchar en diferentes lugares de la capital cordobesa como así del interior provincial. Toda aventura comienza con un sí: ¿bailamos un tango?
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