ddp 8Un medio de comunicación en Complejo Esperanza para la promoción de derechos.

Por Nereo Magi. Egresado ECI UNC.

“¡Tumbando rejas!” se llama la publicación de la Comunidad Educativa Complejo Esperanza, espacio que surge en 1995 para acoger a chicos y adolescentes en situación de conflicto con la ley penal.
En la actualidad, la institución brinda capacitación y educación, con el objetivo de ofrecer oportunidad de igualdad a casi 200 chicos que se encuentran en situación de vulnerabilidad económica y social.
Diego Ceballos es coordinador pedagógico y uno de los responsables de esta publicación;  en esta entrevista desarrollada durante la Jornada de Periodismo en la ECI cuenta cómo surgió la necesidad de crear un medio de comunicación, habla acerca de los estigmas que padecen los jóvenes y explica el por qué de la necesidad de generar espacios que brinden las mismas oportunidades para todos.

 ¿Cómo surge la idea de contar con una revista?

La revista surge como iniciativa de una profe de Ciencias Sociales, Leticia Barrero, que planteó la necesidad de trabajar con los chicos cuestiones de Derecho, luego de las leyes de protección de niñas, niños y adolescentes, que dejaban de ser “objetos” de derecho para ser vistos como sujetos.
Inicialmente se abordaban contenidos relacionados al Derecho, articulado con la materia Ciencias Sociales. Con el tiempo creció a nivel proyecto institucional, hasta incluir a las tres escuelas: Pablo Freyre (primaria de adultos), María Saleme de Burnichón (secundaria de adultos) y el IPEM 124.
Lo que tratamos es involucrar a los docentes para que desde los espacios áulicos se incentive a los jóvenes a participar en los contenidos que se plantean para el año. Para eso generamos talleres de capacitación e información para los chicos, ya que la población de los mismos se modifica año tras año y no todos tienen conocimiento de la existencia de la revista, donde tratamos de reflejar la opinión y la realidad de los chicos. Hoy la revista es un medio que nos permite salir hacia la sociedad.

Desde el punto de vista editorial, tratándose de chicos con causas penales, ¿ustedes tienen alguna limitación para la producción de la revista?

Si, exacto. Tratándose de chicos en esta situación, no podemos mostrar su identidad, y eso es una cuestión importante con el tema de las fotografías. Siempre tratamos de que ellos estén presentes en las fotografías, más allá de que luego tenemos que editarlas de manera tal que sus rostros no puedan ser identificables. Muchas veces, luego de la publicación de la revista, los chicos se buscan en las fotos, y cuando no se encuentran, nos preguntan el motivo. Les explicamos que no podemos publicar todas porque son muchas, pero tratamos de que todos ellos estén.

¿Cuál es tu percepción acerca del Estado y sus políticas de inclusión?

Hay cada vez menos políticas sociales y más políticas punitivas. Las políticas sociales que necesitamos, en Córdoba en particular, y en otras provincias en general, tienen que trabajar para la erradicación de la pobreza. Por ejemplo, las mejoras que se están realizando ahora en el Complejo Esperanza, tuvieron que llegar luego de un recurso de Habeas Corpus…

¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan los chicos ?

Hoy creo que las luchas territoriales, entre bandas, que generan ataques y venganzas, son tremendas. Hay heridos de arma blanca y arma de fuego, y muchas veces chicos que mueren en esas peleas.
La droga también es parte del problema, si bien en la mayoría de los casos estos chicos son simples consumidores. Justamente ese es el problema, ellos son la consecuencia del negocio de otros, que se enriquecen y cuentan con todo tipo de protección, para seguir la venta y el comercio.
La realidad es que la sociedad en todos sus espacios, desde los medios, en su cultura, etc. alienta el consumo en todas sus formas, y muchas veces para estos jóvenes, es una frustración constante el no poder acceder a un par de zapatillas, a una remera de tal marca…
También es cierto que, ante una situación con la ley, no son juzgados con la misma vara que otros que son más rubiecitos, o son “hijos de”; y que padecen día a día los prejuicios de la sociedad y de la policía.-